Políticas

15/8/2002|767

De la Sota encarcela y apalea

En el mismo momento en que se desarrollaba el Acampe, en otro sector de la ciudad la policía de De la Sota reprimía salvajemente una movilización de carreros (cartoneros) que protestaban porque la municipalidad no les permite entrar con sus carros (o cualquier otra movilidad) a recoger cartones en el centro de la ciudad, una actividad que permite comer a cientos de familias de los barrios más humildes. Tan brutal fue la represión que los vecinos de los edificios cercanos salieron a repudiarla y los medios se hicieron eco del repudio popular a la acción del gobierno. Más de 15 personas fueron detenidas (y al sábado 10, 5 de ellos continuaban presos). Aquí la interna De la Sota-Kammerath pasó a “cuarto intermedio”, la policía de De la Sota ayudó a cumplir las disposiciones del Ejecutivo comunal, y sobre todo a garantizar el negocio del cartón y papel para Roggio (Cliba).


El día anterior al Acampe, la policía desalojó por la fuerza a más de 30 miembros de la Unión de Organizaciones de Base – dirigida por Graciela Palomeque, convertida ahora en funcionaria municipal – que reclamaban respuesta a reclamos para los comedores y cooperativas de vivienda frente a la Casa de Gobierno; 16 de ellos fueron detenidos y luego liberados. Aquí se justificó la represión en nombre de una maniobra política por la “interna”. Interna sí, interna no, lo común es la represión a los trabajadores. Que De la Sota no haya pretendido impedir el Acampe piquetero es la excepción que confirma la regla: se trata de un represor; por si quedaba alguna duda, en los días previos y el mismo día lo puso de manifiesto. Fuera De la Sota, fuera Kammerath, represores del pueblo cordobés.