Políticas

10/4/2017

Comodoro Rivadavia: ¿cómo enfrentamos la catástrofe?

Partido Obrero Chubut


Sale el sol en Comodoro y, como no puede ser de otra manera, afloran todos los problemas agudizados por el temporal. Luego de varios días de lluvias de diferente intensidad (cerca de 400 mm), la ciudad de Comodoro Rivadavia continúa bajo agua y barro. También fueron afectadas las localidades chubutenses de Las Plumas, Paso de Indios, Paso del Sapo, Lagunita Salada, la zona de Gualjaina, Aldea Beleiro, Ricardo Rojas, Camarones, entre otras.


 


En Comodoro el trazado urbano ha quedado destruido en un 80%. La ruta 3 se encuentra deshecha, por lo que el auxilio terrestre desde el norte se vuelve imposible. El número de evacuados (a quienes hay que sumarle los auto-evacuados) llega a diez mil. Los comodorenses enfrentan también el duelo por el fallecimiento de dos trabajadores –uno de los cuales era un enfermero que perdió la vida trabajando para enfrentar el temporal.


 


La catástrofe tiene antecedentes: en  2010, un fuerte temporal y alud dejó tres personas fallecidas. A pesar de ello, el gobierno provincial de Mario de Das Neves y el gobierno municipal no llevaron adelante las obras necesarias para prevenir o mitigar los efectos de las nuevas inundaciones.


 


El gobierno usa el chivo expiatorio del 'cambio climático' para eximirse de sus responsabilidades políticas en los hechos.


 


 


La emergencia


 


La ciudad está sin agua en la mayoría de los barrios y en otros se han interrumpido los servicios de gas y energía eléctrica. Los “cargaderos” de agua habilitados no dan abasto, provocando largas filas de vehículos y esperas que superan las tres horas. Por la rotura del acueducto Cerro Arenal y los daños en otras cañerías principales, tampoco cuentan con suministro de agua la localidad vecina de Rada Tilly y Caleta Olivia, en Santa Cruz.


 


Mientras que oficialmente se descarta la presencia de brotes y epidemias, la falta de agua y el hacinamiento ya están provocando el alerta de los trabajadores de la salud, quienes reclaman mejoras en las condiciones de salubridad en los centros de evacuados.


 


Las escuelas mantienen la suspensión de actividades, dado que varios establecimientos están al servicio de los evacuados –muchos de ellos autogestionados por el personal docente. Otros tantos se encuentran perjudicados por la lluvia.


 


El servicio de colectivos no está garantizado, ya que muchas de las calles son intransitables. Las máquinas alquiladas para despejar la vía pública no dan abasto: urge destinar recursos privados –la vasta maquinaria de las empresas petroleras, por ejemplo– para restituir la circulación.


 


 


El lucro de los acaparadores


 


En una ciudad donde el costo de la canasta alimentaria alcanza los $32.175 (según un estudio realizado en 2016 por la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco), y cuando hay más de 4.000 familias que perdieron todo, hay supermercados que están remarcando los precios. Tal es el caso de La Anónima, de la familia Braun, que duplicó el precio del agua, el pan y la leche. Frente a esto, el gobierno “interviene” colocando un 0800 para denunciar aumentos desmedidos y poniendo la policía al servicio de resguardar los intereses de esta empresa ante las versiones de posibles saqueos.


 


Frente a la catástrofe es menester que se garanticen los puestos de trabajo –especialmente de los evacuados imposibilitados de asistir a sus empleos– y la seguridad laboral, evitando el aprovechamiento de las empresas.


 


Las causas que provocaron esta catástrofe son variadas, incluidas la falta de planificación urbana y de obras para contener las fuertes lluvias. El pueblo trabajador de Comodoro es la principal víctima de la catástrofe y a su vez el protagonista de la pelea por la defensa de los hogares.


 


El Partido Obrero plantea:


 


Expropiación de la maquinaria petrolera en función de la pelea contra el barro que ha ganado la ciudad.


Abajo los acaparadores. Ningún lucro con el colapso. Que se constituya una comisión de trabajadores y vecinos que planifique las donaciones.


Constituir un fondo que cubra los costos de la infraestructura, mediante gravamen impositivo a las grandes empresas de la zona y las regalías petroleras.


 


Por el traslado inmediato de los evacuados a espacios adecuados, como los centros de hospedaje militar y plazas hoteleras.


 


Por un masivo plan de viviendas bajo control de los vecinos.


 


Es imperioso alistar un plan de emergencia sanitaria con reforzamiento de profesionales rentados e insumos desde el Ministerio de Salud.


 


Licencias extraordinarias con goce de sueldo para los trabajadores evacuados. Prohibición de despidos y suspensiones.


 


 


Foto: Télam