Central Obrera Boliviana, un apéndice del Gobierno | Movimiento obrero boliviano en crisis

La crisis capitalista apenas ha llegado a Bolivia, pero los trabajadores ya sufren las consecuencias. Ante la caída de los precios de los minerales, desde diciembre de 2008 hasta la fecha, la transnacional Sinchi Wayra despidió a 1.277 mineros de los 3.500 que trabajan en la empresa. Otros cientos de mineros han recibido cartas de preaviso, pues 14 empresas privadas han anunciado cesantías para 2009.

Mientras el panorama se pinta devastador para la generalidad de los trabajadores, la Central Obrera Boliviana (COB) no logra salir de la crisis en  que se ha sumergido, luego del duro golpe que representó el decreto neoliberal 21060 (de 1985) para la clase obrera boliviana. La relocalización de más de 20.000 mineros que durante años fueron la vanguardia  de los trabajadores debilitó al órgano sindical.

Sin embargo, ésa no ha sido la única causal. Pesa también la ausencia de una organización política independiente, lo suficientemente capaz de orientar y dirigir las constantes luchas de las masas bolivianas. Su actual dirigencia ha sido tomada por una burocracia totalmente degenerada y servil, no sólo al gobierno de turno sino también a la patronal y a los cívicos autonomistas, como sucede con la Central Obrera del Departamento (COD) de Santa Cruz.

El terrorismo

Este Primero de Mayo debió ser una jornada de protesta contra los despidos y contra la crisis generada por los capitalistas. Pero la COB convocó a los trabajadores a marchar contra el terrorismo y en respaldo del gobierno. Es más, a la cabeza de la movilización y junto al máximo representante del ente obrero, Pedro Montes, estuvo el mismísimo presidente de la República, Evo Morales, para que no hubiera duda de lo que ya habíamos observado con anterioridad: la burocracia sindical ha roto con el principio de independencia y no es más que un apéndice del Movimiento Al Socialismo (MAS).

“Nos pueden acusar de oficialistas, nos pueden acusar de masistas, pero jamás nos van a decir fascistas”, dijo Montes ante la contramarcha organizada por sectores como el Magisterio Urbano de La Paz (POR), los anarquistas y el Partido Socialista.

Dada la bancarrota capitalista que se traduce en despidos, recortes salariales y de beneficios sociales, corresponde resaltar que el principal enemigo de los trabajadores bolivianos no es el terrorismo. Pero la COB se presta al juego del gobierno, que desde octubre de 2003 (entonces como partido) se ha dedicado a desviar y distraer a las masas en elecciones y referendos.

No era un secreto para nadie que los cívicos derechistas de la “media luna” se armaban hasta los dientes y se involucraban en planes desestabilizadores. Ya hubo indicios y lo corroboramos en septiembre de 2008, con el intento de golpe y la masacre en Pando. Pero el MAS, en calidad de gobierno, les ha salvado la cabeza acudiendo a su rescate cuando el cerco campesino avanzaba a paso firme hacia la ciudad de Santa Cruz. El gobierno, que hoy se victimiza, acudió a su rescate, desmovilizó a los marchistas y pactó con los conspiradores no solamente un artículo que favorece a los latifundistas en torno a la tierra, sino también una ley electoral acorde a la exigencia de los golpistas y en desmedro de los indígenas ¿Qué hará mañana el gobierno con los que hoy denomina “terroristas”?

Entretanto, sólo hay certeza de que la dirigencia de la COB ha perdido el norte, abandonando la lucha por la defensa de los trabajadores y sus reivindicaciones. En cambio, acude a la defensa de un gobierno que no escatima esfuerzos en pactar y tranzar con los separatistas, de la misma manera que lo hace para reprimir a mineros, normalistas y ropavejeros.

Las condiciones están dadas

Ante el desmoronamiento del capitalismo y el avance galopante de una crisis que se pretende hacer pagar a los trabajadores, se generan las condiciones para avanzar con el proceso revolucionario y profundizar las consignas enarboladas en octubre de 2003. Para ello, y para superar el freno impuesto por el MAS, para aplastar a la derecha fascistoide y para barrer a la dirigencia sindical burocratizada, urge la construcción de una alternativa proletaria independiente que enarbole el programa revolucionario de la clase obrera y que involucre a todos los explotados.

Mila (Santa Cruz de la Sierra)