El activismo y el cisma de la burocracia sindical

La crisis del PJ y el conflicto agrario ya pegó de lleno en la burocracia sindical y, en particular, en el frágil confederal de julio que reeligiría a Hugo Moyano. "Gordos", barrionuevistas e "independientes" de Andrés Rodríguez, se inclinarían por la candidatura de Caló de la UOM (Clarín, 30/5). Sin duda, semejante giro sería un golpe a la nueva mesa kirchnerista del PJ donde Moyano es vicepresidente y a la multitud de negocios de la caja camionera junto con De Vido. Resta aclarar la actitud que tendrá "Momo" Venegas, jefe de las menguadas 62 Organizaciones, y alineado con la Sociedad Rural que alimenta "su" caja. Y de otros, como Zanola, que firman sus convenios por cuenta propia en los salones de la Rosada.

Pero la crisis en la burocracia sindical viene de antes y excede a la propia crisis del PJ. Esto incluye al propio moyanismo, porque Fernández, el heredero de Palacios en la UTA, es uno de los díscolos. Ese tipo de fracciones no faltan tampoco al interior del propio gremio camionero, como lo demuestra el crimen del tesorero Beroiz. Estrictamente, con Moyano están gremios muy menores como los taxistas de Viviani, Judiciales o Dragado y Balizamiento de Schmith.

El cuestionamiento al "manejo personalista" del ex líder del MTA apunta a los arreglos con De Vido y el Secretario Jaime en torno a los miles de millones de los subsidios al capital transportista privado, núcleo de negocios de autopistas, micros y empresas camioneras, que se extienden al fondo especial de reintegros de las Obras Sociales.

Estas divisiones por arriba, tanto las de la CGT como las de la CTA, son apenas una expresión del completo cisma que sufre la burocracia sindical gremio por gremio.

En gráficos, la división del ongarismo llegó a la presentación provisional de dos listas.

Dos fracciones irreconciliables disputan en Alimentación: Morán en la Federación y Daer en Buenos Aires. Hay una irrupción de grandes luchas y reagrupamientos en la rama. Atilra, está partida entre la dirección nacional (Ponce) y la seccional Capital (Vilchez). La gran lucha de Parmalat expuso (y explotó) esa escisión.

A Zambeletti, de la pintura, entregador de nuestros compañeros Jorge Fisher y Miguel Bufano a las tres AAA, se le partió la directiva y varias de las principales fábricas se pasaron a la oposición.

El descontrol de las patotas de UTA sobrevino tras la caída de Palacios. Seccionales de magnitud, como Córdoba, se dividieron en varias listas. En este cuadro el cuerpo de delegados de la 60 sigue los pasos de TDO y el subte, ahora la 168 y otras líneas.

En la UOM de Caló hay un choque de tendencias contrapuestas (Barba Gutiérrez, Charadía, Brunelli y otros). Hay importantes procesos de luchas en Morón; Matanza o Acindar Villa Constitución (fracción integrada a la CTA).

La crisis del zanolismo en bancarios es imparable. En las paritarias se rebelaron doce bancos, entre ellos el Nación, buena parte del Provincia y del Ciudad y casi una decena de privados. Surge un activismo que despunta en un sentido independiente, por caso la interna del Banco Provincia y sectores del Nación.

La federación petrolera de la Patagonia rompió el sindicato nacional, pero en Santa Cruz se presentaron cinco listas. La rama petrolera de estacioneros protagonizó una cinematográfica sesión de sillazos en una asamblea general destinada a "expulsar" del gremio a los líderes opositores.

Por la CTA las cosas no van mejor. "El conflicto del campo (la dejó) al borde la ruptura" (Clarín, 26/4). De Gennaro, Fabio Basteiro, Lozano y Micheli hacen migas con Buzzi, mientras los Depetri y los D’Elía son cruzados del gobierno. Antes de eso, se escindieron ATE Córdoba, la CTA telefónica, las dos Conadus, y una enorme cantidad de sindicatos de base de Ctera se ha rebelado contra los topes y las políticas del gobierno. Recientemente una lista antiburocrática ganó Fate, la principal fábrica de uno de sus pocos gremios industriales, el neumático. Una aguda crisis interior se procesa al interior de la UOM Villa Constitución, especialmente a partir del Villazo por la muerte de dos obreros en Acindar.

El reguero de huelgas fabriles adquiere cada vez más extensión, los intentos de descabezar a las direcciones independientes llevan a grandes huelgas como el Casino o Mafissa; las derrotas dificultan pero no detienen el proceso que se extiende a la carne, al vidrio, a metalúrgicos, a gráficos, a la alimentación. En telefónicos la seccional Córdoba votó en asamblea general contra los topes a los que se plegaron tanto la Federación Nacional como su enfrentada Foetra Buenos Aires, donde la oposición se reagrupa como resultado de la capitulación de su dirección ante el gobierno kirchnerista.

Si se hace el confederal cegetista será una foto de la crisis que no aportará nada. Con el ciclo de la iniciativa kirchnerista agotado, con la inflación, las tendencias se acentuarán y con ellas el cisma de la burocracia sindical. La unificación de la clase obrera pasa hoy por enfrentar los topes y los convenios flexibles. Por la reapertura de las paritarias y la lucha por el doble aguinaldo. Asambleas por paritarios de base, autoconvocatorias de delegados y activistas, y la construcción de agrupaciones clasistas. Es la vía para poner en pie una nueva dirección.

Néstor Pitrola