Políticas

8/5/2003|799

Debate sobre elecciones ¡¿Qué carajo festejan?!

…Esta fue una de las consideraciones del compañero Lucas, del MTD “Aníbal Verón”, en su intervención en el cierre del imponente acto en la Plaza obrera y popular del último 1° de Mayo.


A mí me pareció una consideración provocadora, en el sentido que reclama una respuesta, si es que la hay.


El “Qué carajo festejan” este compañero lo argumentó con que entre los dos candidatos del Pj sólo pudieron juntar el 45% de los votos del electorado.


Indudablemente, estos guarismos, para la tradición burguesa (y, por qué no, para la peronista), son espantosos.


Sin embargo, al más altanero, soberbio y reaccionario de sus candidatos (Menem, aún con segunda vuelta y todo), le pareció que valía un festejo.


Y esto también es provocador; en todo caso merece tomar nota de que el candidato del abrumador 60% del ’89, ahora festeje por un patético 24%!


Y me parece que aquí la fórmula de “el fin justifica los medios” se ajusta con una precisión implacable, porque la tradición política argentina está patas para arriba a causa de que el pueblo a esa tradición la cagó a patadas durante meses desde el primer Argentinazo del 19 y 20 de diciembre del 2001, arrinconando al borde del precipicio a todo el régimen bajo la consigna de “Que se vayan todos”.


Sucede que vivimos en una sociedad en donde la tradición indicó durante 50 años que las elecciones significaban algo para el pueblo: recuperar algunas reivindicaciones, conquistar algunas nuevas, liberar detenidos, etc. Cuando la burguesía necesitaba imponer su salida recurrían al golpe de Estado.


Es evidente que dicha tradición ha sufrido una modificación descomunal, pero así y todo, todos los que se tienen que ir han logrado (todavía) quedarse, recurriendo a las “elecciones”. Y con más del 85% de presentismo a votar es contundente el insignificante peso del voto en blanco; aún menor que el voto a la izquierda.


Es innegable que el giro a la izquierda en la sociedad que se expresa en las masivas movilizaciones y luchas aún no concita la adhesión del voto como tempranamente pronosticó IU, como prolongación espontánea del voto al PT en Brasil, y ya ocho meses antes presentó candidatos. El PO fue el último partido en presentar candidatos. Desde nuestra perspectiva, luchamos contra el gobierno de Duhalde y a favor de una Asamblea Constituyente soberana, pero consideramos un error subestimar el éxito de Duhalde en lograr por esta vía parte de lo que se propuso con el ataque homicida del 26 de junio en el Puente Pueyrredón.


Para abonar con datos que presuntamente apoyarían el “Qué carajo festejan”, desde el Partido Obrero señalamos a quienes tengan esa consideración y juicio sobre estas elecciones que el porcentaje todavía es menor si se toma en cuenta que el 45% de los votos positivos de los candidatos al ballotage en el padrón electoral sólo significan el 36%


Creo que es imprescindible puntualizar cuál fue el rol fijado por la burguesía: recuperar el poder de arbitraje del Estado. ¿Cuál fue el primer logro de este objetivo? Encauzar a las fracciones del peronismo, cuestión no menor ya que el proceso de competencia inter-fraccional ponía en riesgo la salida electoral.


Duhalde se salió con la suya; no como él quería, pero cierto es que a la burguesía le conviene.


Sería muy instructivo y clarificador ubicar a estos candidatos entre los primeros meses del Argentinazo. Menem (el del actual patético 24%), en las encuestas tenía el 50% de rechazo; tal vez ahí esté la respuesta a por qué festejan.


Podríamos decir que remontó un 75%. Un candidato que supo presumir del 60% del electorado ahora festeja por el 24%. Y es indudable que sabe muy bien lo que festeja.


Pero no es Lázaro, por lo menos no el de “levántate y anda”. La bancarrota económica no ha sido resuelta, y la rebelión popular no ha logrado ser relegada al movimiento piquetero.


El veranito de Lavagna ha sucumbido a la presión de la banca internacional; ahora hay que pagar la deuda pública y dejarse de joder con el default.


El escenario político que se abre es de un delicado equilibrio faccional entre los partidos patronales. Hace un año, este paso que han dado era impensable, y es preciso ver este famélico progreso en medio del cuadro de una crisis de poder que aún no se disipó.


A mi entender tienen motivo de festejos, y como es nuestra tarea dar batalla contra la burguesía y el imperialismo allí donde se presente un escenario de lucha, creo fundamental debatir posiciones, programas, consignas a la luz de los hechos.


Quienes dimos batalla en las calles de Buenos Aires, derrotamos a De La Rúa-Cavallo; pero no logramos confluir en una misma estrategia política para imponer nuestras condiciones.


También derrotamos la política de Duhalde, pero nuevamente se presentaron los límites políticos que todavía no hemos superado, como por ejemplo la ausencia en las ANT de organizaciones de indiscutibles luchadores, y seguramente nuestra incapacidad para convencerlos de que ocupen el lugar que les pertenece en ese ámbito propio de la clase obrera que tanto sacrificio nos ha costado.


Es claro que discrepo con la afirmación del compañero Lucas, como también es claro que tanto él como yo, entre millares y millares de piqueteros, vamos a vivir en carne propia el desenlace de esta coyuntura histórica, por la salida de los obreros o por la salida de los banqueros: Por Trabajo, Dignidad y por un Cambio Social, como dice la consigna del MTD “Aníbal Verón” (en la que nosotros interpretamos Socialismo o Barbarie).


Es indudable que vamos a luchar implacablemente contra el imperialismo, pero es necesario que luchemos con una estrategia común, con objetivos propios, como obreros.