Políticas

9/5/2002|753

Documento mapuche por el centenario de la ciudad de Bariloche

“Los mapuce (gente de la tierra) somos el pueblo originario que vivíamos y vivimos en una amplia extensión del territorio que ocupan actualmente el Estado argentino y el Estado chileno. En nuestro ancestral territorio (Wallmapu) encontramos el origen de nuestro idioma, Mapuzugun (habla de la tierra); desarrollamos nuestro Kimun (filosofía). Está nuestro Tuwun (origen, personal y colectivo). Aquí se constituye el Lof (comunidades) y su sistema institucional: Azmogen, Normogen, Kvmefeleal. Norfeleal, Azkimun, Tuwun, Kvpalme: estructura organizativa y normativa cimentada en base a la cultura, porque mediante ella se determina la organización de cada una de las comunidades. Una larga convivencia con el Ixofijmogen (biodiversidad), ha determinado nuestra particular cosmovisión y sus diversas manifestaciones en el campo subjetivo y objetivo: Kamarikum, Wiñoy Xipantu, Katan Kawin, Palin, entre otras. (…)


“Por esto los mapuce, de acuerdo a conceptos occidentales, somos un pueblo nación, en vista de que tenemos un conjunto de elementos lingüísticos, sociales, culturales, materiales, institucionales y territoriales que nos caracterizan ante el resto de las culturas socialmente definidas. (…)


“Los mapuce hoy seguimos sufriendo la conquista del desierto (genocidio), en este siglo sin Remington ni sable, pero con el despojo de nuestras tierras ancestrales, la imposición de una cultura ajena que sigue obligándonos a renegar de nuestro origen en pos de lo que es socialmente aceptado por un modelo de cultura dominante que a través de la globalización impone un modelo único viendo como nocivo o terrorista todo intento de cosmovisión diferente donde prime la diversidad y libre determinación de los pueblos.


A la par del ejército de línea vino la cruz


“Hoy no se bautizan más comunidades en masa imponiéndoles nuevas identidades en ‘papeles’ ni se llevan Picewece (adolescentes) fanatizados con el más allá a morir de tuberculosis y nostalgia del Tuwun (origen) y la Ñuke (madre) a Roma.


“Sin embargo, hoy el cristianismo sigue imponiendo su ideología como hace dos siglos atrás, haciendo que nuestros hermanos dejen de lado el Kamarikum y el Mapuzungun apartándolos de la familia y la comunidad.


“Prometiéndoles la salvación de sus almas y la vida eterna a cambio de contribuciones y diezmos de miserables sueldos a curas, misioneros, pastores y profetas.


“Convirtiéndolos en títeres de éstos, los que les roban abiertamente sus tierras, pertenencias y dejando en manos de un dios al que se condicionan a creer, la justicia que le corresponde al ser humano.


“El sistema educativo es otro de los que no respetaron ni respetan nuestra identidad y cultura. (…)


“Los docentes desconocen las pautas culturales de sus alumnos o no les interesa conocerlas, discriminándolos conciente o inconcientemente (…).


“Los laboratorios, verdaderas multinacionales, se apropian patentando la aplicación medicinal de muchas de las hierbas conocidas y aplicadas desde siempre por los pueblos originarios.


“La Justicia, con los ojos vendados, no pudo ver cómo se dejaban de lado los más elementales derechos del hombre conquistados con la Revolución Francesa para quitarle al pueblo mapuce las fértiles tierras de su ancestral territorio aparentemente para sostener la economía netamente ganadera del reciente Estado argentino, cuando en realidad estaban siendo entregadas a las compañías inglesas que establecieron sus enormes estancias, las cuales eran el pago de los préstamos millonarios que otorgó la corona británica para sostener la conquista del desierto. En la actualidad el Estado, pese a decretar y declamar nuevo derechos para los pueblos originarios, sólo cumple parte ínfima de ellos. Como ejemplo conviene destacar los reclamos por los atropellos a comunidades con recursos de hidrocarburos en el subsuelo, el no reconocimiento y devolución de las tierras de antiguas comunidades usurpadas por parques nacionales, los expedientes que duermen sueño eterno en tribunales con los reclamos de usurpaciones, corridas de alambrados, ventas fraudulentas de tierras ocupadas desde siempre por los mapuce; la burocracia que entorpece la llegada a tiempo y lugar de los fondos destinados por ley a los organismos propios de indígenas encargados de la defensa de nuestros derechos, el no reconocimiento de nuestra justicia aplicada internamente en cada comunidad penalizando en forma indiscriminada sin tener en cuenta códigos y forma de vida distinta con la consecuencia de destrucción de Lof y familias y causando desarraigo. Pero hoy también el Estado argentino obedece a las pautas que le baja desde el exterior el prestamista de turno, el FMI (Fondo Monetario Internacional).


“A lo largo de la historia del Virreinato del Río de la Plata, la capitanía general de Chile y de los estados argentino y chileno, la clase política utilizó al pueblo Mapuce en sus luchas y pujas internas. (…)


“En la actualidad los punteros políticos y partidarios, mediante promesas, bolsas de comida o exigiendo lealtades históricas, compran voluntades mapuce olvidando después del triunfo en las elecciones los compromisos dados bajo palabra desde la tribuna, enardecidos por las ovaciones.


“Hoy la Waria (ciudad) Bariloche cumple cien años (…). La pequeña aldea fue creciendo hasta transformarse en ciudad. Se delinearon las calles, un arquitecto famoso diseñó el Centro Cívico y plaza principal. Hubo que poner nombre a esa plaza y se la llamó ‘Expedicionarios al Desierto’ para conmemorar tan magna empresa sin acordarse de que ésta fue un genocidio para el pueblo mapuce. La patricia familia Roca donó generosamente el dinero que faltaba para terminar dicha obra, por lo que se levantó una estatua en el centro de esta plaza a su ilustre integrante: el general Julio Argentino Roca, estratega que llevó a buen fin dicha campaña, es decir que fue el responsable principal de dicho genocidio. Las calles principales fueron bautizadas con los nombres de militares, políticos y religiosos que tuvieron la misión de destruir y cambiar la cultura varias veces milenaria de este ancestral pueblo.


“Los pioneros entablaron relaciones comerciales o de trabajo (de patrón y empleado) con los mapuce, pero en contados casos vínculos familiares. Fue creciendo Bariloche dividida en dos, los barrios céntricos y residenciales cerca de la costa, donde vivieron y viven la clase acomodada formada por aquellos pioneros, sus descendientes y todo aquel de alto poder adquisitivo que fue llegando con el transcurso del tiempo, embelleciendo la postal para el turista. Y el Bariloche de los barrios altos, donde se amontonaron en rancheríos que hoy son mono-blocks, chilenos, argentinos y mapuce empobrecidos, donde no existe postal para el turista.


“La ciudad se fue ensanchando sin demasiada planificación. Hubo que desalojar, persuadir o comprar con muy poco dinero los pocos asentamientos mapuce que sobrevivían fuera del radio urbano. Sin embargo, todavía uno resiste: el Lof (comunidad) Xipay Antv. En este crecimiento acelerado el Ixofil Mogen (biodiversidad) llevó la peor parte. Fueron talados bosques para instalar barrios residenciales, fueron contaminados vertientes y arroyos, alambrados de los que pueden pagar una mansión se adentraron en los lagos para proteger su privacidad. La inofensiva fauna vio trastocado su hábitat, desapareciendo o emigrando irremisiblemente. Los Winkul (cerros) fueron alambrados y se instalaron edificios hasta en sus cumbres. Los intereses económicos condicionaron los reglamentos municipales de acuerdo a su necesidad y Bariloche se llenó de edificios, ruido y basura.


“El turismo, esa industria sin chimenea que le dicen, hizo ricos a muchos, y con el tiempo empezó a utilizarse también lo mapuce como un elemento más de esta industria. Hoy se vende más todo aquello que tiene sabor, color y nombre mapuce.


“Utilizando de esta manera superficial, como una moda más, los elementos que son el patrimonio cultural de nuestro pueblo.


“Tenemos la certera esperanza de que esto se irá revirtiendo. (…), respetamos a la sociedad barilochense en su genuino derecho a festejar el centenario de la ciudad, pero nosotros sabemos, por todo lo que hemos dejado expuesto, que este festejo es ajeno al pensamiento de nuestro pueblo. Feley (es así).


“Por: territorio, cultura, autonomía y justicia. ¡¡¡Marici Weu, Marici Weu!!! (¡¡¡Diez veces estamos vivos, diez veces venceremos!!!).”