Políticas

17/1/2008|1024

Cortes de Luz: Volvieron los cacerolazos a la Ciudad


Al referirse a la crisis energética, un columnista de La Nación (13/1) advertía sobre "el peligro de una ola de protestas que saque a las familias a la calle".


La realidad, sin embargo, camina más rápido que el cronista. El miércoles 9, la Capital vivió no menos de diez cacerolazos, más o menos simultáneos. En Caballito, un centenar de vecinos ganó la esquina de Acoyte y Rivadavia. Lo mismo pasaba en Neuquén y Andrés Lamas, en este caso, con pancartas y denuncias directas al gobierno. En la zona de Floresta-Villa Luro, los cortes de luz y de agua se prolongaron durante días. En la misma tarde del miércoles, los vecinos "cacerolearon" en Olivera y Rivadavia, y en la avenida Directorio, en las cercanías del Parque Avellaneda. En Palermo, los cortes de luz volvieron a unir a grupos de vecinos que ya habían intentado reagruparse a raíz del aumento del ABL. Fue después de esta escalada de protestas populares que llegó el "sinceramiento" de Cristina Kirchner respecto de la crisis energética. Aunque la Presidenta reconoció 50.000 cortes simultáneos, "los domicilios afectados durante la semana rondarían los 700.000 en el área metropolitana" (Ambito, 11/1).


Según el gobierno, se ha generado energía suficiente y hay fallas en el sistema de distribución" (Alberto Fernández). De un modo encubridor, el jefe de Gabinete debió admitir el completo sabotaje de Edesur y Edenor, que ni siquiera han realizado en estos años las obras más elementales. Del sinceramiento oficial, sin embargo, no surgió una sola medida contra el boicot de los privatizadores, que paga toda la población.


Inmediatamente después del impuestazo de Macri, los cortes de luz han instalado un principio de deliberación popular en la Ciudad. La calle, como viene ocurriendo desde 2001, ha sido el escenario para la intervención de varios miles de vecinos. En Parque Avellaneda y en Palermo se han promovido reuniones para organizar un reclamo contra los impuestazos, por el resarcimiento económico a los afectados por los cortes, por el fin de los cortes de luz y de agua. Las asambleas, el temor que los Kirchner y los Macri nunca terminaron de conjurar, vuelven a aparecer en el horizonte de la organización popular en la Ciudad.