Políticas

10/7/2014|1322

Ciccone y los servicios de espionaje

El caso Boudou huele a servicios de inteligencia por todos los costados.

El primer denunciante, por quien se abrió la causa, fue Jorge Orlando Pacífico, carapintada (“estuve a la derecha de Aldo Rico”, declaró alguna vez). Ex sargento y buzo táctico del Ejército, ex entrenador de comandos y fuerzas especiales de la Policía Federal y de Gendarmería, y veterano de Malvinas. Estuvo detenido en la causa Amia, sospechado de integrar una banda que robaba armas en los cuarteles militares.

Además, la causa está contaminada de servicios en partes y contrapartes. Marcelo Ruiz, abogado de Guillermo Reinwick, yerno de los Ciccone, es un ex agente de la Side. Los abogados de Boudou, el todoterreno Darío Richarte (actual vicerrector de la UBA y miembro del comité de disciplina de la AFA) y Diego Pirota, también fueron espías. Boudou acusó a Ruiz de urdir un complot con sus ex compinches de 25 de Mayo y Rivadavia para favorecer a la familia Ciccone. Posiblemente tenga razón, como cuando denuncia las conspiraciones internas de los “machos en off”.

Ahora, fuentes de Tribunales dejaron trascender (véase La Nación, 1°/7) que el gobierno organizó una red paralela de espionaje para seguir a jueces y fiscales vinculados con el caso. Esa red estaría integrada por personal de inteligencia de la Policía Federal y de Gendarmería. Detrás de ella, los supuestos espiados ven la mano de César Milani, especialista en espiar gente a la que no puede hacerla desaparecer como en otros tiempos.

Nada de esto puede extrañar. Ciccone es una empresa estratégica: fabrica papel moneda y confecciona pasaportes. Por lo tanto, “no debería sorprender que la Side y la PFA tengan sus ramificaciones” (La Nación, 30/6) dentro de ella. Las maniobras de Boudou (es decir de los K) por quedarse con Ciccone tocaron las entrañas del poder en su punto más sensible: el aparato de espionaje. Ahora, además, ese aparato está partido al medio. Jaime Stiusso, director de Operaciones y espía favorito de Néstor Kirchner, ahora trabaja abiertamente en contra del gobierno con su ladero Francisco Larcher. Fernando Poncino, el servicio amigo de Hebe de Bonafini, hasta hace poco “leal” a los K, ahora se reúne con Sergio Massa. Héctor Icazuriaga, el “señor 5”, está dibujado.


A. Guerrero