Políticas

30/7/2019

Chubut “spoilea” la crisis nacional

La provincia de Chubut “spoilea” los próximos capítulos de la crisis nacional. En paralelo a la creciente lucha de estatales y docentes por los cobros atrasados de salarios y jubilaciones, el incumplimiento de acuerdos paritarios y el corte de prestaciones de su obra social, la prensa nacional e internacional ha puesto de relieve lo que está en la base del ajuste: el futuro de una deuda pública provincial de más de 1000 millones de dólares, su reestructuración o su defol. La posibilidad de una reestructuración de la deuda con el FMI es algo que baraja la totalidad del arco político patronal, de Macri-Pichetto a los Fernández y Lavagna-Urtubey, por ello, los acontecimientos en Chubut son seguidos de cerca tanto por los mercados, como por los candidatos del Fondo. El punto más candente de la crisis política se vive por estas horas en la capital provincial, Rawson, donde el Concejo Deliberante ha solicitado la renuncia de la intendenta Rossana Artero (vinculada al gobernador Mariano Arcioni), producto de la falta de pago a los municipales (no se recogen los residuos hace tres semanas y la ciudad está en emergencia ambiental), los ataques de Cammesa con reducción de potencia energética producto de la deuda de su cooperativa, y las constantes movilizaciones y piquetes de estatales, docentes y la Uocra, frente a Fontana 50, la Casa de Gobierno.  



En relación a la deuda, por estos días la agencia Bloomberg publicó un artículo sobre la posibilidad de una “reestructuración” anunciada por funcionarios provinciales, que retomó Perfil; el periodista Jorge Asís emitió un tweet que sugiere la llegada de una “cuasi-moneda” a la provincia; la calificadora Barclays emitió un informe donde se refirió a Chubut en términos explosivos: la necesidad de financiamiento de Chubut es 12 veces superior a sus ingresos corrientes, y a su vez, junto a la provincia de Buenos Aires, tiene la deuda dolarizada “más expuesta a tener acceso limitado al mercado”.  


Breve historia de una deuda


La base material de la deuda pública en Chubut es la industria hidrocarburífera. Los fondos de inversión ven como “muy seguros” estos bonos de provincias como Chubut, Neuquén o Mendoza, porque están asegurados con regalías en dólares. Es lo que tanto los economistas como los políticos patronales de la provincia denominan el “calce”. ¿En qué consiste? Las operaciones de deuda se contraen entre el gobierno provincial que emite los bonos, los fondos de inversión y los fideicomisos. Los ingresos por regalías que pagan los vencimientos ni siquiera pasan por la provincia, se “debitan automáticamente” al fideicomiso y de allí cobran los acreedores. El petróleo en Chubut viaja del pozo a los acreedores de la deuda pública en dólares: un “calce” capitalista perfecto. Salvo porque los ingresos por regalías petroleras están atados a variables que el gobierno provincial no controla: el precio internacional del barril (atado a la crisis capitalista mundial), el volumen de producción de las operadoras (privadas en su mayoría) y el valor del tipo de cambio (a mayor devaluación, mayores ingresos en pesos y visceversa).


El 83% de la deuda está nominada en dólares, y la necesidad de refinanciamiento es de 700 millones, con una extensión de los plazos hasta 2047 (para graficar más aún el “calce”: la misma fecha en que vence la concesión de la petrolera Panamerican Energy de los Bulgheroni en Cerro Dragón). Con vencimientos trimestrales entre capital e intereses de 30 millones de dólares (162,3 millones en 2019 y casi el doble esperado para 2020), se da un fenómeno similar al débito automático adherido a la cuenta sueldo para pagar la tarjeta de crédito, a medida que suben los intereses el restante para los gastos corrientes es cada vez menor. El desarrollo de este mecanismo de emisión de deuda atada a las regalías petroleras conforma un negociado entre gobiernos provinciales, fondos de inversión y operadoras, que paga la clase obrera en Chubut con ajustes cada vez mayores.


La investigación de la deuda provincial se funda además en un dato: el 70% de la deuda (Bono BOCADE de u$s 650 emitido por la gestión Das Neves con un interés de más del 7%) no se sabe en qué fue utilizada. Hecho que incluso ha sido motivo de pedido de informes (autoencubridores) en la legislatura provincial. Un informe de una calificadora de riesgos británica FixScr de julio de 2018, con la que trabajó la provincia hasta esa fecha… indica que esos fondos fueron para cancelar deuda no declarada que constructoras y provedoras de medicamentos "facturaron" al Banco Chubut. La deuda asegurada con regalías sería además un mecanismo ideal para hacer negocios con la "patria contratista" y enriquecer a las camarillas gobernantes. Las causas provinciales "El Embrujo" y "Revelación" en relación a corrupción con la obra pública en 2016 y 2017, hasta el día de hoy empantanadas, en retrospectiva también fueron un "spoiler" de la causa de los Cuadernos.


“¿Y ahora qué pasa… eh?” 


Cuando en 2018 el fantasma del defol amenazó Chubut, el macrismo salió parcialmente a su rescate (en mayor medida el rescate vino de la mano de un precio alto del barril y de la brutal devaluación del 50% en 2018). Pero ahora el cantar es otro, pasadas las elecciones provinciales el gobierno de Arcioni envió un proyecto de “reestructuración” de la deuda a la legislatura provincial. El proyecto de reestructuración depende del apoyo de la oposición del PJ en la legislatura (Carlos Linares, el candidato a gobernador que el kirchnerismo dejó en banda y líder de la oposición, también había propuesto en su campaña una reestructuración para “tener más aire”), y en segundo lugar, según palabras del mismo ministro de economía de la provincia, Luis Tarrío, “el destino de Chubut en los mercados está atado al destino de Argentina y de las elecciones”. Y ahora la relación del gobernador Arcioni con Macri de cara a un salvataje es otra, han pasado las elecciones provinciales y el gobernador, de la mano de Sergio Massa, se ha alineado (al menos electoralmente) con los Fernández. Pero los resortes del Estado los controla el macrismo, por lo que el gobierno nacional deberá evaluar el costo de un defolteo o que la crisis se profundice. De hecho, el castigo concreto del macrismo en este nuevo escenario político ya ha comenzado: no prorrogaron en julio los vencimientos de deuda de Chubut con el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial por 700 millones, se los debitaron, y funciona ahora como la coartada de Arcioni para justificar los incumplimientos con estatales y jubilados. El jefe de ministros y reivindicador de genocidas Federico Massoni ya ha sugerido que volverá el pago escalonado.


Que la crisis la paguen los capitalistas


En Chubut se suman otros elementos explosivos, como la deuda de las cooperativas de Chubut con Cammesa, que asciende a 5000 millones de pesos y es la más grande del país, que ya ha generado reducciones de un 10% de potencia energética en ciudades como Rawson. La salida para los partidos patronales en este punto es deuda para pagar deuda y más tarifazos, una variante tan o más explosiva que los apagones. Estos factores de crisis ejercen además una muy fuerte presión para la llegada de la megaminería a la provincia, fuertemente militada por el macrismo, al servicio de capitales mineros canadienses, rusos y chinos, y por el lado de la provincia, obtener más ingresos.


Chubut no sólo “spoilea” al régimen del FMI y sus candidatos, sino también a la clase obrera. El planteo programático de la investigación de la deuda provincial, fuertemente militado por el Partido Obrero en las elecciones provinciales y ahora por el Frente de Izquierda-Unidad, se muestra en este punto como una campaña de movilización política y lucha contra el Estado, y absolutamente ligada a las reivindicaciones más inmediatas, como el salario y las jubilaciones: acá o se paga la deuda o cobran los estatales, los docentes y los jubilados.


La ruptura con el FMI y su régimen de miseria y endeudamiento, es el punto más destacado de la campaña revolucionaria del Partido Obrero y el Frente de Izquierda Unidad.