El avance de la causa judicial y la necesidad de “concentrar” la impresión de moneda

A pocos días de haber presentado en sociedad el nuevo billete de 100 pesos con la figura de Evita, la Presidenta firmó un decreto de necesidad y "urgencia" para intervenir la ex Ciccone Calcográfica por ser de "utilidad pública". La súbita decisión habla de improvisación y urgencia.La "urgencia" tiene varias aristas. Una es la tendencia de dirigismo y centralismo estatal para salvar el "modelo". Algo que ya se observó en YPF, ante el evidente vaciamiento de la empresa y los crecientes gastos de importación de combustible. Expropiar una parte de las acciones en manos de  YPF fue una forma de salvataje improvisado ante los rumores de que los españoles venderían la empresa a una petrolera China.En el caso de la ex Ciccone, permitirá borrar las huellas de Old Fund, sindicado como el propietario de la porción mayoritaria de la empresa que se ramifica dentro del gobierno kirchnerista y ayudará a sacar de escena al maloliente testaferro Vanderbroele del comando de la empresa, quien según su ex esposa es testaferro del vicepresidente Amado. La medida del gobierno se conoce a pocos días de que el juez Ariel Lijo solicitara la declaración jurada de bienes del vicepresidente para incluirla en la causa. Y a pocas horas que el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, quedase formalmente acusado en el polémico caso debido a irregularidades en el otorgamiento de una moratoria excepcional a esa imprenta.


Pero aunque sobra evidencia de las irregularidades en el curso de la licencia a una empresa privada de la que se desconoce el dueño, todo es superado por el objetivo del gobierno kirchnerista de centralizar y mantener en total verticalidad la impresión indiscriminada de moneda.Luego de la reforma de la carta orgánica del Banco Central, que otorga total discreción al gobierno para disponer de su balance -o sea emitir para financiar el déficit fiscal y los pagos de deuda externa- y de disponer de los fondos de la Anses con fines ajenos a los jubilados, la estatización de Ciccone queda vinculada con la inflación y la devaluación del peso frente al dólar. Ahora, concentrar en la Casa de Moneda la impresión de dinero permitirá al gobierno atender en forma directa la relación emisión monetaria e impresión de billetes -una relación que fatalmente entrará en crisis y que obligará a contratar a una casa de moneda extranjera. La consigna K era, hasta ahora, mientras podamos imprimir, emitamos; ahora colapsa la impresión, lo que pone en jaque la política monetaria. El impasse se acentúa debido a la devaluación que sufre el peso, que contrae la circulación de la moneda nacional y obliga al gobierno a compensar esa disminución con una mayor emisión.


La tendencia devaluatoria y los tarifazos son los componentes principales de lo que hace 37 años se llamó ‘rodrigazo'.