Políticas

4/11/2004|875

Confisca a los trabajadores, paga a los banqueros

El trío Duhalde-Kirchner-Lavagna ha realizado la proeza de concretar el mayor rescate de la deuda de una nación que está en bancarrota. El beneficiario es la burguesía mundial. Este rescate podría ser mayor aún porque están previstas mejoras adicionales para los acreedores, antes o des­pués del canje de la deuda, que debería con­cluir el 17 de enero próximo (Clarín y La Na­ción 3/11).


Cuando la Argentina se declaró en cesa­ción de pagos en diciembre de 2001, la deuda pública sumaba 175.000 millones de dólares y la privada otros 60.000 millones de dólares. En oportunidad de la declaración de banca­rrota o quiebra, los bonos de la deuda argen­tina cotizaban a menos de 10 centavos por dó­lar. Para “los mercados”, los 175.000 millones valían, en aquel momento, unos 15.000 millo­nes de dólares. Ese era el valor actual o “va­lor presente neto” de la deuda argentina.


A partir de ahora, de acuerdo a la pro­puesta de deuda, la Argentina quedaría con una deuda de 131.000 millones, de los cua­les 90.000 millones se están pagando sin atrasos y se cotizan en la Bolsa en 70.000 mi­llones de dólares. Los restantes 41.000 mi­llones que se renegocian, valdrían unos millones, aunque mejorarían rápida­mente su cotización por los distintos “pre­mios” que ofrece Kirchner-Lavagna. En ape­nas tres años, junto a Lavagna, este dúo au­mentó el valor de la deuda de 15.000 a casi millones de dólares.


Se calcula que esos “premios” podrían re­presentar pagos extras por 1.000 millones de pesos anuales. Como el superávit fiscal es de millones, esos 1.000 millones repre­sentan una mejora del 5%. Otro premio con­siste en la promesa de recomprar anticipa­damente la deuda. Hay otros “premios” más.


Como si faltara poco, el gobierno se com­prometió a que si durante los próximos 10 años, introduce algún cambio o mejora en los bonos, se compromete a extenderla a los bonistas por el valor original de la deuda. “Los mercados” recomiendan no ingresar ahora al canje para forzar al gobierno a anunciar ya esas “mejoras” a favor de los acreedores.


Como se puede apreciar, Duhalde, prime­ro, y Kirchner con mayor empeño aún, se die­ron la tarea de revalorizar una “deuda impa­gable, ilegítima”, como gustan decir los jóvenes K, pero más importante todavía desvalorizada. Para ello fueron recomponiendo la capacidad de pago mediante la confiscación del salario, las jubilaciones, la salud, la educación y los ahorros de los pequeños depositantes y bonistas tanto argentinos como del exterior. En otras palabras, hicieron pagable una deuda impaga­ble y legitimador una deuda ilegítima.


Un insospechado informe del Centro de Estudios Bonaerense, que dirige el ex secreta­rio de Industria duhaldista, Dante Sica, sos­tiene que “gran parte del excedente fiscal se explica por el ajuste en los gastos”. En prome­dio, dice el informe, los gastos en sueldos a los estatales, jubilaciones, educación, salud, asis­tencia social en 2004 son un 20% inferior a los de 2001, lo que en pesos representa 20.000 millones, que se aproxima al superávit fiscal. Refutando a quienes dicen que el superávit se debería a una recaudación impositiva récord, el informe dice “que en términos de poder ad­quisitivo (la recaudación) se encuentra por de­bajo de los niveles de la década del “90”, mien­tras “que la contención en la ejecución de gas­tos y a su ajuste medido a valores constantes con respecto al período de convertibilidad, con­tribuyó de manera significativa al excedente de recursos con que cuenta el gobierno”.


Por su parte, los sueldos y salarios en promedio aumentaron un 20% contra una in­flación oficial del 52%. La depresión salarial fue la otra gran fuente de exacción para pa­gar la deuda.


Este es el proceso vivo. Lo demás es pu­ro verso. Por eso, después del canje, la Ar­gentina quedaría con una deuda pública su­perior a la que tenía en 2001 cuando se de­claró el default: del 62 al 90% del PBI (Cla­rín, 3/11). Esa deuda compromete el futuro de dos generaciones ya que la deuda se ex­tenderá hasta el 2046. Pero en los próximos seis años, entre intereses y vencimientos de capital vencen 70.000 millones de dólares: a razón de 12,000 millones de dólares por año.


Esa “sangría” se pagará con superávit fiscal o sea, menores jubilaciones (se prepa­ra una reforma previsional reaccionaria),) menores sueldos, menos salud y educación y» con nueva deuda.


No es, como dice Kirchner, la mayor qui­ta de la historia. Es el mayor rescate de la burguesía mundial.