Políticas

31/10/1995|471

Delincuentes vuelven al lugar del crimen

La movilización de los desocupados a la casa de gobierno de Neuquén, el pasado 2 de octubre, para reclamar el pago de los subsidios previstos por la ley, ha desenmascarado como ningún otro hecho a la burocracia sindical de la provincia, pero por sobre todo ha puesto al desnudo la naturaleza más que anti-obrera del grupo que se ha encaramado en la conducción del sindicato docente de la capital de la provincia.


La burocracia ‘tradicional’, encabezada por la marisanchista del sindicato docente provincial, “condenó los hechos de violencia” atribuidos a los desocupados (La Mañana, 4/10), alinéandose con el conjunto de las patronales, el gobierno, la policía y el clero, en una furiosa caza de brujas contra los desocupados y los partidos de izquierda que los apoyan en su organización. “ATEN rechaza cualquier tipo de violencia”, expresó Pablo Ferrer, de la conducción provincial, dándole así de paso, con un caño, a todas las movilizaciones populares desde el santiagueñazo,  que no se privaron de prenderle fuego a las ‘instituciones democráticas’ responsables del inmenso infortunio de nuestro pueblo. La posición marisanchista fue compartida por el CTA, lo que explica que sus representantes políticos hubieran votado la intervención a Santiago del Estero en 1993. Pero para que se vea que detrás de estas posiciones hay mucho más que una histérica oposición a la violencia, en especial cuando expresa el derecho a la defensa propia de los de abajo, pocos días más tarde de estos sucesos, la Comisión encargada de administrar el otorgamiento de los subsidios, que integran entre otros el CTA y el clero, eliminó de la nómina a dos mil compañeros, alegando que no reunían los requisitos restrictivos que impone la ley. Como se puede ver, para verdugo el burócrata no tiene sustituto.


Con lo grave que es esta conducta de la burocracia de ‘centroizquierda’, no se puede comparar con la que asumió la ‘izquierda’ que dirige el sindicato capital (que integra un grupo autodenominado ‘bolchevique’), que pretendió expulsar a los dirigentes de su propio sindicato que participaron en la movilización de los desocupados (ver nota de Jorge Mora). Hace unos pocos meses, esta misma gente expulsó de la directiva a Silvia Cochet, del PO, alegando el incumplimiento por parte de ésta de una ley patronal que limita la posibilidad de trabajar en más de un empleo (nota: los ‘bolcheviques’ son rentados sindicales, por lo que no trabajan). En ese momento, denunciamos que esta directiva se había convertido en policía de la burguesía en el sindicato. Que reitere, con agravantes, esta conducta, demuestra que aquello no fue casual, que estamos en presencia de delincuentes políticos y que, naturalmente, el asesino siempre vuelve al escenario del crimen.


La posición macartista de los dirigentes del sindicato capital, repudiada por la asamblea que rechazó su exigencia de expulsiones (ver nota de Jorge Mora), no es el resultado de un momento de irreflexión. Apenas pocas horas después de la represión contra los desocupados en la casa de gobierno, Aten Capital publicó una solicitada explicando claramente sus posiciones (Río Negro, 5/10).


La característica fundamental de esa solicitada es el incumplimiento con uno de los deberes y principios irrenunciables de todo luchador: la defensa in-con-di-cio-nal de cualquier otro luchador o trabajador frente a la patronal y a la represión, es decir, sin que ello signifique un apoyo político a ese trabajador o movimiento de trabajadores. La solicitada no tiene u-na so-la pa-la-bra de defensa para los que fueron reprimidos en la casa de gobierno, ni u-na so-la pa-la-bra de repudio para con los represores. La directiva firmante desciende a la bajeza moral de aludir a la represión como “los hechos que hoy lamentan” o “los hechos lamentables” y califica a las condenas producidas por la Aten marisanchista “como un aprovechamiento irrespetuoso de las necesidades y los sentimientos de la gente”. Pero la directiva provincial no ‘aprovechó’ sino que ‘condenó’ las ‘necesidades y sentimientos’ de los desocupados, y lo que sí ‘aprovechó’ y de ningún modo condenó fue la reacción de la llamada ‘opinión pública’ que manejan los Sobischs y Sapags. ¡Los dirigentes ‘izquierdistas’ del sindicato de capital le reprochan a los marisanchistas su demagogia con la opinión pública reaccionaria, a la cual disfraza con el término ‘neustadiano’ de ‘gente’. Es una forma de solidarizarse políticamente con la represión.


Los momentos de violentos conflictos de clase fuerzan a cada uno a elegir su campo; no son circunstancias en que se pueda andar macaneando, esto porque el Estado y los explotadores exigen definiciones tajantes. Por eso la solicitada de Aten Capital no ahorra definiciones, al extremo que termina con un llamado a “la defensa de la democracia”, algo que retrata la delincuencia política de los autodenominados ‘bolcheviques’.


El verdadero valor de la solicitada, sin embargo, es que delata el antagonismo de los  ‘bolcheviques’ con los desocupados, es decir, con el sector más explotado de los trabajadores. Ocurre que al igual que el gobierno, el clero y la burocracia sindical, los directivos de Capital resaltan (con letras mayúsculas) y defienden “la resolución del plenario de secretarios generales de nuestro gremio del 02/08/95, en el que se resolvió rechazar el proyecto de ley de subsidio exigiendo desde ATEN en su conjunto las medidas tendientes al pleno empleo y a mantener la dignidad del trabajador…”.


¿Los ‘bolcheviques’ rechazan la ley porque establece un subsidio miserable de 200 pesos? No. ¿Porque excluye a los desempleados que no tengan una residencia documentada de más de cinco años? No. ¿Porque limita el subsidio al ‘jefe de familia’, excluyendo al resto de los desocupados de la familia? No. ¿Porque no reconoce como ‘jefe’ a la mujer que dirige el hogar? No. Los ‘bolcheviques’ rechazan el subsidio integralmente, lo consideran ‘indigno’, y transfieren la ‘dignidad’ al ‘pleno empleo’, es decir, a la condición de explotado. La aspiración socialista a la dignidad humana —que el libre desarrollo de cada uno sea la medida del libre desarrollo de todos—, los ‘bolcheviques’ pretenden realizarla mucho más cerca y con domicilio conocido, el ‘pleno empleo’, o sea, la explotación del hombre por el hombre. La solicitada traduce, más que delincuencia, la falta de sentido del ridículo, dicho con todo respeto por las personas serias.


Pero dejando de lado la factibilidad del ‘pleno empleo’ en el actual período de descomposición capitalista, es decir, aun si dejamos de lado que la respuesta a la desocupación no vendrá del ‘pleno empleo’, es decir, del capitalismo sino del socialismo; dejando de lado esto, ¿qué hacer hasta que llegue el ‘pleno empleo’?, ¿morirse de hambre o reclamar que los capitalistas paguen un subsidio a quienes ellos han dejado sin medios de ganarse la sobrevivencia? La directiva de ATEN capital debe estar gozando de una buena alimentación, si se tiene en cuenta su desprecio por el subsidio. No reparó siquiera en su coincidencia con el obispado de Neuquén, que admite la caridad pero rechaza el subsidio, lo que sólo se explica porque éste fue impuesto al Estado por la lucha de los trabajadores. A la larga, ningún Estado capitalista estará dispuesto a mantener un régimen de subsidios, forzando a los trabajadores a luchar por objetivos más estratégicos.


Los ‘bolcheviques’ pueden ver realizado su sueño antes de lo que esperan, esto porque Sapag prometió que exigirá una ‘contraprestación laboral’ a los que reciben el subsidio, lo cual podría llevar, si es ‘aplicado consecuentemente’, a un pleno empleo de 200 pesos. Como se ve, los ‘bolcheviques’ proponen pero es el capitalismo el que dispone.


Algunos alcahuetes, en Neuquén, no vacilan en calificar la demostración popular en la casa de gobierno como una ‘aventura’, que no se puede parangonar con las luchas provinciales en curso. Aun si esto fuera cierto, ¿no hay que defenderla frente a la represión policial? Si la consideran ‘prematura’, ¿acaso proponen prepararla mejor para otra vez? No es lo que surge de la solicitada ni es lo que proponen los alcahuetes, que mal podrían hacerlo porque empiezan por condenar a la vanguardia de la lucha de los desocupados.


Lo que quizás el lector de fuera de Neuquén no sepa, es que los desocupados han protagonizado en la provincia movilizaciones aún más violentas que la que hoy aparece cuestionada, al punto que varias municipalidades estuvieron amenazadas de incendio. Si esas acciones no merecieron el repudio de ‘bolcheviques’ y de alcahuetes, ello se debe a que la reacción oficial ante esos hechos fue de contemporización. Bastó con que la burguesía sacara a relucir el sable, para que, lamentablemente, salieran a relamerse los que nada tienen que ver con la clase obrera, bien que pretenden ser sus parásitos.