Políticas

29/12/2016|1443

CGT, la nueva estrella de la coalición del ajuste


El brindis en Olivos con la CGT, como postal de Navidad, refleja algo más que un presidente agradecido por la enorme entregada del impuesto al salario.


 


La CGT fue más allá que los gobernadores en alterar las escalas y alícuotas, de manera que el costo fiscal de elevar 8 puntos el mínimo no imponible (MNI) se compensa con un mayor gravámen para los que pagan. Desapareció el 2% para los que pagan por primera vez y las franjas de 20.000 pesos por año -unos 1.700 pesos por cada uno de los trece meses- para saltar de categoría, son muy pequeñas. La famosa tablita de Machinea, traída a valores de hoy, aumentaría 19 veces -o sea por franjas de 190.000 pesos para cambiar de porcentaje en la alícuota. Por este mecanismo es que en las primeras escalas se pagará más en la versión que ahora es ley, que lo que estaba previsto en el proyecto inicial del macrismo. Además, pagarán Ganancias el aguinaldo y las horas extras.


 


Por lo bajo, distintos diputados sindicales masticaban su incomodidad cuando hicimos sonar esta denuncia en el debate de Diputados, en la aprobación final, cuando sólo nos dieron cinco minutos con el objetivo de archivar todo rápido. Por su parte, el kirchnerismo se ausentó para no tener que explicar lo inexplicable: su desacuerdo con la política que llevaron adelante ellos mismos durante años la confiscación del salario.


 


La CGT no sólo pactó legitimar por ley la continuidad del impuesto al salario. También le ha puesto un techo implícito a las paritarias del orden del 23% que aumentaron los mínimos no imponibles. Una miseria si consideramos el potencial inflacionario de 2017 y la pérdida de 10 puntos promedio de 2016.


 


Pero la foto de Olivos implica más. La CGT quedó en el centro de la escena de la entrega de Ganancias y en el centro de la escena política como salvavidas de Macri. El rol que cumplieron Massa, Bossio y el FpV del Senado todo el año, se alteró con Ganancias. Saltaron al ruedo los gobernadores peronistas, pero divididos, todo el peronismo no alcanzaba para consagrar el golpe a tres millones de contribuyentes, entre trabajadores, monotributistas y jubilados.


 


Macri lo ha puesto en palabras: “La CGT tiene que ser el interlocutor central del peronismo”. Las fracciones del PJ que avalaron el pacto con los fondos buitre, el blanqueo de capitales, las rebajas de impuestos a las automotrices, el Presupuesto 2017 y toda la política de ajuste contra las masas, no le alcanzan a Macri, cuando se acercan tiempos electorales. Por otro lado, no hay resultado en las próximas elecciones que altere la condición de minoría parlamentaria de Cambiemos. La gobernabilidad del ajuste requiere más.


 


Eso se vio con la convocatoria a la Mesa de Concertación fogoneada por el Papa, como factor de contención social. Pero la CGT ahora es convocada como interlocutora política para las tareas próximas de la descarga de la crisis sobre los trabajadores: reforma de las ART, revisión de convenios colectivos, reforma jubilatoria (que ya requiere el FMI). Y, por sobre todas las cosas, la CGT es convocada ante la potencial crisis social que plantean la tendencia devaluatoria y el agravamiento del déficit fiscal por el reforzamiento global del dólar y el aumento de las tasas de interés internacionales.


 


Este papel de la burocracia sindical coloca un clavo más en la crisis del peronismo y del kirchnerismo. El moyanismo, su último movimiento de cierto alcance popular en las filas del movimiento obrero, siguió pulverizándose en esta crisis. El “parito” del transporte por Ganancias fue un estertor de aquella realidad.


 


El campo político y sindical del Frente de Izquierda es enorme si intervenimos en cada batalla marcando una perspectiva política: la irrupción del movimiento obrero en la escena nacional como fuerza social y como alternativa política ante el ajuste, desenvolviendo un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.


 


El triunfo de los investigadores del Conicet, de la mano de los Jóvenes Científicos Precarizados, con los métodos de la unidad de todo el Conicet, de la asamblea general, de la ocupación y el piquete, marcan el camino cuando faltan sólo horas para el fin del año. Vamos por un 2017 de los trabajadores y la izquierda.