-¿Cómo fue la campaña?

-Desde el comienzo fuimos registrando un cambio de humor en la calle y concentraciones obreras, primero descontento y luego de repudio al gobierno para terminar en una fuerte corriente de simpatía que se reflejó en los resultados electorales y en centenas de fiscales.

La agitación callejera, las pegatinas, la puesta en pie de comités de apoyo y la difusión publicitaria, televisiva y radial, fueron centrales. La campaña en Mendoza se concentró en desarrollar nuestro programa en toda la provincia, esforzándonos por establecer al Frente de Izquierda como una alternativa de poder.

La crisis que se expresa con despidos masivos en el campo, el fracaso del proyecto Potasio Río Colorado que dejó a más de ocho mil familias en la calle, la defensa de la ley 7.722 contra la minería contaminante, el trabajo precario y flexibilizado en el ámbito público y privado, el saqueo al salario y al consumo de los trabajadores por medio del impuesto a las ganancias y el IVA, el problema educativo y la situación de la mujer víctima de las redes de trata fueron los ejes del desarrollo de nuestra plataforma.

-¿Qué balance hacés de los resultados del domingo 11 en la provincia?

-Para los medios provinciales fuimos la sorpresa, algo histórico para la izquierda, los verdaderos ganadores de las primarias.

Durante la campaña analizamos que el principal factor fue la crisis desintegradora del oficialismo kirchnerista y la disputa del electorado que migraba como consecuencia de medidas nada progresistas como la designación de Milani o el acuerdo con Chevron. La fuerte división demócrata y la crisis del centroizquierda terminaron de establecer el cuadro de condiciones políticas para que lográramos el 7,6%. La derrota del oficialismo deja planteado captar aún más fuertemente el voto progresista del kirchnerismo.

El PO en el Frente de Izquierda apostó a superar las primarias en agosto para quedar en las mejores condiciones posibles de cara a la disputa por diputados en el Congreso nacional. Ahora se trata de materializar esta tendencia en octubre.

-¿Notaste una influencia nacional en la campaña?

-El registro electoral que obtuvimos, que nos dejó como tercera fuerza, fue parte de una tendencia nacional hacia el Frente de Izquierda. Los resultados en Salta, Formosa, Chaco, San Juan, los 19 distritos donde pasamos las Paso así lo atestiguan.

Los planteos de referentes nacionales como Altamira y Pitrola no pasaban inadvertidos, y la vedette de los spots, el "exento" al impuesto a las ganancias fue ampliamente comentado.

Somos una fuerza nacional que actúa y se desarrolla también en Mendoza, quizás sea más sorprendente en Mendoza porque partimos de un nivel de desarrollo menor que en otros lugares y por ese mito que dice que Mendoza es conservadora.

-¿Qué desafíos quedaron pendientes?

-Somos la izquierda en Mendoza y en el país, los 76.400 mendocinos que nos votaron nos dan una responsabilidad. La de formalizar a la izquierda como alternativa de poder conquistando diputados nacionales y provinciales.

La apertura que nos dio este resultado en el interior de la provincia, nos deja el desafío de recorrerla nuevamente con nuestra agitación sumando comités de apoyo al FIT, sumando fuerza militante a la campaña y lograr una fuerte y combativa fiscalización en defensa del voto para evitar el robo de boletas que sufrimos en las primarias en departamentos como Maipú, Guaymallén y el interior de la provincia.