Políticas

30/4/2019

El ajuste sobre los niños: casi 7,5 millones son pobres y 1,5 millón pasa hambre

Más del 20% de los chicos no tiene acceso a la atención de la salud, según un relevamiento de la UCA.

Como resultado del ajuste y la crisis económica, con su secuela de despidos, salarios a la baja y suspensiones masivas, que reducen los ingresos de los trabajadores, la familia obrera está siendo golpeada brutalmente en su nivel de vida. Y estos golpes se sienten, de manera particular, en el caso de los niños.


Así es que casi 7,5 millones de niños y adolescentes menores de 17 años de las zonas urbanas de nuestro país son pobres (un 64% del total), ya que viven en hogares cuyos ingresos no alcanzan la línea de pobreza o tienen carencias graves en alimentación, saneamiento, vivienda, salud, información o educación. Los datos surgen del relevamiento correspondiente al año 2018 realizado por la Universidad Católica Argentina (UCA), donde se destaca que el cuadro de miseria se acentúa en el conurbano bonaerense, donde más de siete de cada diez niños son pobres.


El trabajo da cuenta también de que en el 2018, como resultado la baja en los ingresos relativos de las familias y la suba en los precios de los alimentos, el 11,2% de los chicos argentinos (casi 1,5 millón de los menores de 17 años) pasaron hambre por falta de dinero suficiente en la familia.


En otra muestra del nivel de vulnerabilidad y miseria que golpea sobre los chicos, el relevamiento indica que el 22,9% de los menores sufre carencias habitacionales (hacinamiento), el 17,4% tiene déficits en el acceso a la atención de la salud –no visitaron al médico en el último año o no tienen colocadas las vacunas correspondientes a la edad–, un 8,7 % no cubre la alimentación adecuada y el 18,5% carece de condiciones de saneamiento básico.


A su vez, 13,4% tiene déficit en el acceso a la educación, y un 19% no tiene acceso a la información –internet, libros infantiles o biblioteca.


El ataque sobre los trabajadores por parte del gobierno nacional y los gobernadores del ajuste para que la crisis la paguen los que trabajan y no los capitalistas que la generaron, está golpeando así sobre los sectores más indefensos, en particular sobre los niños.


Esta es una razón más que suficiente para terminar con este sistema, donde la violencia tiene un carácter estructural y que no tiene nada que ofrecer para el presente y el futuro de los niños de la familia trabajadora.


La pelea contra los despidos, por salarios que cubran las necesidades de la familia obrera, por haberes jubilatorios mínimos equivalentes al costo de la canasta del jubilados, por alimentación, salud y educación para todos los hijos de trabajadores, debe ir acompañada por la lucha por una nueva sociedad, por un gobierno de trabajadores, para terminar con la lacra del capitalismo que hunde a la familia obrera en la miseria.