Desde el fondo de los socavones viene ahora la protesta de los trabajadores contra el congelamiento de los salarios. Toda la población del Turbio y de los pueblos vecinos se encuentra acompañando la ocupación obrera de la mina.

La burocracia capitalista de la Federación de Luz y Fuerza se ha quedado con la ex Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF) gracias a un subsidio anual del gobierno nacional de 22,5 millones de dólares y a otro del gobierno provincial, que se hace cargo de los aportes patronales a las Cajas. Los burócratas-patrones no han realizado ninguna inversión, lo que significa que se limitan a embolsar los beneficios; ahora no pagan siquiera los salarios financiados por el Estado.

Una partida del subsidio, de 2.450.000 pesos, destinada al pago de francos atrasados, ha sido destinada para otros fines, y se pretende saldar lo adeudado con nuevos francos y licencias. Pero esta arbitrariedad no es más que la mecha que hizo estallar el conflicto; los trabajadores reclaman no sólo el pago de lo adeudado sino un aumento salarial de 100 pesos en el básico.

Una Asamblea Popular en boca-mina, con 3.600 asistentes, ha votado la solidaridad activa con los mineros del Turbio y un paro de 24 horas. Los mineros enfrentan la amenaza de represión de la gendarmería, como ya ocurriera con los huelguistas metalúrgicos hace seis meses. Este paro se está cumpliendo firmemente. Los estudiantes secundarios no han ido a los colegios; los padres no envían a sus hijos a la escuela primaria.

El jueves 17, a las 16 horas, se realizará una nueva Asamblea General. Está en juego la existencia de 25.000 vecinos del Turbio y sus alrededores. ATE debe declarar de inmediato un paro activo nacional en solidaridad con esta lucha decisiva.

Aumento de salarios.

Anulación de la privatización.

Como en el Santiagueñazo, en La Rioja, en Tierra del Fuego, la lucha es de todos.