Políticas

12/9/1996|510

Conozca el programa del ‘apagón’

Aunque Página 12 (4/9) lo festejó como un “Acuerdo con todas las luces” y se alegró más cuando “En un mismo ámbito se cruzaron el dirigente trotskista Luis Zamora y el ex embajador de la dictadura militar en Italia, Rafael Martínez Raymonda…”, el programa de la ‘asamblea multisectorial’ que resolvió el fugaz ‘apagón’ del 12 de setiembre no contiene nada que pueda satisfacer a los trabajadores y menos si están desocupados. Esto no debiera sorprender, por supuesto, porque es el programa de un frente patronal.


De acuerdo a lo informado por ese diario, el primer punto de la ‘multisectorial’ convoca a “hombres y mujeres de distintos sectores y pensamientos… para que el Gobierno escuche a la sociedad y rectifique su rumbo”.


¿Pero no es una ilusión hacer este reclamo al cabo de siete años de gobierno menemista? En este caso, ¿no está claro que la política de la ‘multisectorial’ se encuentra en el pantano ya desde el arranque? El reclamo de “cambiar el rumbo” significa, además, dejar expresamente de lado el cambio de las estructuras sociales y políticas que han determinado la situación actual de colosal empobrecimiento de los trabajadores. Esta es, por sobre todo, la finalidad de la ‘multisectorial’: disimular con un reclamo de cambio la estrategia de salvar de la hecatombe al sistema social responsable de esa hecatombe y a la clase explotadora que encarna a ese sistema social.


El reclamo de un ‘cambio de rumbo’ al menemismo, define a la ‘multisectorial’ como un mero frente de presión, no de oposición, empeñado más que nada en asegurar la sobrevivencia del gobierno menemista.


Pero como ocurre con tantas cosas, es necesario ir un poquito más allá. ¿ Qué pasa si el menemismo acepta el ‘pedido’? Porque está claro que si Menem ‘cambia el rumbo’ no podría seguir gobernando con el personal político actual, necesitaría de otro nuevo, so pena de precipitar su caída por culpa, nada menos, que del famoso ‘cambio de rumbo’. Lo que la ‘multisectorial’ está reclamando, entonces, es un gobierno de coalición con un menemismo de rumbo cambiado.


Esto delata claramente el carácter para-oficialista de los ‘opositores’. Si Menem ya pactó con Alfonsín y ahora el alfonsinista Terragno pacta con el ‘Cavallo’ Alvarez, y ya éste intentó pactar con Cavallo luego de haberse ‘arrepentido’ por no haber votado la ‘convertibilidad’ —es muy poco lo que faltaría para un pacto ‘a trois’. Luego de que se hubieran establecido en la Constitución de 1994 los ‘decretos de necesidad y urgencia’, que son la piedra basal del ménemo-cavallismo, frepasistas y radicales acaban de ponerse de acuerdo para establecer lo mismo en el Estatuto de la Capital. En un reciente ‘seminario’, estos ‘opositores’ revalorizaron el invento alfonsinista de establecer un ‘ministro coordinador’, como un ‘reaseguro’ para el caso de una ‘crisis de gobierno’. O sea, para un gobierno de coalición.


Otro punto del programa esclarece el ‘cambio de rumbo’ que se le solicita a Menem. Postula “que los equilibrios económicos sólo serán permanentes si se basan en la expansión de la producción y en una distribución armónica del bienestar”.


Semejante planteo es más afín a un receta de ‘autoayuda’ que a un programa político. Porque si el régimen capitalista tuviera la posibilidad de asegurar un desarrollo indefinido de las fuerzas productivas, no sólo estarían asegurados los ‘equilibrios económicos’ sino que tampoco harían falta los ‘frentes opositores’. Los ‘multisectoriales’ no creen una palabra en lo que han escrito; lo que quieren decir por producción es Unión Industrial Argentina, y  su planteo es que si se expande la burguesía industrial estarían asegurados los ‘equilibrios’ con los acreedores, los terratenientes y los banqueros. Subsidiar a la industria: éste es el programa, incluyendo en el subsidio la flexibilización laboral. Gracias al ‘equilibrio’ que se presenta como resultado y objetivo de la ‘promoción industrial’, se podrá seguir pagando la deuda externa.


La ‘multisectorial’, el programa y el ‘apagón’ recibieron de inmediato el apoyo de Rafael Rey, obispo, titular de Cáritas nacional, “el más importante organismo de asistencia social de la Iglesia”, dicho con las palabras autorizadas de Página 12. Pero es precisamente la ‘asistencia social’ el medio más poderoso con que cuenta el clero para penetrar entre las masas y, con esto, combatir la tendencia de éstas a la rebelión política y social. Es decir que la ‘multisectorial’ recibió, ya en el bautismo, el apoyo de la organización contrarrevolucionaria por excelencia, precisamente la que durante siete años apoyó al menemismo, y antes a todas las dictaduras militares. Como retribución, los ‘opositores’ invocarán a Dios en el Estatuto de la Capital, para mejor recordarle al país que la iglesia jugó un papel fundacional de las naciones latinoamericanas, como vanguardia de la masacre colonial de los pueblos indígenas.