Cristina en París sin piedritas en el zapato
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Cuando Kirchner vio la última vez al presidente Chirac, éste le dijo que las relaciones con Argentina sólo se encontraban obstaculizados “por unas piedritas en el zapato”. Para que la candidata Ségolène Royal y el primer ministro Dominique de Villepin se avinieran a recibir en forma especial a la enviada especial del Presidente, Cristina Kirchner, es claro que las ‘piedritas’ en cuestión tuvieron que ser removidas.
El problema es que las ‘piedritas’ en cuestión tenían el valor de un diamante. Se referían a la disputa por Suez-Aguas Argentinas y a los reclamos de las empresas francesas ante el Ciadi-Banco Mundial por la pesificación y el congelamiento de tarifas. Chirac es muy quisquilloso sobre esto, porque es desde hace décadas un testaferro de Suez y del otro monopolio francés del agua —Lyonnese des Eaux.
El paso de Cristina por París ha costado, como se puede apreciar, un ojo de la cara. Porque la ‘cálida’ recepción a la primera dama significa que anda sobre ruedas la indemnización a Aguas Argentinas, que las tarifas se han ido descongelando y que otros negocios de gran porte han sido ofrecidos en compensación por los perjuicios sufridos. Es el caso de Alshtom, el gran pulpo de ingeniería y maquinaria, al que se ha encargado reequipar a los ferrocarriles y que también participa en las licitaciones de energía. En Europa, Alshtom se encuentra procesada por la realización de acuerdos monopólicos para repartirse los mercados de compras e inversiones estatales con la alemana Siemens. En Alemania ha estado, precisamente, el ministro De Vido para entregarle a Siemens nuevos negocios en energía en compensación por la fallida licitación de los DNI. También figura en el listado el acuerdo con el Club de París para el pago de 6.000 millones de dólares de la deuda externa argentina (la tasa de interés será de dos puntos por encima de la tasa internacional del momento).
El “siglo de las mujeres” que Cristina le prometió a la francesa Royal podría resultar demasiado dispendioso.