Políticas

9/6/2021

El apoyo condicionado de Pedro Sánchez al gobierno

Los negocios de las compañías españolas, garantizados por Alberto Fernández.

El presidente español Pedro Sánchez visitó Buenos Aires este miércoles junto a una comitiva de varios ministros y empresarios. En la Casa Rosada, ratificó el respaldo de su país al gobierno argentino en las negociaciones con el FMI y el Club de París. Alberto Fernández lo correspondió con un efusivo agradecimiento. El respaldo, como veremos, no ha sido gratuito.

La visita de Sánchez se inscribe dentro del llamado “plan de internacionalización de la economía española”, con el que el gobierno ibérico busca terciar en Latinoamérica frente a norteamericanos y chinos. A tal efecto, anticipó inversiones por 4.500 millones de euros en la región.

Algunos medios han destacado lo que sería una buena sintonía entre los dos presidentes. Durante la gira europea de Alberto Fernández, en mayo, coincidieron en el pedido de que los países más poderosos cedan los Derechos Especiales de Giro (DEG) que les correspondan por la emisión que hará el FMI. Y ambos criticaron las “sobretasas” que cobra el organismo por ciertos préstamos, como el que tomó el gobierno de Macri, una deuda que el gobierno argentino -más allá de sus pataleos sobre las tasas abusivas- se apresta a cancelar sobre la base de un ajuste aún mayor sobre los trabajadores.

El aval a Fernández por parte del gobierno español es una retribución por los negocios que el gobierno argentino le permite desarrollar a las compañías ibéricas. En la comitiva de Sánchez figuraron directivos de Telefónica, BBVA, Banco Santander, Codere, Iberia e Indra, entre otras grandes empresas.

Los bancos mencionados se ven favorecidos por el fabuloso negocio de las Leliq; Telefónica podrá aumentar un 23% las tarifas de los celulares (de enero a noviembre); Codere obtuvo una licencia a fines del año pasado para avanzar en las apuestas online (en este caso, habilitada por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta); Indra es una tecnológica que acaba de ganar la licitación para el escrutinio de las próximas Paso y generales (en el pasado, desarrolló el sistema Sube).

A la vez, los capitalistas españoles, de fuerte peso en el país (España es el segundo mayor inversor, después de Estados Unidos), imponen sus condiciones a la hora de cualquier nuevo desembolso. El titular de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, integrante de la comitiva, señaló -refiriéndose a Argentina- que “si se quiere ser un destino importante de inversión hay que apostar por la seguridad jurídica, la estabilidad macroeconómica y la propiedad privada” (Clarín, 8/6). Es decir, que las nuevas inversiones vendrán condicionadas a mayores garantías para el capital español. Según el embajador argentino en España, Ricardo Alfonsín, entre los intereses de los empresarios de la “madre patria” figura el litio (La Nación, 8/6), un recurso clave que se disputan las grandes potencias.

La otra motivación de Sánchez para cruzar el Atlántico es que está en medio de una campaña para que prospere el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. En función de ello, viene de reunirse con la jefa de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen. El pacto requiere el aval del Parlamento Europeo y los 27 parlamentos nacionales, pero la cuestión viene trabada por la resistencia de algunos países (Francia, Bélgica, Austria, Países Bajos), que se debe fundamentalmente al lobby de sectores agrarios y ganaderos que se verían perjudicados si entra en funcionamiento. En el caso de España, si bien hay empresas que también se verían lesionadas (como las citrícolas), su burguesía industrial (automotrices, fabricantes de maquinaria, textiles, calzado) ve una gran veta de desarrollo.

El gobierno argentino ha ido virando hacia una posición favorable al acuerdo. En diciembre, el canciller Felipe Solá lo defendió públicamente aduciendo que el país no se puede cortar solo. Es un planteo de convergencia con los grandes grupos agrarios y ganaderos, que implica una mayor primarización de la economía argentina. El gobierno se mueve con la mirada estrecha de conseguir más divisas de exportación del campo para cumplir con el pago de la deuda externa.

Detrás de las hipócritas referencias a la lucha común contra la pobreza y la desigualdad, los derechos humanos, el medio ambiente y los derechos de las mujeres, que enumera la declaración de Buenos Aires entre los dos gobiernos, está la agenda cruda del capital, que es el verdadero leitmotiv del viaje exprés que el español realizó a la Argentina.