A través de un video y de la participación activa en los caravanazos y actividades de rechazo que se están dando en toda la provincia, las asambleas por el agua, que se extienden por todos los departamentos de Mendoza, han expresado su apoyo a la lucha educativa.

Este apoyo tiene una significación política importante ya que consolida un frente común entre el sector las asambleas populares y la vanguardia de la lucha educativa. Fueron las asambleas las que encabezaron las movilizaciones de diciembre que lograron tirar abajo el acuerdo de Estado que había firmado el régimen para el ingreso del capital minero a Mendoza. Ahora se suman al sector educativo que se ha lanzado masivamente a las calles para defender el estatuto docente y la educación pública que están amenazados por la ley privatista del gobernador Suárez y  el director general de Educación, Thomas.

El hecho de que haya nacido desde las escuelas la consigna unificadora #laeducacióndemendozanosenegocia no es casual.Vincula el rechazo al contenido privatista de la ley con el canto popular que viene marcando la provincia desde la primera década de este siglo, no se negocia el agua de Mendoza.

Las asambleas habían estado participando en distintas actividades y se empezaba a mostrar como un frente común con el Sute (sindicato de los trabajadores de la educación) y las organizaciones combativas y de izquierda con las movilizaciones a casa de gobierno de las y los autoconvocados de salud, como así también en las movilizaciones por la aparición con vida de Facundo Castro. Un frente común que contrasta diametralmente a los rejuntes oficialistas como así también a los rejuntes ligados al Frente de Todos que han procurado ser muy cuidadosos en sostener una tregua de no agresión con el gobierno provincial, sin sobrepasarse de cruces mediáticos sobre temas poco trascendentes.

Esta unidad es el resultado de la conciencia de lucha que anida en el pueblo mendocino donde sigue fuerte la experiencia que dejaron las movilizaciones de diciembre de 2019. En esas jornadas quedó demostrado que la movilización y la organización popular puede hacer retroceder cualquier avanzada capitalista que impulsen los gobiernos contra los derechos elementales de los trabajadores y del pueblo. Este frente común marca una fortaleza enorme de la lucha para echar por tierra esta ley privatista y un dolor de cabeza tanto para el gobierno como para los capitalistas a los que representan.