La intendenta, Stella Maris Giroldi, no sólo despidió a diez contratados del hospital San José. Hizo lo mismo con otros doce del área de Desarrollo Social, responsables de proyectos que atañen a niños y adolescentes en riesgo, en particular de los barrios Lubo, Dignidad y San Cayetano. Ante la reducción de la coparticipacion provincial en 3,8 millones, pretende cortar el hilo por lo más delgado.

Sin embargo, en este caso, se encontró con que el ternero se agranda. Los profesionales y técnicos involucrados lograron un extendido respaldo de los padres de chicos involucrados en los proyectos, que juntaron firmas, hicieron reuniones y mostraron una fuerte disposición a movilizarse en defensa de los espacios de sus hijos y de los trabajadores que los sostenían.

Otro tanto ocurrió en la carrera de Trabajo Social de la UNLU, donde los estudiantes y muchos docentes expresaron su solidaridad a traves de extendidos petitorios obtenidos aula por aula.
Finalmente lograron, no sin fuertes discusiones, que el Concejo Deliberante resolviera por unanimidad solicitar la reincorporacion y la continuidad de los proyectos. Días después, los despedidos eran restituidos en sus funciones en mejores condiciones.

El despliegue militante de los afectados fue el factor esencial del triunfo, porque tocaron algún nervio sensible de la crisis del municipio, logrando una fuerte difusión de su lucha especialmente cuando quebraron la resistencia del bloque oficialista. El sindicato municipal fue un mudo absoluto durante el conflicto.

Hay que integrar a los municipales de Campana al torrente de luchas que recorre los distritos de la provincia. Que las federaciones y ATE convoquen a asambleas unitarias por distrito y a un paro general por el salario, el pago de los 600 pesos, el pase a planta y la estabilidad.