Políticas

3/7/2003|807

Doña Eve: del “Patro” a la Legislatura

“Algunos compañeros están durmiendo en la calle. A otros ya se les está terminando el subsidio. Si uno tiene una casa, 15 mil pesos vienen muy bien, uno puede hacer muchas cosas. Pero cuando uno no tiene casa ni trabajo, y ha perdido la ropa y hasta las ollas en las que cocinar, como nos sucedió a los que vivíamos en el Padelai, ese dinero no resuelve ningún problema. Ni hablar de los que fueron a hoteles y recibieron 1.800 pesos. La plata se les terminó enseguida y ahora los quieren echar”. A Everilde Sandoval le basta menos de un minuto de palabras sencillas y descripciones sensatas para trazar la más acabada semblanza de la política de vivienda del gobierno de Aníbal Ibarra, a quien, por si le hacían falta más motivaciones, enfrentará en las próximas elecciones del 24 de agosto como parte de la lista del Partido Obrero.


Es el sábado 28 de junio, hace frío y los vidrios del local del PO de San Telmo están empañados. “Doña Eve” o “Everlinda”, como le llaman los ex habitantes del Padelai, acaba de aceptar la oferta formal para ser candidata. “Usted exagera. No es tan así como dice…”, alcanza a balbucear, cohibida, cuando Marcelo Ramal le dice que “para nosotros es un orgullo que esté en la lista”.


Qué va a exagerar. Doña Eve es un símbolo de la lucha del Padelai, es decir de la lucha por la vivienda en la ciudad de Buenos Aires. Referente indiscutida, factor de organización y reagrupamiento, en todas las etapas, d e los compañeros del “Patro”. Pero lo es sobre todo ahora, casi cinco meses después del desalojo, cuando, sin demasiados dramas, se las arregla para viajar todas las veces que haga falta desde Avellaneda para seguir viéndose regularmente con sus compañeros, alentarlos, saber cómo están, a la búsqueda de soluciones.


Everilde tiene 74 años y es, desde hace 13 años, la síndica y alma de la Cooperativa de Vivienda San Telmo, creada en 1991 y propietaria del 70% del edificio del ex Patronato de la Infancia, de donde fueron violentamente desalojadas a fines de febrero pasado las 80 familias que todavía quedaban allí.


Doña Eve fue una de las últimas en salir del “Patro” la tarde del desalojo. Se la llevaron detenida, y es difícil no emocionarse cuando se reviven las imágenes de su salida de la comisaría, con la cabeza bien alta, apenas despeinada, aprovechando el primer micrófono que encontró para seguir planteando, imperturbable, la justeza de su reclamo de “escritura por escritura”. Una semana después de ser impulsada por aclamación por casi 30 compañeros del “Patro”, doña Eve no duda en afirmar que su candidatura servirá para demostrar que “la lucha del Padelai está viva”