Políticas

18/9/2014|1332

Declaración del Partido Obrero ante la crisis económica y política, y las luchas obreras contra el ajuste


El 8 de noviembre, vamos al Congreso del movimiento obrero y la izquierda


ACTO APERTURA XXII CONGRESO PARTIDO OBRERO IGNACIO SMITH (41)


La existencia de miles de trabajadores suspendidos o despedidos en la industria, la construcción y el comercio; la realidad de un salario y jubilaciones que han sido corroídos por la inflación; la persistencia y agravamiento del impuesto al salario, o el aumento de la pobreza en todos niveles; todo esto es una clara demostración de que los trabajadores estamos pagando una vez más la crisis capitalista. En oposición a esta política antiobrera se han desarrollado huelgas y luchas tenaces, y la gran huelga nacional del 28 de agosto pasado. Luchamos para desenvolver esta tendencia combativa, en conexión con un programa político cuyo eje estratégico es un gobierno de los trabajadores. En esa perspectiva, convocamos a la izquierda y a todo el activismo obrero y la juventud a impulsar el Congreso para unir al movimiento obrero y la izquierda en un proyecto político común, independiente de los partidos capitalistas.


Otra bancarrota, y van…


Argentina enfrenta una nueva crisis financiera y una nueva crisis industrial. La deuda pública, que era de 180 mil millones de dólares, aproximadamente, en la crisis de 2001, ha llegado a, aproximadamente, 300 mil millones de dólares -repartida por mitades entre los acreedores nacionales y extranjeros, por un lado, y la Anses, el Banco Nación y el Banco Central, por el otro. Los pagos de deuda hasta finales de 2015 son aproximadamente 20 mil millones de dólares, en tanto las reservas disponibles del Banco Central suman 15 mil millones de dólares. El defol de Argentina es, de este modo, muy anterior a la crisis con los fondos buitre. Luego de una década de ‘desendeudamiento’, la deuda pública ha aumentado un 60 por ciento, a fuerza de capitalización de intereses impagos y de nuevas deudas ajustadas al dólar. El Banco Central, responsable último del financiamiento de la economía nacional, tiene un patrimonio negativo, como resultado, esencialmente, de créditos incobrables al Tesoro nacional por 70 mil millones de dólares y de deudas con el sistema bancario local por 300 mil millones de pesos, a tasas de interés del 30 por ciento anual. Esta deuda deberá aumentar en forma exponencial como consecuencia de un déficit fiscal de otros 200 mil millones de pesos. La deuda creciente del Estado con la Anses amenaza el futuro próximo del sistema jubilatorio.


La crisis actual ofrece un nuevo condimento, como resultado del parate sufrido por el rescate financiero internacional encarado por el gobierno. Luego de reendeudar a Argentina con pagos mediante bonos a Repsol, el Club de París y el Ciadi, por más de 17 mil millones de dólares en un sólo año, la intención de obtener financiamiento de los ‘mercados internacionales’ quedó paralizada por la crisis con los fondos buitre. La suspensión indefinida del rescate internacional ha agudizado la crisis financiera, como se refleja en la devaluación del peso en la Bolsa y en el mercado paralelo, y como se manifiesta también en la falta de divisas para la importación.


Tanto los capitalistas nacionales como los extranjeros confían en que el gobierno llegará a un acuerdo con los fondos buitre para tornar operativo el rescate internacional. Toda la oposición tradicional, sin excepción, impulsa una política de rescate internacional con todo lo que ella conlleva: más deuda externa, devaluación y ajuste contra los trabajadores. En la línea de superar la crisis con los fondos buitre y rescatar al rescate del derrumbe, el gobierno ha armado acuerdos con distintos fondos internacionales, aún más buitres que los que litigan con Griesa. Estos acuerdos tienen como eje la devaluación y el financiamiento del acuerdo de YPF con Chevron, que se manifiesta en el aumento descomunal del precio de la nafta. La negociación con los fondos buitre, impulsada desde el gobierno con los bancos locales, primero, y luego con los internacionales, se ha trasladado ahora al fondo buitre internacional por excelencia, el que encabeza George Soros.


Sin embargo, un rescate financiero internacional conlleva una megadevaluación del peso, completar el tarifazo en todas las áreas y, no menos importante, liberar los pagos de ganancias al exterior e incluso reducir las retenciones a los granos. El rescate internacional es un violento plan de ajuste contra los trabajadores. Para los capitalistas, por el contrario, sería un negociado gigantesco: una ‘bicicleta financiera’ que consiste en tomar prestados fondos en el exterior al 2 por ciento anual para obtener rendimientos en Argentina superiores al 15 por ciento. El plan petrolero no tiene por objeto el llamado ‘autoabastecimiento’, sino entregar la renta de los hidrocarburos a los monopolios internacionales como lo atestigua el acuerdo secreto entre YPF y Chevron.


Las luchas y la crisis política 


El acecho de una corrida cambiaria contra el peso, y una corrida bancaria paralela, amenazan la continuidad política del gobierno kirchnerista. Desde el oficialismo hasta la oposición capitalista han puesto a los ‘estallidos’ en la agenda política, en una reposición de lo ocurrido en el verano pasado, con la megadevaluación del peso y las asonadas policiales. Advertimos que se trata también de una acción de amedrentamiento contra las luchas y las huelgas contra las suspensiones y despidos, y contra el impuesto al salario. En oposición a esta campaña política extorsiva y en oposición a un adelantamiento electoral o a un cierre del Parlamento (como acaba de ‘sugerir’ el kirchnerista Kunkel), planteamos la continuación de los paros nacionales de este año con un plan de lucha y una huelga activa de 36 horas, y la convocatoria a un congreso de delegados electos del movimiento obrero para elaborar un plan económico y político alternativo.


Denunciamos como una verdadera patraña política la insistencia de la Cámpora en presentarse como una alternativa presente y potencial contra el neoliberalismo, cuando la Presidenta se reúne con Soros, pacta con el Club de París y pone a YPF al servicio de Chevron. Lejos de cualquier opción política, el camporismo ocupa posiciones dirigentes en el pejotismo y se anota en las listas oficiales de este pejotismo para conservar cargos y privilegios de poder. En oposición a este fraude político, llamamos a desarrollar una juventud socialista y revolucionaria vinculada a la lucha de clases de los trabajadores.


La burocracia sindical ha jugado un rol protagónico como instrumento de las patronales, como se demostró en las empresas automotrices y en el Smata. No escapa a este rol la llamada burocracia opositora, que ha dejado en el aislamiento a las luchas contra las suspensiones y despidos. Para acabar con la tutela de la burocracia sobre los sindicatos, llamamos al frente único de los activistas y sus agrupaciones, en cada sindicato y a nivel regional, y a combatir con firmeza la división y el faccionalismo. Llamamos, asimismo, a impulsar la independencia política de los trabajadores, como la base granítica de un frente único.


En la perspectiva del Congreso del movimiento obrero y la izquierda, llamamos a formar mesas regionales de núcleos y agrupaciones obreras y de izquierda, basadas en acuerdos de lucha y políticos, y una mesa obrera y de izquierda a nivel nacional. Recogemos, con esta propuesta, la inquietud por recuperar el protagonismo político-sindical de los obreros más avanzados y sus agrupamientos. Hemos ingresado en una etapa de protagonismo histórico de la vanguardia de la clase obrera, que deberá desarrollarse en oposición al faccionalismo y reafirmando la independencia de clase como base política del movimiento obrero combativo. Convocamos a todos los partidos del Frente de Izquierda a que nos unamos en este propósito, que no es otro que el de ampliar el campo de acción política socialista en el movimiento obrero.


El Frente de Izquierda debe adoptar una posición común frente a la crisis política y definir, ante los millones de nuestra audiencia, nuestra política electoral. A los sectores de la izquierda que aparecen ahora animados por un impulso de unidad que no reflejaron en el pasado, los convocamos a un debate sobre la base de planteos políticos y programas. La izquierda debe rechazar los métodos electoreros de los partidos patronales como una cuestión de principios. Asistimos a la posibilidad de un nuevo derrumbe del centroizquierdismo, como ocurrió en 2001, esta vez encarnado en Unen, lo cual ampliará la audiencia para el Frente de Izquierda. Lo mismo vale para quienes se han ubicado a la izquierda dentro del kirchnerismo, quienes no tienen más remedio que apartarse de la camarilla oficialista. La crisis de las formaciones patronales y de los agrupamientos de la pequeña burguesía está presente en toda gran crisis política. Es una obligación de la izquierda revolucionaria aprovechar esta crisis política para acercar a las clases medias al proletariado.


Congreso de los trabajadores y la izquierda


Es urgente la exposición del programa del movimiento obrero y la izquierda, ante la crisis, en oposición al programa del capital: por la prohibición de las suspensiones y despidos, y el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario; por la apertura de los libros de las empresas; por la expropiación de toda fábrica que cierre; por un plan de lucha que plantee la ocupación de toda empresa que despida en forma masiva o cierre.


Las iniciativas parlamentarias contra las suspensiones y despidos no sustituyen la acción directa, sirven a ella por medio de la propaganda y agitación. Por la reapertura de las paritarias y un aumento salarial de emergencia para trabajadores y jubilados.


Por el repudio integral de la deuda usuraria: que el pueblo decida a través de un plebiscito. Por un plan de lucha, comenzando por el paro activo de 36 horas, hasta la huelga general.


Contra la entrega de los hidrocarburos, nacionalización de la industria bajo control obrero.


Contra el vaciamiento financiero y el rescate internacional, nacionalización de la banca.


Contra las conspiraciones políticas de las grandes patronales y sus entidades y contra las del gobierno y la oposición tradicional; contra una salida adelantada del gobierno y contra la declaración del estado de excepción, oponemos la urgencia de un plan de lucha y la convocatoria de un Congreso de bases del movimiento obrero, que establezca un programa de salida a la crisis a partir de los intereses obreros y populares.


La situación en su conjunto plantea la necesidad de una gran deliberación política de los luchadores y la izquierda. Nos dirigimos al movimiento obrero que desafía al ajuste y batalla por la recuperación de los sindicatos; a la juventud que combate contra la destrucción de la educación; al movimiento de lucha contra la impunidad, la represión y el gatillo fácil. Para avanzar en esta tarea, llamamos a desarrollar el frente único al interior de cada una de las organizaciones obreras y coordinadoras regionales. Llamamos a todas las tendencias de la izquierda y a los luchadores obreros a constituir mesas regionales por el Congreso del movimiento obrero y de la izquierda, con planes de acción en conexión directa con las tareas del movimiento obrero.


En este camino, llamamos a participar activamente del próximo Encuentro de la Mujer a realizarse en Salta, los próximos 11, 12 y 13 de octubre, para luchar contra el clericalismo y la violencia de género, y el conjunto de los derechos de la mujer. Denunciamos las tendencias represivas y fascistizantes del aparato oficial, y sus políticas de provocación e infiltración al movimiento popular.


Por la libertad y el desprocesamiento de los luchadores.


¡Vamos con todo al Congreso del movimiento obrero y la izquierda!


Comité Nacional del Partido Obrero 6 de setiembre de 2014