Políticas

17/9/2009|1100

Coronel Suárez: la huelga municipal, sin fisuras

En su día 38


Cuando se edite esta prensa, Coronel Suárez estará en las vísperas de una de las movilizaciones más grandes de su historia. Los trabajadores municipales estarán instalando la carpa 38, una por cada día de huelga, y buena parte del pueblo suarenze preparándose para marchar en apoyo al reclamo salarial de los trabajadores. Es la huelga municipal más larga desde 1973.


La huelga interrumpió las obscenas vacaciones del intendente Moccero en Las Bahamas, que volvió de urgencia para poner orden entre su tropa ante las divisiones en su gabinete. El interino Palacios les dijo a los municipales en una reunión que “si tuviera el cargo por dos años les doy el aumento”. La oposición destaca la voluntad dialoguista del interino y, a la vez, encara un operativo de ablande para que los huelguistas acepten algún aumento menor o en cómodas cuotas. Para demostrar su “responsabilidad fiscal” votaron el aumento de tasas que pedía Moccero.


El intendente juega al desgaste, pero los municipales cantaban en la última marcha “paramos 30 días, pararemos 30 más”. Un viaje del intendente a reunirse con Boudou sería para pedir ATN (recurso que destrabó el conflicto con la recolección de residuos en Azul, ver PO Nº 1.098).

Los secretarios generales de la Federación que integra el Sindicato Municipal de Coronel Suárez (Fesimubo) se reunieron el miércoles 9, cuando la huelga cumplía casi un mes, pero sólo resolvieron una marcha para el 16 a la Federación Argentina de Municipios (una oficina en la Capital) con el reclamo de las paritarias para discutir un salario mínimo de 2.000 pesos y la derogación de la 11757. Ni una palabra de la huelga de Coronel Suárez. Pero sin poner toda la carne al asador para que triunfe la huelga salarial más profunda de los municipales de la provincia, los reclamos generales son puro verso. La decisión de marchar a la FAM y no a la Gobernación es parte de la política de sacarle las papas del fuego a Scioli. La burocracia del Fesimubo actúa en la misma línea que la de la alimentación en Terrabusi, la petrolera en el sur, la de la UTA en el Subte, la de la CTA con el Suteba La Plata y la de la UOM en Siderca.


Mientras tanto, empiezan a desenvolverse otros conflictos, como en Tandil. Noventa de 134 municipios tienen problemas con los fondos que les envía la provincia, y con la caída de su propia recaudación. Las cuentas ya no cierran, pero no por los miserables salarios que pagan sino por los negociados con los contratistas y los subsidios al capital.


La huelga de Coronel Suárez tiene todo para ganar: una dirección combativa, los trabajadores movilizados diariamente, el apoyo del pueblo. De acá al día de la marcha hay que profundizar el paro. El viernes 18 tiene que ser una enorme demostración de fuerza y del apoyo popular a la lucha. Los sindicatos locales, que han apoyado con declaraciones y delegaciones en las marchas, tienen ahora el desafío de impulsar la concurrencia masiva de sus afiliados, con un cese de tareas. Así deben actuar las organizaciones obreras porque un triunfo salarial en un sector fortalece la lucha de conjunto. La familia municipal marchará en pleno. El pueblo de Coronel Suárez estará de esa manera dando una clase práctica de lucha contra el ajuste y la pobreza, sin verso. Todo dique de contención comienza a derrumbarse con las primeras fisuras.