Estaba todo preparado para que el jueves 8, Wilma Martínez (flamante embajadora de los Estados Unidos en Argentina) brindase una conferencia en el aula magna de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Cuyo, sobre las relaciones entre Argentina y Estados Unidos. Un grupo de “intolerantes y antidemocráticos estudiantes” (según el decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Juan Carlos Aguillo) organizamos un escrache a la diplomática norteamericana. Esta noticia tuvo eco en todos los medios gráficos y televisivos de nuestro país y el mundo.

Nos movilizamos en repudio a la represión a los trabajadores de Kraft, contra la complicidad de Estados Unidos en el golpe de Honduras, la instalación de bases militares en Colombia y el nuevo envío de tropas a Afganistán.

La ausencia más “llamativa” fue la de las agrupaciones “antimonopólicas y antiiimperialistas” que responden al gobierno “nacional y popular”: AUN, Feup, Miles y sus derivados. ¿Patria sí, colonia no?

La semana que viene, el Consejo Superior determinará las sanciones a los estudiantes que participaron en la protesta.

El gobernador Jake, recibió a la embajadora. Durante ese encuentro, el mandatario pidió a la diplomática profundizar algunos acuerdos de cooperación, fundamentalmente el que vincula a la policía de Mendoza con la DEA (la agencia antidrogas de Estados Unidos). Ante la prensa, la diplomática defendió el premio Nobel de la Paz otorgado a su presidente, Obama, admitiendo que “se lo otorgaron no por lo que haya hecho sino por lo que pueda hacer” (Uno, 16/10). O sea que se lo dieron por una “cuestión de fe”.