Políticas

27/6/1995|453

Córdoba es clave

“Organizaciones políticas y sectoriales —entre éstas nada menos que la Iglesia Católica—, anunciaron para los próximos meses simposios destinados a analizar la evolución del modelo económico actual, y sus posibles alternativas, en una estrate­gia coincidente que parece destinada a cerrar el cerco al plan de convertibili­dad”.


Así describe el desarrollo de la presente crisis política un cable de la agencia DyN, del domingo pasado, bajo el título “El plan, cerca­do —un frente de fuerte influencia apunta a Cavallo”.


La inminencia de un desenlace de esta crisis explica por qué Cavallo ha decidido trans­formar a Córdoba en el terreno de una pulseada decisiva. Si logra, simultánea o sucesivamente, tomar el control político de la provincia y derrotar la creciente movilización de sus trabajadores, puede acabar con la oposi­ción interna y externa a su golpeado “plan económico” y establecer un gobierno por de­creto bajo su dirección.


La reacción ante el derrumbe del “plan” Cavallo no sólo ha encontrado eco en algunos obispos, preocupados más que nada por mante­ner el flujo de fondos que recibe el clero para la “educación” y la “acción social”. Del riñón del “establishment”, David Expósito, secreta­rio de Fiel y síndico de la Bolsa, acaba de reclamar “un cambio en la conducción eco­nómica”, una “opinión”, dice, que “incluye a muchos empresarios”. Para este cavallano, “la apertura de la economía argentina ha sido suicida” y “Cavallo ya agotó su libreto” (Estrategas, mayo del ’95). No hace mucho, el ex presidente de la Comisión de Valores, Martín Redrado, se pronunciaba en forma parecida.


Los cambios en la CGT tienen que ver, claro, con esto. Los burócratas no abren la boca sin antes haber pedido consejos en el confesionario o consultado con los “empresa­rios amigos”. José Rodríguez, del Smata, aca­ba de decirle a Página/12 (23/6) “que sin Cavallo la Argentina estaría mejor…” Por boca del burócrata hablan, por supuesto, Sevel y Ciadea, que serán malamente afectadas por los acuerdos que Cavallo pretende firmar con el brasileño Cardoso en materia automotriz.


Cavallo y los poderosos intereses que aún lo respaldan, pretenden quebrarle el espinazo a sus opositores con un golpe en Córdoba. El plan de pago de salarios en bonos, votado por la legislatura angelocista, ha muer­to al nacer como consecuencia de la enorme movilización popular. El gobierno de la pro­vincia se encuentra totalmente agotado y sólo está esperando que le indiquen una salida decorosa. Entre su reemplazo por el vicegobernador o por la asunción anticipada del mando por parte del gobernador electo, de un lado, y la intervención federal, del otro, sólo hay una diferencia de matiz. En cualquiera de esos casos, asistiríamos a un golpe político de Cavallo, con la pretensión de adueñarse del conjunto del aparato del Estado.


Es con una completa falta de pudor que Cavallo exige la entrega de los dos bancos provinciales y de la empresa de energía, para’ asistir a la provincia con dinero del presupues­to nacional. Mediante esas privatizaciones, el capital internacional pasaría a ejercer un con­trol político brutal, que luego le permitirá recla­mar la entrega del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Es precisamente en torno a la privatización de los bancos provincia­les y a la liquidación de los que entraron en crisis con la corrida bancaria, que gira toda la presión internacional del FMI y del Banco Mundial.


Cavallo pretende repetir la táctica que em­pleó, primero en Catamarca, cuando el hundi­miento del gobierno de Saadi, y luego en el santiagueñazo: intervención federal más pla­ta. En esa oportunidad lo apoyaron todos los bloques parlamentarios, incluidos el Frepaso, el Frente Grande y la Unidad Socialista; la UCR paga ahora su traición a Santiago en


1993 y la firma del pacto Menem-Alfonsín. Pero cuidado: hoy Catamarca está refundida, con un déficit fiscal del 25% de sus ingresos, y Santiago, que acaba de pedir un socorro de siete millones de dólares, está más quebrada que Córdoba. Cavallo puede tener éxito en sus golpes, pero sus soluciones están vacías de contenido.


Existe la evidencia de que la UCR está negociando la sustitución de Angeloz con el “equipo político” del gobierno nacional, es decir, Bauzá y Corach, en la vana expectativa de que podrá sortear de este modo el desembar­co violento de Cavallo. Con esta política preci­pita su propio derrumbe.


Una gran parte de la burocracia sindical de Córdoba apoya la intervención federal con la convicción de que permitirá el pago de los salarios, o porque directamente está a sueldo de Cavallo. Esto explica que estuvieran jugan­do con la posibilidad de una huelga general cuando las negociaciones entre el gobierno na­cional y provincial estaban endurecidas, y que luego recularan cuando los radicales insinua­ron la posibilidad del retiro pacífico de Angeloz.


Ante este desafío que se presenta a las masas populares, es muy positivo que los trabajadores de Córdoba, que han reventado la ley de pago en bonos y que se siguen movilizan­do por el cancelamiento de los sueldos atrasa­dos, se estén pronunciando en las últimas horas contra la intervención federal y contra la privatización de los bancos y de la empresa de energía. Pero esto no es sufi­ciente, porque la intervención y las privatiza­ciones no van a ser anunciadas con anticipación y porque tendrán lugar con la complicidad de los radicales, que se conformarán con que uno de los suyos reemplace a Angeloz, sin importar­les que se conviertan en mandatarios de Cava­llo.


¿Entonces, qué? Para quebrarle el espinazo a Cavallo y a los explotadores que él represen­ta, es necesario que las organizaciones obreras y populares de Córdoba se constituyan en un contrapoder en rela­ción al que representa el Estado provincial actual o el que sea intervenido. Para eso hay que reunir a un congreso de trabajado­res con delegados elegidos en los lugares de trabajo. Esta consigna, lanzada re­sueltamente en todos los sin­dicatos, ayudará a los activis­tas y a las bases a superar el freno de la burocracia sindi­cal. Los trabajadores así orga­nizados y centralizados po­drán quebrar a la interven­ción federal y a los planes de Cavallo y de Angeloz, por me­dio de la huelga general y de la movilización.


La brutal pulseada por Córdoba impone inmediatas obligaciones a todo el movi­miento trabajador del país.


Por eso llamamos a manifes­tar en todas las ciudades en solidaridad con los reclamos de los trabajadores cordobe­ses, contra la intervención fe­deral y contra los atropellos de Menem y Cavallo. Sobre la base de estas movilizaciones llamamos a impulsar plenarios y congresos de trabajadores y de la izquierda para que, así como lo intenta hacer el próximo Encuentro nacional de estudiantes en Córdoba, se impulse un centro de orga­nización combativa y política de todos los explotados.