Casi desde el comienzo de la jornada de ayer, los trenes de Once a Moreno sufrieron atrasos. En la tarde, sólo funcionaban de Castelar a Once y, alrededor de las 21, toda la línea quedó fuera de servicio por falta de energía eléctrica.

 

En la estación Castelar, muchos usuarios indignados quemaron basura en los alrededores de la estación. En el hall de Once, los pasajeros varados intentaron romper los molinetes y vidrieras de los locales.

 

La causa de esta falla eléctrica es la falta de inversión y mantenimiento en el sistema durante mucho tiempo. La vieja red de cables de alimentación está sobrecargada porque hay usinas que se están reparando, como la de Ciudadela, que está fuera de servicio, por lo cual está soportando tramos muy largos (de Ramos Mejía a Villa Luro) con tránsito simultáneo de dos o tres trenes. Esa sobrecarga de tensión abrió los cables y produjo la caída del sistema.

Los voceros oficiales de Trenes Argentinos no brindaron información al público porque atribuirle la responsabilidad al vaciamiento operado bajo el kirchnerismo pondría en evidencia que la actual gestión no fue capaz de prever estas fallas.

 

Algo similar a lo ocurrido hace exactamente un mes en la Línea Roca, cuando se interrumpió el servicio de trenes eléctricos entre Temperley y Plaza Constitución debido a la rotura del cable sostén de la línea de catenaria (el cableado que transmite la energía eléctrica que permite mover las formaciones) y la explosión de un transformador en Banfield.

 

La renovación tecnológica que promete Macri por 14.000 millones de dólares a costa de nuevo endeudamiento estatal sólo se sostendrá en el tiempo con una constante tarea de mantenimiento. Para eso, se requerirá la incorporación masiva de personal con capacitación técnica. Lo contrario que el macrismo está llevando adelante: "retiros voluntarios" de trabajadores con antigüedad, planes de "ahorro" de personal. Por este camino, los "beneficios" de la inversión serán efímeros y sólo le quedará al pueblo argentino la loza del endeudamiento.