Defendamos a las provincias con la huelga general
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El gobierno acaba de sufrir un nuevo desplante del FMI. Para que no queden dudas, la representante yanqui en el Fondo señaló que “primero el plan sustentable, después la ayuda” (La Nación, 3/4). Los representantes del Tesoro, en la misma línea, ratificaron que “no hay posibilidades de obtener asistencia bilateral” por parte de EE.UU.
Duhalde y su ministro de Economía se envalentonaron con la frágil estabilidad del dólar de los últimos días. Pero esta “estabilidad” la lograron mediante un aumento de las tasas de interés, que alcanzaron casi el 100% en los préstamos entre el Central y los bancos, lo que llevará a una mayor parálisis de la economía en un país donde la recesión ya supera todas las marcas históricas. Además, los exportadores, para vender sus divisas retenidas, impusieron al gobierno la rebaja en las retenciones, agravando el déficit fiscal.
Pero al FMI no le importa la estabilidad del dólar; es más, se ha declarado partidario de su flotación libre, aunque llegue a 5 pesos. Lo que el FMI exige es otra cosa: modificar la Ley de Quiebras en beneficio de los acreedores, reestructurar la banca en beneficio de los yanquis desplazando a los competidores europeos y colonizando la banca estatal, el cese de la persecución a los banqueros, un acuerdo con la Corte para ponerle fin a los fallos favorables a los ahorristas y un violento ajuste en las provincias.
Sobre este último punto el FMI ha dado un ultimatum. Sus funcionarios han dado a conocer que reclaman la eliminación de los bonos provinciales y una reducción inmediata del gasto del orden del 27 por ciento. Para concretar este plan estiman que 375 mil empleados provinciales deben ir a la calle.
Huelga general
Visto la envergadura reaccionaria del plan fondomonetarista, salta a la vista que una pulseada decisiva se dará entre el gobierno y el Fondo, de un lado, y las provincias del otro. Sólo una profunda reacción popular puede parar lo que será, sin duda, un ataque nunca visto a los trabajadores, al federalismo, a la nación toda.
Las huelgas generales que los sindicatos docentes están desarrollando en Río Negro, Chubut y Entre Ríos tienen, en esta situación, una importancia nacional. Representan no el pasado, sino el camino que deberán recorrer todos los trabajadores provinciales en el próximo período en defensa de su fuente de trabajo y su salario.
El apoyo que la burocracia sindical le sigue dando al gobierno muestra una vez más el carácter reaccionario de Daer, Moyano y De Gennaro. Muestra también el error mortal de la FTV y de la CCC que se han sumado a la tregua a cambio de un subsidio miserable de 150 pesos a los jefes de familia, que sólo alcanzará a un tercio de la población que está en niveles de miseria.
Repetimos acá lo que hemos señalado en otras oportunidades: la huelga general surgirá de abajo, de los activistas que están resistiendo la ofensiva capitalista. Las huelgas provinciales, que ya han comenzado, pueden cumplir un papel fundamental y transformarse en catalizador de un levantamiento nacional contra el gobierno duhaldista, sobre todo si logran sumar al movimiento obrero ocupado que ve cotidianamente reducir el valor de su salario.
Fuera Duhalde
La situación de demolición del gobierno nacional se profundiza día a día. La lucha entre los monopolios por sobrevivir aumenta la rapiña y la anarquía, agregando, si fuera necesario, un factor más de desorganización económica y de desestabilización política.
El gobierno de Duhalde está obligado a marchar hacia una salida de fuerza que discipline a las distintas fracciones de la burguesía y derrote a las masas. Es lo que exige el FMI porque sabe que sin gobierno por decreto y estado de sitio su plan no pasa de los papeles.
El cuadro de conjunto plantea la necesidad de marchar hacia la huelga general y hacia una salida de conjunto. Por eso cobra gran importancia el plan de lucha lanzado por el Bloque Piquetero Nacional por un programa de salida a la crisis.
En el transcurso de esta lucha, el movimiento popular, los piqueteros y las Asambleas Populares deben ir desarrollándose como alternativa de poder. Para eso es necesario que asuman la misión de ponerle fin a la experiencia fracasada del gobierno duhaldista, luchar “para que se vayan todos” y para que el poder pase a una Asamblea Constituyente soberana en la nación, las provincias y los municipios.