Políticas

6/10/2016

Declaración del Frente de Izquierda y de los Trabajadores ante la situación nacional

19 de Noviembre - Cancha de Atlanta. Acto del Frente Izquierda y de los trabajadores

Frente de Izquierda y de los Trabajadores


Contra el ajuste de Macri y de los gobernadores. No son ninguna alternativa el PJ/FPV, Massa ni la centroizquierda.


Por una alternativa política independiente de los trabajadores y la izquierda


1.            Como representante de los intereses del gran capital, el gobierno de Macri viene llevando adelante un plan de ajuste y de ataque a las conquistas de los trabajadores. Durante una década, ese mismo gran capital nacional y extranjero se sirvió del kirchnerismo para que los fondos públicos concurrieran a su rescate, a través del pago de la deuda externa y del sostenimiento de las privatizaciones con subsidios que superaron el medio billón de pesos costeados con el presupuesto estatal. Hoy, esos mismos intereses capitalistas han mandatado a Macri a tramitar otro rescate, esta vez, a manos del capital financiero internacional. Como expresó recientemente el llamado “MiniDavos”, el gobierno apuesta a brindar todo tipo de concesiones a las grandes corporaciones internacionales y a los capitales locales, a la vez que ha iniciado un nuevo ciclo de endeudamiento externo. El pago a los fondos buitre, el blanqueo de capitales y los brutales tarifazos en los servicios públicos son sólo una muestra de la política de este gobierno, al servicio de los grandes empresarios y las multinacionales, las patronales del campo, los bancos y el imperialismo. Durante 2016, los salarios perderán en promedio más de un 10% de su poder adquisitivo. El desempleo, por su parte, llega casi al 10% de la población y hay un porcentaje similar de subocupados. A los once millones de pobres que dejó el kirchnerismo, el gobierno de Macri le ha agregado 1,5 millón en estos meses. Aún con el retroceso que debió realizar en su anuncio inicial, debido a la reacción popular, se apresta a dar a conocer un nuevo cuadro tarifario del gas que incluye un primer aumento del 200%, pero que llegará a un 1200% en 2019, en el marco de una dolarización de tarifas en favor de los monopolios petroleros y gasíferos y de distribuidoras y transportadoras, mientras siguen en pie los aumentos de la electricidad, el agua y el transporte público, y se sigue subsidiando a las petroleras, privatizadas y patronales del transporte. A la vez, van por profundizar la flexibilización y la precarización de la clase trabajadora, como se revela en los anuncios de un nuevo régimen -aún más negrero- de Riesgos del Trabajo y en una ‘Ley Pyme’ que servirá para una mayor precarización de la fuerza laboral joven.


2.            La política del gobierno nacional es compartida en sus lineamientos centrales por las distintas variantes de la oposición patronal, como lo expresan los ajustes llevados a cabo -incluso con una brutal represión y persecución a los que luchan- por las gobernaciones del FpV/PJ en sus provincias (como Tierra del Fuego, Santa Cruz y Santiago del Estero, entre otras) y el apoyo que han dado en el parlamento tanto las diferentes variantes del FPV/PJ, como el Frente Renovador, a las principales leyes impulsadas por el macrismo (pago a los fondos buitre, blanqueo de capitales, nuevos miembros de la Corte Suprema, entre otras).


Los planteos del Frente Renovador de “defensa de las Pyme” o del “trabajo nacional” no implican medida alguna frente a la exacción del capital financiero o de los tarifazos en favor de las privatizadas. Sus planteos supuestamente “proteccionistas” sólo sirven de excusa para acicatear una mayor precarización del trabajo: en definitiva, aluden a la competencia internacional para promover la baja y quita del salario y de las condiciones de trabajo. Massa está construyendo una coalición política con la denominada “centroizquierda”, un partido del capital agrario (Stolbizer). La centroizquierda y los movimientos sociales que se suman a ellos reiteran la vieja historia del seudoprogresismo que sirve de furgón de cola a los grandes bloques capitalistas.


3.            El FPV/PJ, que de conjunto no expresa intereses diferentes a los del Frente Renovador, atraviesa un conjunto de divisiones. Un ala está ligada a los gobernadores (muchos de ellos de su palo, como Alicia Kirchner, Bertone y Claudia Zamora), los cuales tramitan un acuerdo de fondo con el macrismo, donde el rescate de las provincias tenga como contrapartida el apoyo político al ajuste nacional. El kirchnerismo, por su parte, practica una demagogia opositora cuyo objetivo es llevar a los trabajadores detrás de una recomposición del peronismo. Cristina Kirchner ha incluido a los gobernadores del PJ y al propio Sergio Massa en sus llamados a construir el “Frente Ciudadano” o una “Nueva Mayoría”. Este planteo, por un lado, apunta a buscar la vuelta al poder mediante elecciones del pejotismo de los Insfrán, Urtubey, Bossio, Scioli, Gioja, Berni, Milani y compañía, laderos de los José López, Schiavi, Jaime, los Lázaro Baez y los Cristóbal López, y de burócratas sindicales del estilo de José Pedraza, el asesino de nuestro compañero Mariano Ferreyra. Es una política contraria a los intereses de la clase obrera y los explotados.


El llamado a constituir “una nueva mayoría” a quienes votaron el pacto con los fondos buitre y otras leyes de ajuste constituye un apoyo indirecto a esas medidas reaccionarias. No debe olvidarse que el kirchnerismo restó su voto a la ley buitre en diputados, donde sus votos eran prescindibles (aunque presentó un proyecto de ley para pagarle a los buitres), mientras que en el Senado, donde sí importaban sus escaños, la ley se aprobó con el voto del FPV.


El gobierno ajustador de Macri, entonces, no surgió de la nada. Es el resultado del cambio de frente de la clase capitalista, incluida la burguesía nacional, que gobernó con el kirchnerismo hasta el agotamiento de su política. Cuando las cajas del Estado se fundieron, la clase capitalista reclamó un viraje para obtener financiamiento internacional. Este viraje lo quiso realizar el propio kirchnerismo, primero con el pacto con Chevrón, y luego nominando como su candidato a Scioli. Esto verifica el acierto del Frente de Izquierda de haber desarrollado una campaña activa por el voto en blanco en ocasión del ballotaje. Esta fue la única posición que expresó una política independiente y de clase frente a Scioli y a Macri.


La crisis de las experiencias autodenominadas nacionalistas o progresistas es de alcance continental. Estas variantes terminaron aplicando los planes de ajuste que dicen condenar, como sucedió en Brasil con el gobierno del PT (reemplazado por el ilegítimo y corrupto de Temer a quien hay que echar con la movilización), en Venezuela con el gobierno de Maduro; y en Argentina con el kirchnerismo, que terminó pactando con Chevrón y el Club de París. Repudiados por una parte de su propia base social, y sin condiciones políticas para llevar adelante el ajuste que reclaman la burguesía y el capital internacional, los gobiernos de Kirchner y Dilma terminaron relevados por alternativas derechistas. Pero muy rápidamente, los Temer y Macri se enfrentan a sus primeras crisis, como consecuencia de la reacción obrera y popular y de la marcha de la crisis capitalista, que coloca a la izquierda revolucionaria ante el desafío de demarcarse del nacionalismo y el centroizquierdismo, incluso cuando éste reviste una forma pretendidamente izquierdista, y luchar por gobiernos de trabajadores y por la unidad socialista de América Latina. El Frente de Izquierda aporta una peculiaridad en el proceso político continental. A diferencia de otras organizaciones o frentes, que en nombre de la izquierda levantan una estrategia de conciliación de clases, el FIT ha enfrentado a los gobiernos capitalistas con un programa por la independencia de clase y por un gobierno de trabajadores.


4.            Mientras asistimos a los primeros actos de un ataque a la clase obrera y los sectores populares, la burocracia sindical ha sido garante de la “gobernabilidad”, dejando pasar todo el ajuste. La CGT ni siquiera ha llamado a un paro dominguero, pero aunque lo hiciera, lejos estaría de ser parte de un plan de lucha para iniciar el camino para derrotar al ajuste. Ambas CTA, a su vez, son parte de la política kirchnerista de utilizar la oposición al macrismo para llevarla detrás de la política de conciliación de clases, como quedó claro en la convocatoria realizada junto a cámaras de empresarios y políticos del FPV a la Marcha Federal. Por eso los sectores clasistas de los sindicatos pertenecientes a las centrales convocantes, pararon y marcharon con una columna independiente en esa jornada, como también lo hicieron el pasado 9 de agosto pasado, bajo el reclamo de un paro activo nacional y un plan de lucha por el salario, contra los despidos y suspensiones.


5.            El gobierno de Macri surge a partir de la crisis de un proyecto pretendidamente “nacional y popular” que durante doce años, y pese a su retórica, no sólo mantuvo el sistema de dominación capitalista semicolonial argentino, sino que vino a rescatar a los intereses capitalistas golpeados por la bancarrota de 2001 y a restaurar el sistema político burgués golpeado por la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre. Por eso, las palabras de CFK reivindicando la “unidad obrero-estudiantil” en La Plata no son más que una operación de cara a las legislativas del 2017, escondiendo que después de doce años de kirchnerismo casi el 65% de las 500 principales empresas están en manos extranjeras. Que en ese período se pagaron más de 200.000 millones de dólares de deuda externa. Y que lejos de afectar los intereses del gran capital agrario, en estos años se profundizó y extendió el “modelo” sojero como uno de los pilares del sometimiento y el atraso nacional, así como de la megaminería contaminante y el acuerdo secreto con Chevron. Las principales empresas prestatarias de servicios públicos y sectores de infraestructura (electricidad, gas, telefonía, rutas nacionales, puertos) así como la mayor parte de los recursos hidrocarburíferos siguieron en manos privadas, y fueron beneficiadas con subsidios mientras se les toleró la más completa desinversión. Las estatizaciones parciales o totales, en YPF, Aguas o Correos, fueron operaciones de socorro a capitalistas vaciadores, como ocurriera con Repsol que fue generosamente indemnizada. El rescate de las privatizadas por el kirchnerismo ha mostrado el verdadero carácter del estatismo capitalista, que actúa como un factor de confiscación de los trabajadores para salvar al capital.


6.            En el movimiento obrero, el proyecto “nacional y popular” se tradujo en el apoyo y la promoción de las distintas burocracias sindicales. Durante años Moyano fue el principal sostén del gobierno de los Kirchner junto a los Caló y los Andrés Rodríguez, cómplice de los despidos que el macrismo realizó en el Estado. La “pelea contra las corporaciones” se tradujo en disputas de distintas camarillas capitalistas. El primer gobierno de Néstor Kirchner contó con el aval y la bendición del grupo Clarín. Luego, el choque con Clarín y la ley de medios sólo condujeron al desarrollo de nuevas corporaciones mediáticas afines al gobierno, muy lejos de la pretendida “democratización de la palabra”. Cuando las “korpos” fueron vaciadas por los Spolski o López, sus consecuencias las pagaron los trabajadores. Mientras crecían las penurias por la falta de vivienda para los sectores populares, los fondos públicos favorecían a algunos grupos económicos y otros prebendarios directos del estado y la obra pública, como los Lázaro Báez y Cristóbal López. Las bolsas en el convento de José López son solo una pequeña muestra del despilfarro y la corrupción de este “capitalismo de amigos”. Fue este supuesto “gobierno de los Derechos Humanos” el que puso al genocida Milani a cargo de las Fuerzas Armadas y gran parte de la inteligencia nacional, el creador de los “Proyectos X” y el que no dudó en criminalizar la protesta social negándose a desprocesar a los 6.000 luchadores populares; metiendo preso al “Pollo” Sobrero; avalando la condena a perpetua de los petroleros de Las Heras y reprimiendo con dureza luchas obreras como la de Lear, Kraft, los petroleros y docentes de Santa Cruz, entre otras. El kirchnerismo se caracterizó además por una cooptación de las organizaciones sindicales y de los llamados “movimientos sociales” así como de gran parte de las organizaciones de derechos humanos. No cabe duda que el macrismo se ha servido de todo lo anterior para tratar de justificar su ajuste. En todo esto consistió la llamada “década ganada”.


Hoy, el pasaje del kirchnerismo a la oposición exige de la izquierda la mayor delimitación y clarificación política. Es necesario denunciar su demagogia opositora, que pretende servirse de las reivindicaciones populares para su reconstrucción política y para bloquear el tránsito de las masas hacia posiciones revolucionarias. En oposición al “Frente Ciudadano” o a la “nueva mayoría”, que procuran atar a los trabajadores al carro de las variantes capitalistas fracasadas, el Frente de Izquierda reafirma su lucha por la independencia política de los trabajadores.


7.            El Frente de Izquierda surgió en 2011 defendiendo la independencia política de la clase obrera desde una perspectiva anticapitalista y socialista. Su surgimiento y su desarrollo han sido, por un lado, la expresión de la declinación y el agotamiento del peronismo como referencia popular, y, del otro, el resultado de una lucha de clases sistemática contra los gobiernos, el Estado, el régimen y los agentes políticos y sindicales del nacionalismo capitalista, que tuvo su expresión en la recuperación de sindicatos y comisiones internas, en la conquista de centros, en la defensa de las fábricas bajo gestión obrera y en la emergencia del movimiento piquetero. El Frente de Izquierda ha rechazado la variante fracasada de sometimiento a los bloques o partidos capitalistas, como ha ocurrido con la centroizquierda; asimismo, se ha delimitado de los gobiernos “nacionalistas” o “progresistas” latinoamericanos que, incluso cuando protagonizaron roces con el imperialismo, preservaron las relaciones capitalistas de propiedad. Defendiendo la lucha por un gobierno de los trabajadores de ruptura con el capitalismo, entendiendo esta consigna en sentido antiburgués y anticapitalista. Defendiendo la lucha por la unidad socialista de América Latina, contra la falsa verborragia de esos gobiernos sobre la “integración latinoamericana”, que encubrió la continuidad del sometimiento al capital imperialista.


El Frente de Izquierda señala que el rumbo político y económico del macrismo –apoyado por toda la oposición patronal- conducirá a una nueva crisis nacional. El gobierno pretende postergar sus contradicciones a costa de un acelerado endeudamiento.. Macri anuncia el “retorno a los mercados”, cuando existe una crisis mundial capitalista que los gobiernos patronales del mundo descargan sobre las espaldas del pueblo trabajador. En ese cuadro, los inversores reclaman -y el gobierno les ofrece- una fuerza de trabajo flexibilizada y con sus conquistas históricas degradadas. La condición para la supuesta “lluvia de inversiones” es un retroceso histórico en las conquistas y condiciones de vida de los trabajadores argentinos. El compromiso de todas las fuerzas patronales con esa escalada antiobrera reafirma el desafío y la responsabilidad que tiene el Frente de Izquierda, para desarrollar una alternativa de los trabajadores frente a la crisis nacional.


En oposición al camino sin futuro al que conduce el ajuste de Macri y los gobernadores, el Frente de Izquierda levanta un programa para que la crisis la paguen los capitalistas. Un programa que entre otros puntos plantea un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar; el pase a planta de todos los contratados y el fin de todas las formas de precarización laboral; el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario; la prohibición por ley de los despidos o suspensiones; la abolición definitiva del impuesto al salario (“ganancias”), otra herencia del kirchnerismo que “Cambiemos” pretende perpetuar; el 82% móvil del último mejor salario percibido y una Anses dirigida por trabajadores y jubilados electos. En vez de bajar el “costo laboral” (en un país donde las dos terceras partes de los trabajadores no llega a la canasta familiar) planteamos terminar con el despilfarro capitalista, o sea el “costo patronal”, mediante la apertura de los libros de las empresas, la nacionalización del comercio exterior, la auditoría y el no pago de la deuda externa para dar trabajo, salud, educación y vivienda para millones.


En vez de un Estado que rescate a los pulpos petroleros y gasíferos con precios garantizados y en dólares, planteamos la anulación de los tarifazos, la apertura de los libros de las empresas; la reestatización de las privatizadas bajo control y gestión obrera y la nacionalización de toda la industria energética, para que la renta petrolera sea reapropiada por la mayoría trabajadora y constituya la palanca para un plan de industrialización dirigido por los trabajadores. Reivindicamos la ocupación y puesta en producción bajo gestión obrera de fábricas como Fasinpat (ex Zanon) y Madygraf (ex Donnelley), frente al ahogo que soportan por parte del Estado y los grupos capitalistas.


En ese camino venimos exigiendo a las centrales sindicales que rompan con la tregua y convoquen a un paro activo contra los despidos el ajuste y los tarifazos, con movilización de cientos de miles en todo el país, como parte de plan de lucha progresivo hasta derrotar el plan antiobrero y antinacional del gobierno. Asimismo, combatimos la criminalización de la protesta, como el intento de desafuero de directivos del Sutef de Tierra del Fuego, el intento de aplicar el fallo de la Corte para limitar el derecho de huelga a los ferroviarios del Sarmiento, en pelea abierta contra la patronal, el gobierno y la burocracia desde el 2001; la persecución a delegados de la línea 60, el repudio a las patotas contra la oposición en el sindicato de la Carne, y otros atropellos. Así mismo reclamamos la libertad inmediata de Milagro Sala.


Luchamos por recuperar los sindicatos para los trabajadores, contra la burocracia sindical, para que la clase obrera pueda desplegar su programa de salida a la crisis en beneficio de toda la nación explotada y oprimida. Reivindicamos el triunfo del frente Negra-Roja-Granate en el SUTNA (Sindicato del Neumático) que permitió recuperar para los trabajadores un sindicato industrial estratégico, derrotando a la burocracia sindical kirchnerista, así como la experiencia de los SUTEBAs combativos y otros sindicatos docentes, ejemplos del frente único de clase contra la burocracia, la patronal y el Estado; la experiencia de la oposición combativa y antiburocrática en el subte, que se enfrenta a una burocracia sindical abiertamente kirchnerista.. Impulsamos el frente único de las organizaciones obreras para enfrentar el ajuste y promovemos la unidad de acción contra la represión estatal y por las reivindicaciones populares. Sostenemos que la lucha consecuente contra el gobierno macrista plantea la independencia política de los partidos capitalistas. Por todo lo anterior, convocamos a todos los trabajadores, estudiantes y sectores populares a enfrentar el ajuste y desarrollar una alternativa política propia, a participar de esta campaña en todo el país, que culminará en un gran acto a realizarse el 19 de noviembre en el estadio de Atlanta, donde se expresarán los representantes del clasismo como así también las distintas fuerzas políticas que integramos el FIT.


6 de octubre de 2016