Políticas

12/7/2007|1000

El “cambio de caballo” no alcanzó

Las derrotas electorales, el colapso de la energía, la inflación y el caso Skanska no solamente han obligado al gobierno a adelantar el anuncio de la candidatura de Cristina Kirchner. Todo indica que van a precipitar una crisis de gabinete, que obligaría a Kirchner y a su mujer a mostrar sus nuevas cartas (tarifazo, libertad de precios, ‘orden’ en las calles) antes de las elecciones de octubre. Nadie debería sorprenderse por la aparición de bolsas de dinero “negro” (Miceli) o de ñoquis jerarquizados (Picolotti) en un régimen de camarillas y de cajas paralelas. Pero la aparición en serie de estos escándalos, en especial si están fogoneados por Clarín, anuncian una crisis política.


La iniciativa, en manos de los Macri


Quien ha tomado la iniciativa política en la crisis es el centro derecha. El reclamo, por parte de Macri, del traspaso de la Policía, la Justicia, los puertos o el transporte a la jurisdicción porteña, es un desafío político a la continuidad del kirchnerismo. Los macristas también anunciaron la erradicación de las villas de la Capital, el despido de trabajadores contratados y el ataque al estatuto del docente, con la clara intención de provocar una definición política del oficialismo. Macri quiere establecer la agenda política nacional, de cara a la crisis planteada. En cierto modo, Kirchner pretende usar la presión de Macri para justificar un giro político que ha venido preparando desde hace tiempo. Después de todo, fue Kirchner el que planteó que el país debía polarizarse entre una centroizquierda, de un lado, y una centroderecha, del otro. Lamentablemente para Kirchner, esa ‘polarización’ lo agarra en medio de una crisis de gobierno.


Los dinosaurios del peronismo se han montado sobre esta crisis potencial para hacer su reaparición en San Luis, pero no son el eje que sirva para una alternativa opositora. ‘Ayuda’ a agitar las aguas, que aprovecharán otros. No en vano Duhalde se ha quedado al margen; el hecho de que Kirchner haya revalidado las candidaturas del 90% de los candidatos a intendente del viejo aparato duhaldista en la provincia de Buenos Aires, le muestra a Duhalde que todavía hay que trabajar las contradicciones internas del oficialismo. Desde el punto de vista popular, esta confirmación de los punteros del PJ bonaerense pone en evidencia que el kirchnerismo se ha agotado como posibilidad de renovación política —ni hablemos de que pueda reactivar un movimiento nacional.


Una etapa de convulsiones y luchas


Pero la ‘normalización’ que reclaman los explotadores puede poner fin al ensayo del ‘modelo productivo’ de Kirchner y a la alianza con Chávez. Más allá de que anuncia un choque con grandes contingentes de las masas, va a hacer aflorar contradicciones explosivas en el campo de los capitalistas. Un aumento de tarifas podría ser atenuado con una revaluación del peso, de modo que represente un valor más alto en dólares; pero esto eliminaría el subsidio a los exportadores y obligaría a reducir las retenciones a las exportaciones —que son la caja del superávit fiscal. La tentativa macrista de erradicar las villas porteñas, en un momento en que la especulación inmobiliaria y el aumento de los alquileres empuja al pueblo a desarrollar nuevas villas, nuevos asentamientos precarios, constituye una invitación a la rebelión popular. Lo mismo vale para la amenaza de despido de miles de contratados en el sistema de educación o de salud de la Ciudad.


Intervenir con un programa propio


Del centroizquierda al centroderecha, los opositores capitalistas apoyan esta agenda de “normalización” reaccionaria. Se ve en el intento de compromiso que tratan de armar Alberto Fernández y los delegados de Macri. Cualquier intento de buscar protección política en el gobierno nacional y popular, frente a las ofensivas anti-populares que se planean, culminará en un desastre.


Es necesario dar una respuesta de inmediato al anuncio de esta ofensiva e intervenir con esa respuesta en la crisis política y el proceso electoral en curso.


Es necesario desarrollar una campaña contra la erradicación de las villas y por la construcción en sus terrenos de viviendas sociales, y sobre esta base, llamar a un congreso de la vivienda de la ciudad y a un congreso nacional.


Es necesario iniciar una campaña contra los despidos de los contratados y oponerle el reclamo del incremento de los presupuestos de salud y de educación, y el pase de los contratados a planta permanente.


Teniendo en cuenta la crisis energética, el agotamiento de las reservas de gas y petróleo, el negociado de la ‘argentinización’ de Repsol y la prórroga de contratos en beneficio de Pan American y de muchos otros pulpos en San Juan, en Salta y en Río Negro; es necesario lanzar una campaña por la nacionalización del petróleo sin indemnización. Ningún tarifazo resolverá la crisis energética, porque su único propósito es quebrar la demanda de los consumidores y de ningún modo producir una ola de inversiones en los pozos. Las inversiones en energía no dependen de factores nacionales sino internacionales, como la guerra en Irak y las crisis de las petroleras en Rusia y en Venezuela.


El “gobierno de la burguesía nacional”, que vino a salvar a los intereses sociales que gobernaron con Menem, quiere salir de un nuevo fracaso abrazando el programa… de los Menem. Opongámosle, a todos ellos, otra agenda, la de la clase obrera.