Terminando la semana el gobierno de Alberto Fernández quiso aparecer con una iniciativa ante la evidencia de que su gestión se desliza sin rumbo por la pendiente. La presentación del paquete de medidas por parte del ministro de Economía, Martín Guzmán, lejos de disipar esta situación abrió nuevos interrogantes, que tuvieron su manifestación en una nueva pérdida de dólares por parte del Banco Central. Tomada de conjunto la presentación hecha por el gabinete económico suena como una improvisación que pavimenta el camino a la megadevaluación (cosa que está sucediendo a razón de casi el 1% diario).

Pocos resaltaron que a la par que el gobierno buscaba un acuerdo, fundamentalmente, con los grupos que integran el Consejo Agroindustrial Argentino y Alberto Fernández mantenía en Olivos reuniones, cuasi clandestinas, con los representantes del gran capital, en el Congreso Nacional secretarios de Estado se pasaron cinco horas “saraseando” sobre un presupuesto cuyas variantes más importantes estaban siendo cambiadas hora a hora, por supuesto fuera del Congreso.

Otro tanto ocurrió en el mismo edificio con el debate sobre el “aporte solidario” (deriva del antes conocido como impuesto a la riqueza) que cada vez se va deshilachando más, y eso que todavía no se han tomado en cuenta las quejas de los visitantes de la quinta presidencial a las que AF decidió atender favorablemente. Lo único cierto de ese debate son las diferencias con el proyecto presentado por el FIT que sí constituye un impuesto a las grandes fortunas y que por eso no quisieron discutirlo.

Como señala Iván Hirsch en Prensa Obrera, en el artículo de análisis de los anuncios, “el fracaso de la estrategia oficial y sus permanentes recules (no olvidarse de Vicentin) envalentonan a las patronales… Los trabajadores debemos prepararnos para el golpe devaluatorio que se viene… la deriva de la política económica agudizará la ofensiva capitalista, porque la única certeza es que pretende pactar con el FMI un plan de ajuste para garantizar el repago de la deuda”.

El gobierno había comenzado la semana con la bofeteada que le dio la Corte Suprema de Justicia al decidir aceptar el reclamo del per saltum hecho por los jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Germán Castell para que el máximo tribunal se abocara, salteando las instancias previas del proceso judicial, a decidir si corresponde anular el traslado de esos jueces. Independientemente de cuál sea el fallo del máximo tribunal sobre la cuestión de fondo, lo concreto es que, al aceptar el per saltum (y para más en forma unánime) reclamado por estos, la Corte Suprema de Justicia se colocó cuestionando la resolución adoptada por el Consejo de la Magistratura y ratificada por el Senado, ambas instancias con pleno dominio K. Los voceros del kirchnerismo han salido a hablar de un conflicto de poderes y poner en duda si los jueces de la Corte actúan dentro de la Constitución.

Estamos ante una manifestación muy aguda de una crisis política que se agrava al calor de los fracasos del gobierno en el terreno económico, a pesar de haber logrado el acuerdo con los bonistas que fue presentado poco menos que como la llave del despegue; y en la situación de la salud y la pandemia, verificado por el aumento exponencial de los contagios, de las muertes y sobre todo de las deficiencias del sistema de salud, frente a lo cual los gobiernos dejan hacer siguiendo el reclamo de los capitalistas que no cuidan a los trabajadores ni en los lugares de trabajo ni en el transporte que los lleva hacia ellos.

Frente a la desorientación de los gobiernos, tanto nacional como provinciales, resalta la disposición y firmeza de los trabajadores que salen a enfrentar la crisis en todos los terrenos.

Este jueves a instancias del gobierno de Kicillof, la justicia debió postergar nuevamente el desalojo de la mayor ocupación de tierras del país, nos referimos a las casi 2.500 familias que tratan de resolver el drama de la vivienda en Guernica, partido de Presidente Perón. El fracaso en lograr un abandono “voluntario” a cambio de chucherías, que tampoco pudo a través de las organizaciones que le son afines dividir a los ocupantes, revela que la política de contención empieza a no surtir efecto; solo quedaba la represión directa que en manos de la Bonaerense era un pasaporte a una crisis aún peor.

Mientras el gobierno de Kicillof busca cómo desarmar la toma sin dar respuestas reales a los reclamos, debemos destacar el contraste entre el plan ofrecido por los vecinos y el negociado que tienen en cartera la intendenta y los grupos inmobiliarios. Queda más claro que el problema de la crisis habitacional es propio de neoliberales y nacionales y populares, como reconoció CFK en un tuit, porque ambos sostienen una política que hunde las condiciones de vida de las masas y además son activos partícipes de la especulación inmobiliaria. Los días que quedan hasta la nueva fecha para el desalojo los aprovecharemos para impulsar a fondo la salida que los propios ocupantes han elaborado.

El mismo impulso e iniciativa de los ocupantes de Guernica lo tienen los trabajadores de la salud que este jueves se movilizaron fuertemente en varios lugares del país, en CABA con un gran protagonismo del sector de enfermería, en la zona sur del Gran Buenos Aires, en Córdoba, entre otros. Con estas acciones reclaman por sus propias condiciones de vida (salario, protección, etc.) y con ello la defensa de la salud de toda la población.

Para finalizar es bueno recordar que en la semana entrante tendrán lugar varias acciones votadas por el Plenario Nacional Antirrepresivo, que tendrán entre las consignas centrales ¡justicia para Facundo Castro! ¡fuera Berni! Más que necesarias luego de que el resultado de la autopsia determinase que su muerte no fue por causas naturales, pero sin esclarecer de qué manera sucedió. Las pruebas que colocan a la Bonaerense como responsable de la desaparición forzada seguida de muerte requieren de una gran movilización popular para que haya justicia.

¡Buen domingo!

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