Políticas

14/3/2002|745

Duhalde, agente de las petroleras

Repsol y Pérez Compac le marcan el paso

“Los precios de los combustibles van a tener que volver hacia atrás”, dijo Duhalde hace casi un mes, unas horas antes que Repsol-YPF aumentara los precios, siguiendo el camino de Esso y Shell. Dos semanas más tarde, las petroleras volvieron a aumentar los precios. Quedó así retratada la sumisión del duhaldismo a los dictados petroleros.


Al día siguiente, Duhalde no solo justificó el aumento de los combustibles sino que le propuso a las petroleras bajar la retención o impuesto del 20% a la exportación de petróleo a cambio de que no suban los precios todavía más. Pero, “desde España, el presidente de Repsol-YPF, Alfonso Cortina, mostró la otra cara del conflicto y adelantó que la compañía se verá obligada a aumentar las tarifas, aunque no precisó en qué nivel” (La Nación, 21/2). Entonces, el aumento del precio de los combustibles recién comienza.


Las petroleras también amenazaron con boicotear la producción y comenzaron a despedir trabajadores y contratistas. A Duhalde no se le ocurrió, por supuesto, mandarles la Policía o la Gendarmería como sí hace contra los piquetes que bloquean las destilerías en demanda de puestos de trabajo.


Cuando Duhalde devaluó el peso de 1 a 1,40 por dólar, se estableció por ley una retención a las exportaciones de hidrocarburos por 5 años con un doble objetivo: evitar que el precio interno de los combustibles aumentara en la misma medida que la devaluación y allegar fondos al Tesoro para financiar la pesificación de las deudas a 1 peso por dólar. Se estimó entonces que esa retención o impuesto le dejaría al Tesoro unos 700 millones de dólares por año ó 3.500 millones en todo el período.


De entrada, las petroleras rechazaron pagar esa retención. La presión se hizo sentir de inmediato. Sancionada la ley, Duhalde la reglamentó fijando una alícuota del 20%, inferior a la devaluación y excluyó del gravamen al gas. El presupuesto estima que eso le dejaría unos 400 millones de pesos por año, la mitad de lo anunciado.


Pero luego ocurrió una nueva devaluación: con el dólar a 2 pesos la retención pasó a ser insignificante. De inmediato, la trasladaron al precio interno; si bien al público aumentó, en promedio, el 5%, para las petroleras representa un aumento del 15%, ya que en cada litro de nafta, 65 centavos son impuestos. Así, cuando la nafta súper valía 1 peso, la petrolera recibía 35 centavos. Al pasar de 1 a 1,05 pesos, la facturación de la petrolera pasó de 35 a 40 centavos, lo que representa una suba del 15%.


Tanto el gobierno como las petroleras argumentan que, como el precio internacional del crudo está en 20 dólares el barril, si se les aplicara una retención del 20% la extracción del crudo en las provincias patagónicas dejaría de ser rentable. El crudo en esas zonas, por sus impurezas y por el flete, cotiza apenas a 18 dólares el barril. Con una retención del 20%, recibirían 14,40 dólares por barril.


Pero 14,40 dólares por barril es el precio, no el costo, que está determinado por la extracción, los salarios devaluados y las deudas pesificadas de las propias petroleras. El costo de un barril de petróleo está por debajo de los 10 dólares, porque el salario y el flete cayeron, medidos en dolares, y porque la pesificación de las deudas redujo el costo financiero. La deuda de Pecom (Perez Companc), de 349 millones de dólares, fue pesificada 1 a 1, lo que representa un beneficio para esa petrolera de 350 millones de pesos. La deuda de Repsol-YPF, 310 millones de dólares, también fue pesificada 1 a 1. Lo mismo la deuda de la Compañía General de Combustibles, de 189 millones de dólares. Las petroleras se beneficiaron en más de 1.000 millones de pesos como consecuencia de la pesificación de sus deudas, lo que equivale a más de dos años de lo que el gobierno espera recaudar por la retención. Pero mucho más importante es el beneficio que obtendrán cuando el gobierno les estatice la deuda que tienen con el exterior, de unos 5.000 millones de dólares, que en gran parte es una deuda ficticia, porque se trata de obligaciones con sus propias casas matrices o autopréstamos.


El sindicato petrolero tomó partido por las petroleras, argumentando que la retención perjudica las inversiones y llevará a que se cierren pozos petrolíferos, haciendo causa común con los pulpos. Con esta posición se sumaron a la presión y al boicot capitalista.


Frente a la suba de los precios y el boicot petrolero, lo que corresponde es:


  • • Anular la pesificación de las deudas petroleras.
  • • Que se ocupen los pozos y las destilerías, haciéndolas funcionar bajo control de los trabajadores.
  • • Reducción de los precios de los combustibles.
  • • Creación de miles de puestos de trabajo sobre la base de la exportación y la venta al mercado interno.