Políticas

21/5/2009|1084

CONGRESO NACIONAL DE LA UOM | Para “(no) quedarse tranquilos”

Luego de las deliberaciones del Congreso de la UOM, su secretario general, Antonio Caló, afirmó que la relación del sindicato con el gobierno nacional es “indestructible”. Expresó su agradecimiento a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner “por todo lo que hace y ayuda a los trabajadores (…) defendió la ley de promoción industrial para Tierra del Fuego, consiguió comprador a la empresa Malhe y ayudó a revitalizar a Paraná Metal” (Télam, 14/5).

Dentro del Congreso, el secretario general de la UOM fue mucho más medido. Reconoció que “los trabajadores, con la crisis actual perdieron casi el 50 por ciento de sus salarios y hay compañeros suspendidos que cobran sólo el 70 por ciento de sus sueldos”.

El documento aprobado por el Congreso de la nacional del gremio no dice, sin embargo, una palabra de la pérdida de puestos de trabajo, suspensiones, ni del incumplimiento del acta acuerdo paritario de 2008 por parte de las patronales. A partir de mayo desde este año se debía incorporar el 4% para las categorías superiores, incorporando las sumas fijas como piso para la discusión salarial de este año. Tampoco figura como denuncia la deuda de 21 millones que el grupo Roca (Techint) le debe a sus trabajadores en concepto de premio anual de productividad. Adimra (la cámara patronal) se burla de ellos ofreciendo cero peso de aumento. Ni qué hablar del vaciamiento de la Anses para seguir financiando fugas de capitales, y no hay una línea sobre la necesidad de actualizar el convenio “histórico” de 1975, que ya no representa la realidad de hoy: hay infinidad de tareas que cuesta categorizar por la evolución de la tecnología en las maquinarias, como la multiplicación de tareas, o el aumento infernal de la productividad obrera. Ni una palabra sobre cómo pretenden aumentar la representación gremial, que es hoy del 5% de los establecimientos del país. Ni sobre el déficit de la obra social que este año llegará a seis millones.

En realidad, los “buenos muchachos” saludaron los subsidios a las patronales a través del Repro, los bonos de bienes de capital que llegan al 14%, las licencias no automáticas de importación de productos, pero no pudieron decir una palabra sobre la situación del obrero metalúrgico que hoy cobra sueldo promedio 1.600 pesos y tiene la amenaza del despido o la suspensión sobre su cabeza.

En las plantas y lugares de trabajo la realidad es muy otra: una fuerte deliberación frente a la incertidumbre.

No estamos “tranquilos”.

Corresponsal