Políticas

31/7/2003|811

Del apoyo al gobierno capitalista de Lula a la Alianza bonaerense

Como es harto sabido, Izquierda Unida saludó entusiastamente la elección de Lula como un “triunfo obrero y popular”. El Mst dedicó la mayor parte del último número de su publicación internacional (Correspondencia Internacional, marzo 2003) a presentarlo como una expresión del “giro a la izquierda de las masas latinoamericanas”, o sea cuando ya hacía tres meses que gobernaba para el Fondo y los banqueros.


Ahora, cuando las masas brasileñas se van insurgiendo contra el gobierno, el Mst se cubre las espaldas denunciando “la política de la dirección del PT (…) que está girando el timón a la derecha” y desnaturalizando sus principios fundacionales.


Es claro que esto de que el gobierno Lula gira a la derecha, pretende encubrir su carácter de clase, es decir, que no es un gobierno de trabajadores sino de la burguesía proimperialista. La reiteración en su momento de que “ganó Lula” o “ganó el PT” cumplía esa misma función, porque el poder no había pasado a manos de los representantes de los trabajadores, sino a una coalición con la burguesía y los terratenientes y con los viejos políticos del sistema.


Para el Mst y la izquierda petista como un todo, el que se derechiza es “nuestro gobierno”, es decir, un “gobierno de los trabajadores”. La crítica a la derechización era insustancial antes de que Lula llegara al gobierno porque el eje de la campaña mundial de la corriente del Mst era presentarlo como la “expresión electoral obrera y popular de la radicalización de las masas latinoamericanas”. Ahora, después que Lula asumió, el Mst e IU se niegan a caracterizarlo como un gobierno capitalista que actúa como correa de transmisión directa de la política del capital financiero y del FMI.


El planteo de “volver al PT de los orígenes” es igualmente encubridor. El “PT de los orígenes” no planteaba la lucha revolucionaria por el poder ni la destrucción del Estado capitalista, sino la participación de los trabajadores en su gestión. La dirección “original” del PT se estructuró rápidamente en torno a un grupo de intelectuales de la pequeñoburguesía paulista que proclamaban el “valor universal de la democracia” y pretendían transformar el régimen burgués en un régimen de solidaridad social. Sobre esta base el PT se transformó tempranamente en una especie de partido de Estado, sostenido en las prebendas económicas y manejado por funcionarios de las administraciones municipales.


El frente entre Izquierda Unida y el aliancista Partido Socialista, en Argentina, se inscribe en esta política y en esta perspectiva manifestadas en el apoyo al gobierno burgués encabezado por Lula.


Con la excusa de “volver al PT de los orígenes”, el Mst e IU presentan ahora al PT como un partido obrero, que se “socialdemocratiza”. No plantean echar a la burguesía del gobierno, para evitar la única consigna concreta de poder hoy en Brasil; es decir que admite que su “PT de los orígenes” gobierne con un vicepresidente y ministros del gran capitalismo.