Convoquemos en común un congreso del Frente de Izquierda

Cerremos de inmediato el acuerdo integral del FIT

El manifiesto que el Partido Obrero propone al FIT destaca la necesidad de ganar las calles para derrotar el plan de ajuste. Foto Sergio Santillán

La crisis política nacional hace más urgente una intervención política activa del Frente de Izquierda. Argentina atraviesa una bancarrota económica, unida a una crisis política de fondo. El derrumbe del macrismo, bajo el peso de esta bancarrota, es el resultado del fracaso de las medidas de “normalización capitalista” promovidas por el conjunto de la burguesía y el imperialismo.


En medio del naufragio de los planes reeleccionistas de Macri, han empezado a levantar cabeza alternativas de recambio, incluido la emergencia de un gobierno de unidad nacional. El gran capital viene de protagonizar un golpe de mercado y le está marcando la cancha a todos los bloques políticos patronales y, por esta vía, estableciendo los términos económicos y políticos de la transición en marcha. Los 10 puntos planteados por Macri son el portavoz de esa agenda aunque habrá que ver si esta iniciativa es suficiente para revertir la caída en picada en que se encuentra. Massa ya solicitó incorporar también al kirchnerismo a los 10 puntos. Por otro lado, Kicillof viene de reunirse con el Fondo para dar las garantías que éste reclama. El conjunto de los partidos y las coaliciones patronales del país están comprometidos en preservar los intereses sociales que nos llevaron -y nos llevan- a esta bancarrota.


Frente a este cuadro, el valor de una enérgica campaña de la izquierda planteando el repudio al pago de la deuda, fuera el FMI y las medidas de emergencia que necesitan los trabajadores para que la crisis la paguen los capitalistas está fuera de toda duda.


No se nos puede escapar el hecho de que las elecciones provinciales no marcan, hasta ahora, un giro a la izquierda. En Santa Fe, bajo la disputa entre el PJ y el Frente Cívico, y el peso de la centroizquierda, el FIT no pasó las PASO proscriptivas, a excepción de algunos distritos del cordón industrial de Rosario, de fuerte tradición del PO. En Neuquén y Río Negro conservamos caudales de votación, mientras los gobernadores del ajuste se hicieron con triunfos electorales. Los gobernadores explotan el derrumbe del gobierno nacional aglutinando intereses contradictorios: de las oligarquías locales para defender los llamados “intereses provinciales”, por un lado, y del otro, la oposición popular al gobierno nacional. La batalla por separar a los trabajadores de la burguesía nacional y conquistar la independencia política en un cuadro de enorme bancarrota económica es estratégica en todo el país y va a tener una expresión privilegiada en la próxima elección de Córdoba, un enorme desafío para el Frente de Izquierda.


Frente a esta situación, el Partido Obrero viene planteando un acuerdo inmediato y la convocatoria a un Congreso del Frente de Izquierda, que discuta un programa y desarrolle una movilización política para atraer a miles de compañeros a una gran campaña por una salida obrera y socialista a la crisis y al derrumbe del macrismo. Si bien se ha avanzado en el acuerdo, con la postulación de Romina Del Plá, por el Partido Obrero, y Nicolás del Caño, por el PTS, como integrantes de la fórmula presidencial, no se terminan de tomar las definiciones para largar la campaña. Un acuerdo del FIT permitirá encarar la discusión con el resto de las fuerzas de la izquierda para evaluar la formación de una lista común.


Un congreso del FIT va a permitir interesar y movilizar al activismo que lucha en cada gremio, a los miles de desocupados que organizan las barriadas contra el hambre, a las mujeres que luchan por el derecho al aborto y por todos los reclamos, a la juventud que sale a las calles contra el deterioro educativo o la catástrofe ambiental, a debatir una salida independiente a la crisis. En cada uno de estos terrenos, tenemos una batalla que ganar contra las corrientes de conciliación de clases, que quieren llevar a los luchadores como furgón de cola del nacionalismo. Ganar las calles con esta perspectiva política es central para desarrollar una referencia política de la izquierda en la lucha contra el régimen del FMI. El método del frente único tiene que reforzar nuestra campaña electoral.


Una política para derrotar el plan de ajuste


El cuadro en el movimiento obrero se caracteriza por un parate impuesto por la burocracia, que contrasta con iniciativas de lucha importantes, aunque aisladas. En este cuadro, es central para la izquierda impulsar el frente único y explotar cada lucha para que los trabajadores intervengan activamente para derrotar el plan de ajuste.


A contramano de eso, las convocatorias recientes, por ejemplo, el paro del 30, han vuelto a poner de manifiesto que el FIT actúa en común exclusivamente en el terreno electoral. El PTS ha rechazado integrar el Plenario Sindical Combativo y concurre a estas movilizaciones con una presencia testimonial, abandonando la lucha por desarrollar las tendencias combativas con una política propia e independiente de la burocracia e impulsar el paro activo de 36 horas para derrotar el plan de ajuste.


El Plenario Sindical Combativo, ha desarrollado una importante intervención, siendo el canal de miles de activistas en todo el país.

Promover una acción de clase para quebrar el plan de ajuste de Macri y los gobernadores requiere una política de Frente Único en la lucha por los reclamos. Los desafíos del activismo obrero que lucha, y que entra en esta etapa bajo grandes golpes, en un cuadro de despidos y ofensiva patronal, son enormes. El faccionalismo en el terreno sindical o la adaptación a la burocracia son un lastre para encarar estas tareas.


El manifiesto que el Partido Obrero propone al FIT destaca la necesidad de ganar las calles para derrotar el plan de ajuste. Nos apoyamos para eso en la experiencia de las luchas contra el macrismo, que han sido durísimas, en condiciones de aislamiento, y una escuela para el activismo. En estas luchas, el rol del peronismo de bombero del ajuste ha quedado más que demostrado, pero las conclusiones deben ser asimiladas por los trabajadores mediante el debate político.


Las elecciones, para la izquierda revolucionaria, son un terreno para desarrollar la conciencia y la organización de las masas, en la lucha por un gobierno de los trabajadores. El electoralismo, por el contrario, es una adaptación al régimen. El FIT debe volver a desarrollar un debate sobre todos estos puntos, porque un frente de izquierda relegado al terreno electoral tiene límites insalvables para desarrollar una alternativa política de los trabajadores.


Debates de alcance internacional


Estos debates en la intervención en las luchas para derrotar el plan de ajuste, remiten a otros, incluso de alcance internacional, cuyo balance ponemos de relieve en el manifiesto del Partido Obrero. Confrontamos en la Argentina a la expresión del derrumbe de la experiencia testigo de los gobiernos derechistas que vinieron a reemplazar a los “nacionales y populares”. Por eso el interés de Trump y el FMI por blindar a Macri. Frente a la avanzada de los Bolsonaro/Macri, las corrientes nacionalistas han propugnado “resguardarse” sin luchas hasta las elecciones. En Brasil, la política de desmovilización promovida por el PT desde la dirección de la CUT ha sido un poderoso factor de desmoralización de los trabajadores, le ha abierto el paso al ascenso de la derecha y al triunfo del fascista Bolsonaro. El kirchnerismo hace lo propio en la Argentina. La izquierda mundial ha sido tributaria de esta tesis fracasada, porque la derecha avanza cuando las masas hacen la plancha. El complemento ha sido la adaptación a las variantes de colaboración de clases. Con esta tesis, por ejemplo, gran parte de la izquierda francesa le da la espalda a los chalecos amarillos. Las revueltas en Argelia, Haití o Hungría (esta última contra la reforma laboral) revelan las reservas de lucha que anidan entre las masas, a nivel internacional, que contrastan con la postración política frente al avance de las variantes del ajuste.


Nuestra consigna de la Asamblea Constituyente está vinculada con la necesidad de una intervención de las masas en el rumbo trazado por estas rebeliones populares: es una consigna transicional por el desmantelamiento del viejo aparato estatal para tomar las medidas de emergencia que necesita la población trabajadora para defender sus derechos elementales. Como planteo de transición, abre paso a la lucha por un gobierno de los trabajadores.


Con una política de frente único, con el desarrollo abierto de los debates y formando un canal para la intervención de miles de compañeros, promovemos que el Frente de Izquierda discuta un programa y una posición revolucionaria en la propia campaña electoral.