Políticas

11/8/2014

Capitanich, socio de Pignanelli y capitán del lock out


El jueves 7 Lear decretó un lockout por 15 días. Cierra sus puertas y suspende a todo el personal, aduciendo que no puede “garantizar las condiciones de seguridad” de sus trabajadores. La medida busca disipar una lucha de los despedidos que logró parar varias veces la planta por semana. 


 


Capitanich atacó la huelga acusando al Partido Obrero de haber impulsado el cierre de la fábrica, obstruyendo “el funcionamiento de la economía y la actividad de las empresas”. Un ataque destinado a ocultar la completa complicidad del gobierno con el pulpo norteamericano. En primer lugar porque rigiendo un “cepo de importación”, Lear ha provisto fluidamente de los cables a Ford mediante importación. Ahora mismo los obreros denuncian que 17 contenedores de la empresa están en el puerto.


 


El Ministerio de Tomada no garantizó el ingreso de los delegados impedidos de entrar a planta, a pesar de 12 fallos favorables de la justicia en ese sentido. El poder ejecutivo de Capitanich sólo garantiza, con la gendarmería de Berni y la infantería de Scioli, el “despeje” de la zona y la panamericana ordenado por la justicia penal. 


 


El lock out apunta a profundizar un vaciamiento en el que Debora Giorgi y Capitanich miran para el costado. Es un “sobre llovido mojado” que se suma al desplome de la producción automotriz y su ola de suspensiones y despidos.


 


Los obreros, tras meses de lucha, han reaccionado combativamente afrontando el lock out como una nueva etapa. La empresa despilfarra recursos durante todo el conflicto para imponer una reestructuración antiobrera y ahora paga el 100% -como precisó, conocedor, Capitanich- a los obreros suspendidos para separarlos de la influencia diaria de la comisión interna y los despedidos en lucha.


 


Este detalle habla del nuevo campo en que se desenvolverá la lucha, donde el contacto con los trabajadores suspendidos será todo un objetivo para sumarlos a la perspectiva de lucha contra el vaciamiento y eventual cierre de su fuente de trabajo. De hecho en muchas ocasiones el sector que ingresó a planta no superó las cien personas de un total de 450 que revistan en el único turno que hoy tiene la planta luego de la amputación completa del turno tarde.


 


El ataque de Capitanich muestra que se pretende intimidar con el cierre, para reabrir sobre la base de una derrota. Y, llegado el caso, según sean los planes patronales, para intimidar al resto del movimiento obrero, culpando del cierre a los que luchan. Pero debe ser aclarado sistemáticamente a la opinión pública y al movimiento obrero que el vaciamiento de Lear Corporation viene, al menos,  desde hace un año. Hubo, antes de las suspensiones y despidos, 180 “retiros voluntarios” a diciembre del año pasado, y los delegados denunciaron la presunción de importación de mazos de cable en ese período desde Filipinas, Honduras y otros orígenes donde la multinacional tiene algunas de sus 20 plantas en el mundo.


 


Capitanich dice que el justicialismo es el partido de los trabajadores y el PO el de los capitalistas. Pero sus “obreros” son los Pedraza, los Gerardo Martínez y, en este caso, Pignanelli. La burocracia sindical del Smata actuó con métodos lopezrreguistas durante todo el conflicto y ha declarado que prefiere el cierre de la fábrica antes que la continuidad de un cuerpo de delegados que no le responde y se mueve según resoluciones de asamblea de fábrica.


 


En estos puntos consiste, precisamente, el derrumbe progresivo del peronismo entre las filas obreras y el progreso, luchado pero evidente, del PO y el FIT. El PJ de los Cristóbal López, la Barrick Gold, la banca acreedora, los Lear y los Milani, cada día corresponde menos a las tendencias más avanzadas de los trabajadores y en particular de su juventud.


 


Por primera vez el 8 de agosto, día de comienzo del lock out y de la manifestación y represión brutal contra la caravana en la panamericana, el Ministerio de Trabajo, mandó un inspector que “constató” que el delegado Gustavo Troccaioli es impedido de entrar. Ante la avalancha de fallos judiciales a favor del cuerpo de delegados, hubo que hacer algo, pero esperaron el cierre patronal para hacerlo. Todo una tramoya. Pero que habla de las dificultades en las que está poniendo la tenacidad de la lucha obrera a las “instituciones” involucradas, explotando sus contradicciones. De hecho, la patronal no dejó entrar a “Trocca”, pero prometió hacerlo no bien “se normalice la producción”, otra echada de lastre.


 


Durante la jornada de lucha en la puerta de Lear, con decenas de organizaciones, obreros y jóvenes, una caravana en la Panamericana se disponía a marchar a la fábrica Johnson Control -bloqueada contra un despido y que obligó a parar por unas horas la Ford- ante lo cual la gendarmería montó una provocación, reprimiendo a compañeros dentro de sus autos y deteniendo a cuatro de ellos en forma brutal.


 


Nuevas iniciativas se realizan ya, y otras se discuten. Un festival por el día del niño para los huelguistas, un nuevo festival solidario más adelante, se refuerzan y amplían las actividades por el fondo de huelga –la Coordinadora Sindical Clasista ha entregado colectas varias de distintos frentes-, se preparan nuevas acciones. En este plano es de gran importancia una iniciativa lanzada por el Sutna San Fernando para marchar el 26 de agosto, por los despidos y suspensiones, ganancias y demás reivindicaciones, en conjunto, con todos los sectores en lucha, ante la defección de las burocracias que levantaron sin fecha el paro nacional. Una muy buena iniciativa que ayudará no sólo en Lear, también en Emfer, además de a los docentes en lucha, desde luego a Fate que acaba de parar por un accidente, a los gráficos de Donnelley amenazados de despidos y a todo el movimiento obrero. Manos a la obra. Apoyemos con todo esta gran lucha movilizando masivamente.


 


Néstor Pitrola