Políticas

17/11/2016|1437

Cristina Kirchner elogia a Trump


Después de haber apoyado a Hillary Clinton y reivindicar a Obama, Cristina Kirchner no tuvo empacho en elogiar a Donald Trump. En un acto en la Universidad de Florencio Varela fue incluso más a fondo al afirmar que el programa del enemigo declarado del pueblo mexicano se emparenta con el que ella aplicó durante su gobierno. “Se nos acusaba de proteccionismo y en la economía más importante del mundo acaba de ganar alguien que hace del proteccionismo, de sus trabajadores, de sus empresas y de su mercado interno, una bandera”, dijo. Según Cristina Kirchner, Trump le robó su programa. Le faltó decir que también copió de ella su pasión por los emprendimientos inmobiliarios. 


 


El discurso de Cristina Kirchner constituye un acto de autoincriminación. Trump rechazó el aumento del salario mínimo y es un enemigo declarado de los sindicatos. ¿Es muy diferente a la política llevada adelante por el gobierno de Cristina Kirchner? Durante su gobierno, el salario mínimo no llegó siquiera al umbral de pobreza, sin contar que el 35% de la fuerza de trabajo estuvo en negro. Desde la tribuna, Cristina Kirchner amenazó una y otra vez a los trabajadores y a los sindicatos el planteo de que si enarbolaban reclamos salariales pondrían en juego sus puestos de trabajo. Trump, claro, no podría más que aplaudir estas palabras.


 


Si Cristina usara el pensamiento dialéctico concluiría sin dificultad que la defensa del mercado interno que formula Trump traerá aparejado un golpe al mercado interno de países como la Argentina. Las trabas a las importaciones que puedan imponer los Estados Unidos afectarán a las exportaciones locales. En momentos que las fuerzas productivas y el comercio han adquirido una dimensión internacional, la defensa de un “capitalismo en un solo país” es una ilusión reaccionaria.


 


Cristina Kirchner embellece el planteo “proteccionista” de Trump, presentándolo como un repliegue sobre las fronteras nacionales. En realidad, el “proteccionismo” esconde un planteo expansionista basado en una guerra comercial, financiera y monetaria -lo que no puede llevarse hasta las últimas instancias si no incorpora la guerra a secas.


 


Aunque debe diferenciarse entre el nacionalismo de un país oprimido del nacionalismo de un país opresor, en el que el primero contiene elementos que hacen al desarrollo de las fuerzas productivas contra la presión imperialista, mientras el segundo puede evolucionar al fascismo, también es importante identificar los puntos de identidad entre ambos. Después de todo, uno y otro comparten su base capitalista -es decir la defensa a ultranza de la explotación de la fuerza de trabajo. Esta base común explica porqué la mayoría de los gobiernos nacionalistas de países oprimidos que se mantuvieron en el poder por décadas, evolucionaron hasta transformarse en agentes del imperialismo y en dictaduras civiles contra sus propios trabajadores. Aunque el gobierno de Cristina Kirchner nunca llegó a ese extremo, las represiones de Berni en la Panamericana, la designación de Milani en las Fuerzas Armadas o el apuntalamiento de una burocracia sindical criminal, fueron manifestaciones en esa dirección.


 


En oposición al nacionalismo capitalista, el socialismo defiende el desarrollo de las fuerzas productivas superando el bloqueo de las fronteras nacionales. Incluso si un país atrasado o un Estado obrero se ve obligado a adoptar medidas de defensa, como el monopolio del comercio exterior, lo hace no para aislarse de la economía mundial sino para relacionarse con ella a través de un sistema de planificación y dirección centralizada por parte de los trabajadores. Debe recordarse que el llamado ‘socialismo en un solo país’ fue la ideología del stalinismo usada para usurpar la dirección del Estado y allanar el camino a la restauración capitalista.


 


El elogio de Cristina Kirchner a Trump expresa la faceta abiertamente reaccionaria que anida en el nacionalismo burgués. Se trata de una cuestión de fondo que debieran tener en cuenta los sectores progresistas y hasta de la izquierda, que pretenden enfrentar al Trump de nuestras pampas aliados a la Trump con pollera.