La crisis capitalista se manifiesta en cada rincón del planeta.

La bancarrota del Estado capitalista se manifiesta con más profundidad en su eslabón más débil: los municipios.

La crisis social que explotó en diferentes conflictos de los desocupados y los sin techo, desde 1997, tuvo jalones importantes con piquetes y tomas de planta por trabajo, paros petroleros, huelgas en las plantas pesqueras y en la construcción.

El movimiento piquetero y desocupado fijó el piso salarial en 700 pesos, cuando arrancó los subsidios a los pulpos petroleros. Despejó el camino a otra etapa de la lucha: por el trabajo y por el aumento de salarios al básico. Primero fueron los docentes, que transformaron su paro en “puebladas”. Aunque esta lucha no tuvo grandes triunfos, allanó el camino a la histórica huelga de los municipales.

Bastó la acción consciente de dos compañeras de la agrupación Municipales Unidos, que reunieron 600 firmas pidiendo aumento salarial, a que siguieran autoconvocatorias, asambleas, movilizaciones, paros progresivos, tomas de sectores, cortes de rutas, intergremiales y puebladas.

El FUT-Partido Obrero presentó una salida:

La plata está, pero se la llevan las petroleras. Llevamos a los gremios, a los medios de comunicación, a las asambleas, con volantes a toda la ciudad, un proyecto presentado al Concejo Deliberante para cobrarles un impuesto a las petroleras. Esta acción detonó una crisis política.

Se acaba de hacer pública la renuncia de la concejala del PJ María Ester Labado, quien por doce años fue pilar del gobierno municipal.

“Mi decisión es indeclinable”, manifestó Labado (La Prensa de Santa Cruz, 9/6, pág. 3). También se hizo pública la posibilidad de que renuncie la diputada Nieves Beroiza.

Se cae un símbolo del Frente para la Victoria de Santa Cruz; no es un dato menor.

Como en Bolivia, la cuestión es: ¿quién se apropia de la renta petrolera?