Políticas

17/2/2005|887

Defendamos a los vendedores ambulantes


Es cierto que el nuevo Código Contravencional está sirviendo de “libreto” para la persecución que se ha desatado sobre todos los vendedores ambulantes de la ciudad. Pero el grado de arbitrariedad y salvajismo que ha alcanzado esta persecución en los últimos días va más allá del Código: estamos asistiendo a la guerra de mafias de un gobierno descompuesto. Las víctimas de esta guerra son los miles de compañeros que, para sobrevivir, deben apelar a la venta callejera.


 


A partir de que el Código entró en vigencia, no faltaron las “convocatorias” para “reuniones de trabajo” en las comisarías. “A razón de quince pesos por puesto y por día, pueden trabajar tranquilos”, les señalaron a los vendedores en algunas seccionales policiales. En otros lugares, como Plaza Francia y Constitución, los fiscales contravencionales han arrasado con puestos y mercadería, en medio de una dura resistencia de los vendedores que vuelven a ocupar sus lugares. En Constitución, los vendedores perseguidos han obtenido permisos de venta por parte del Gobierno porteño. Pero los certificados extendidos no les son reconocidos por los fiscales, sencillamente porque responden a otra “interna” del gobierno. Los fiscales y policías fueron particularmente duros con el puesto de Martín Amitrano, uno de los vendedores que está preso por los hechos del 16 de julio en la Legislatura. “Reclamaban el permiso que no pudo tramitar, precisamente por encontrarse detenido”, nos explicaban sus compañeros.


 


El nuevo Código admite la venta callejera cuando se trata de una actividad de “mera subsistencia”, algo que ocurre con el ciento por ciento de los vendedores perseguidos. Pero los fiscales desconocen incluso esa restricción, y aplican la norma represiva con total arbitrariedad.


 


Ibarra y Alvarez están esgrimiendo contra los vendedores la “autoridad” que han perdido ante todo el pueblo de la ciudad. Son duros contra el trabajador de la calle, para disimular su sociedad con los Chabán.


 


¡Basta de persecución a los vendedores! ¡Abajo el Código Contravencional! Realicemos piquetes para que no pase un solo desalojo.