Políticas

12/8/2019

Córdoba: una elección dominada por los bloques patronales

Preparemos una movilización política de los trabajadores.

En medio del derrumbe de Cambiemos, Córdoba se destaca por haber sido uno de los pocos distritos donde Macri ganó la elección presidencial con el 48,18% de los votos. Detrás se ubica la formula Fernández-Fernández con el 30,39%. La diferencia de casi el 18%,  igualmente se achica notablemente en relación a las elecciones presidenciales del 2015, cuando Macri obtuvo en Córdoba el 53,69% contra el 19,26% de Scioli. De esa forma, en términos relativos, la elección del macrismo en la provincia no escapa al retroceso generalizado a nivel nacional, más si se tiene en cuenta que las listas macristas no superaron entre las dos el 30% de los votos en la elección de gobernador del pasado 12 de mayo. 


Para la obtención de ese 48% por parte del macrismo, colaboró en primer lugar el propio gobierno provincial. Luego de ser reelegido gobernador, Juan Schiaretti se entrevistó en reiteradas oportunidades con Macri. El PJ local, sin embargo, dio libertad de acción a sus afiliados y la campaña estuvo orientada por las consignas “cortá boleta” y “el presidente que quieras, los diputados de Juan”. La falta de apoyo abierto por parte de Schiaretti, como se había dado ya en el 2015 y durante el gobierno de Macri, tuvo más que ver con el temor a una derrota, y por sobre todo a un desbande hacia el interior del PJ, con los corrimientos crecientes hacia la fórmula F-F. Fruto de esa contradicción, tenemos que el 16% por ciento de los votos obtenidos por el PJ cordobés, para el tramo de diputados, se distribuyeron por partes iguales para Macri y Fernández en el tramo presidente, con un 7% para cada uno.    


En tanto, la lista del Frente para Todos obtuvo un 23% para diputados nacionales. La recomposición del PJ-Kirchnerismo en la provincia tuvo como base una carrera derechista. Comenzó con la retirada de la lista K en las elecciones locales a favor de Schiaretti, que luego seguiría con la proclamación de un hombre de los mercados como candidato a presidente. Mientras Cristina no emitió ni un tweet sobre Córdoba, Alberto Fernández se presentó en varias ocasiones para prometer la devaluación de la moneda, tratando de ganarse el apoyo del capital sojero e industrial que domina en la provincia. En ese sentido debe entenderse la designación para encabezar la lista de diputados de Eduardo Fernández, presidente de Apyme (pequeños y medianos empresarios), que es uno de los sectores que más reclama sobre el atraso cambiario y la competitividad. Otra cuestión que hace al programa derechista de la dupla F-F, es la designación de Pablo Chacón, secretario general del sindicato de comercio, como tercer candidato a diputado nacional. Chacón es parte de la rancia burocracia sindical, viene de apoyar a Schiaretti, tiene un acuerdo con Massa y, por sobre todo, es garantía para poder avanzar en la reforma laboral, vía el cambio de los convenios colectivos. 



La crisis capitalista se ha traducido fuertemente en crisis política, y ello en volatilidad electoral. Hace algunos meses Schiaretti obtenía el 57% de los votos y ahora retrocede al 16%. El kirchnerismo ha pasado de no presentar lista a obtener un buen resultado con la fórmula F-F. Macri seguirá cayendo en la provincia que anteriormente lo ungió como presidente. En la elección nacional se creó una polarización, que también se expresó en las elecciones provinciales, que presionaba por un resultado concreto: Fernández y Schiaretti serán presidente y gobernador al servicio del tutelaje del FMI. En ese sentido el programa y la movilización impulsada por el Partido Obrero y el FIT-U en todo el proceso electoral cobran una mayor importancia, porque hemos sentado las bases políticas para resistir en un proceso adverso, que rápidamente se presenta en todas sus dimensiones ante los trabajadores.



Nuestra campaña ha sido levantada desde las luchas del Polo Obrero, de los obreros de Minetti, de Luz y Fuerza, de los municipales de Jesús María, de Plascar, del Sutna; de la ola verde por el aborto legal y los derechos de las mujeres; de la juventud; de los movimientos en defensa del ambiente. En todos esos frentes hemos sostenido la acción directa y la movilización política, y del mismo modo hemos marchado al terreno electoral, para luchar por una salida política de las y los trabajadores y de la izquierda a la crisis, es decir plantear que el derrumbe capitalista debe dar lugar a un gobierno de trabajadores. El acto que convocó el PO en Luz y Fuerza y los cerca de 1300 fiscales que defendieron el voto el pasado domingo dan cuenta de esa perspectiva.   

 

Los 62.000 votos (3%) obtenidos por el Frente de Izquierda-Unidad para el tramo de diputados, los tomamos a la vez como un piso y como un mandato. Piso porque ya es una conquista en toda la etapa, no obstante las presiones que se generan contra nuestra corriente. Mandato porque vamos con más fuerza a octubre a luchar contra el régimen del FMI, teniendo en claro el derrumbe del macrismo y el programa del PJ-Kirchnerismo. Vamos por una movilización política de los trabajadores, necesaria para que la crisis la paguen los capitalistas.