Políticas

5/1/2005|883

Desgracia Mundial


L a tragedia del Once trajo a la memoria otras de la misma o mayor envergadura en el mundo entero. El reciente caso del supermercado paraguayo (también con las puertas cerradas para que nadie se fuera sin pagar), o de lugares de diversión, en Perú y en China (el “paraíso” actual de la acumulación capitalista es también el de las mayores tragedias en materia de seguridad).


 


El caso de la disco de Rhode Island, en EEUU, en 2003, donde murieron cien personas, es ilustrativo. Igual que en todos lados, funcionarios y capitalistas pusieron cara de compungidos ante la tragedia. Pero más tarde, cuando en Massachusetts se intentó “ir más allá”, con una norma que disponía la obligación de instalar rociadores para evitar incendios en locales para más de 50 personas, “la presión de los empresarios locales, preocupados por el costo de ese requisito”, mantuvo el piso de 100 personas ( La Nación , 3/1).


 


El caso más emblemático es lo que acaba de ocurrir con Vioxx, “uno de los fármacos de mayor venta en el mundo, retirado del mercado por su fabricante, los laboratorios Merck Sharp, tras comprobarse que duplicaba el riesgo de infartos”, poniendo en el banquillo de los acusados a “la Oficina de Control de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés), una de las organizaciones más eficaces del mundo” ( La Nación , 20/11/04).


 


“Durante una declaración ante la Comisión de Finanzas del Senado, David Graham, veterano inspector de la FDA, declaró que lo que los Estados Unidos enfrentan en este momento puede ser descrito como ‘la mayor catástrofe de la historia de la nación en términos de seguridad farmacológica y posiblemente en la historia del mundo’” (ídem). “Según Graham, la cifra de quienes pudieron haber sufrido ataques cardíacos como resultado de la ingestión de Vioxx oscila entre 88.000 y 139.000 en los Estados Unidos; el 40% habría muerto. Graham también citó otros cinco medicamentos –Meridia (Abbot), una droga para reducir el peso; Crestor (AstraZeneca), para bajar el colesterol; Bextra (Pfizer), para la artritis; Accutane (Roche), contra el acné, y Serevent (GlaxoSmithKline), contra el asma– que presentan serios riesgos” (ídem). Ahora, en los mismos EEUU acaba de estallar otro escándalo con el famoso psicofármaco Prozac.