Políticas

28/5/2009|1085

DANGER | Paraná Metal

Momentos decisivos

En junio vence el plazo del acuerdo marco firmado entre la empresa y el Ministerio de Trabajo de la Nación. Eser acuerdo que contempla el no a los despidos por 180 días, y suspensiones rotativas con el pago garantizado de una parte del salario que oscila entre un 90 por ciento para lo trabajadores propios y un 70 por ciento para los contratistas. El término del plazo encuentra a Paraná Metal sumida en la más recia incertidumbre, con su planta paralizada por segunda semana consecutiva.

Durante la primera semana, la empresa adujo una parada de reparación de maquinarias, que habitualmente realizan a principio de año y que ha venido postergándose, pero en realidad se para por falta de producción.

En la semana posterior al 25 de mayo debía encontrar a los trabajadores en sus puestos; sin embargo, vuelven a estar suspendidos y presumiblemente sin goce de sueldo según ha trascendido.

Este nuevo cese laboral tendría orígen en una deuda que la empresa mantiene con los obreros contratistas.

El panorama actual es desolador, ya que la fábrica desde hace unos meses, a partir de su “reactivación”, ha dejado de producir por sectores específicos, insumos que ya no coloca en ningún mercado. Este déficit recayó en los sectores conocidos como Alta Presión (AP) y otros que luego utilizan piezas elaboradas en dicho sector, a saber Noyería, Ensamble, Sutter y Shalco y Limpieza de Gris, que producían campanas de freno, rótulas, masas, cubre volantes, etc.; datos éstos absolutamente relevantes y que nos dan una dimensión real del estado de achicamiento sin retorno que padece la planta, y que representa en corto plazo la cesantía de los operarios que se desempeñaban en esas áreas hoy paralizadas.

Otro punto en el que poner atención es que al parar los obreros contratistas en reclamo de lo que la fábrica les adeuda, los trabajadores de la planta permanente no pueden continuar con su trabajo. Esta maniobra vuelve a poner en relevancia el interés patronal por dividir las voluntades de sus trabajadores, enfrentándolos una vez más, armando así un frente débil llegado el momento de presentar una lucha que debe ser común a los 1.300 trabajadores afectados por este acuerdo, que constante y sistemáticamente es violado sin miramientos por parte de la dirección de la empresa y que no es defendido por quienes representan al trabajador.

Nuevamente los trabajadores desamparados y en una situación que se torna con el correr de los días peligrosamente explosiva.

Sandra Pasquini