Crisis eléctrica: De los cortes de luz al tarifazo

Este fin de año no estuvo caracterizado solamente por la crisis de las tercerizaciones ferroviarias. En numerosos barrios de la Capital y el conurbano se armaron piquetes y se quemaron cubiertas por miles de familias sin luz. El desbarajuste eléctrico desató una crisis política, pues quedó de manifiesto la completa inoperancia del Ministerio del principal operador del gobierno, el de Planificación, y desnudó la responsabilidad de los privatizadores, la burocracia sindical y el Estado.

Los empresarios K

El gobierno responsabiliza de los cortes a la ausencia de inversiones del pulpo Edesur. Lo que no dice De Vido es que esa desinversión ha sido largamente pactada con los “reguladores” del Estado. Desde 2002, primero bajo Duhalde, los privatizadores eléctricos han sido eximidos de los compromisos de inversión pactados en los contratos de privatización, a cambio de no aumentar las tarifas eléctricas domiciliarias. Esta amnistía de inversiones no impidió que el Estado les otorgara a los privatizadores jugosos subsidios, principalmente destinados a la compra de combustibles para sus centrales de generación eléctrica.

Aunque los cortes de luz han afectado a usuarios de todas las distribuidoras de la Capital y el conurbano, el gobierno le ha pedido una “auditoría integral” solamente a Edesur. Según los diarios, el apriete estaría vinculado con un cambio de mano de la empresa, de los italianos de Enel y de los brasileños de Petrobras, a los capitalistas amigos de los K: el casino-petrolero Cristóbal López u otros como Midlin o Ezkenazi. La condición de los “empresarios amigos” sería pagar su ingreso a Edesur con futuros tarifazos. El parasitismo de la “burguesía nacional” kirchnerista, que se queda con los servicios públicos sin poner un mango, queda retratado una vez más. Pero la idea llega en un mal momento: una, porque hay elecciones en octubre; otra, porque Bolivia acaba de demostrar los costos de semejante movida -al punto que Hugo Chávez tuvo que desechar su proyecto de aumentar nuevamente el IVA.

Burocracia sindical

Quien ha salido a fogonear esta reprivatización es uno de los gordos del sindicalismo -y hasta sospechado de “duhaldismo”. El burócrata de Luz y Fuerza, Oscar Lescano, reclamó que pase “a manos de empresarios argentinos”. Es que la reprivatización trae incorporado el sistema de las tercerizadas en el servicio eléctrico. El mantenimiento de la red eléctrica ha sido desguazado en manos de decenas de “pequeños y medianos” operadores, los que emplean a trabajadores muy por debajo del convenio. La burocracia de Luz y Fuerza es cómplice de este negocio.

Nuestro planteo

La crisis eléctrica y energética desnuda el fracaso de la política oficial, que ha pasado por rescatar a los privatizadores con subsidios, al tiempo que los habilitó a reducir drásticamente sus inversiones. Los Macri, Cobos y otros plantean la liberación completa de tarifas. Pero el kirchnerismo avanza en el mismo camino. La escalada de los precios internacionales del petróleo ha tornado explosiva -e incierta- la factura de los subsidios. Pero los K pretenden que Argentina es inmune a la bancarrota capitalista mundial.

El rescate del sistema energético debe hacerse sin tarifazos ni derrumbe en el servicio. La nacionalización del servicio conlleva la necesidad de la nacionalización del petróleo y del gas, pues es inconcebible que los trabajadores deban pagar precios internacionales que son casi treinta veces superiores a los costos de producción -solamente para alimentar la renta del subsuelo de los monopolios. La nacionalización debe abarcar la cadena energética, desde la extracción de gas y petróleo hasta la distribución eléctrica. Los hidrocarburos deben servir para la industrialización del país -no negociados como productos a granel en el mercado internacional.