Políticas

13/12/2001|733

“Costumbres que no quiero mencionar”

La Legislatura de la Ciudad debe discutir en los próximos días el “Plan Urbano Ambiental”, que los “progresistas” porteños llaman un “proyecto estratégico” para Buenos Aires. Pero los “fines estratégicos” de los gobiernos capitalistas aparecen de verdad en la “letra chica” de los negocios. Eso ocurrió en el curso de la semana pasada, al inaugurarse la nueva terminal de cruceros de lujo en el puerto de Buenos Aires. Según el ministro Lombardi, el objetivo de la nueva terminal es lograr que los navíos “que en el verano del hemisferio norte recorren el Meditarráneo y el Caribe, lleguen a Buenos Aires en nuestra temporada de turismo y sigan rumbo a la Patagonia” (Página/12, 22/11). Lombardi desconoce, seguramente, que lo que él denomina una “actividad pujante” afronta mundialmente una grave “crisis de reestructuración” por caída de la demanda, con absorciones y fusiones de los principales líderes mundiales del negocio de los cruceros. A pesar de ello, los “estrategas” apuestan a este “filón turístico”: La terminal que se acaba de inaugurar es sólo provisoria y se prevén licitar nuevas instalaciones que “superarían los 100 millones de dólares” (Ambito Financiero, 27/11).


Esta friolera de recursos serán restados de otros rubros fundamentales de la inversión pública de la Ciudad, como vivienda o infraestructura para inundaciones. Pero, ¿cuál es la “creación de empleo” que vendría de la mano de este espaldarazo al turismo de lujo? En la inauguración de la terminal de cruceros, el ministro Lombardi no tuvo tapujos en decirlo: los tripulante de cruceros “podrán gastar en alojamiento, gastronomía y otras costumbres (sic) que no quiero mencionar” (Página/12, 22/11). Los visitantes serían, evidente, un firme mercado para la “próspera” prostitución porteña, toda una “estrategia urbano.