Políticas

20/6/2016

El caso de la niña wichí, ¿“cultura machista” o atrocidad estatal?

El PO ya presentó su proyecto para garantizar el aborto no punible

Dip Provincial del Partido Obrero


 El gobierno salteño hizo uso y abuso del concepto “cultura” y “familia” al intentar lavar sus culpas frente a la atrocidad estatal cometida contra Juana, la niña wichí de 12 años violada y que quedara sin posibilidades de acceso al aborto no punible. El caso de Juana dejó en claro la indefensión en la que se encuentran cientos de miles de mujeres salteñas, sobre todo las niñas, frente a un Estado garante de la impunidad.


El problema es la familia”


La primera respuesta vino por parte de la Ministra de Justicia Pamela Caletti, quien se enteró del caso cuando Juana ya cursaba su cuarto mes de embarazo; la funcionaria rápidamente se desmarcó, afirmando que “estamos ante una irresponsabilidad de los padres de la niña”. Este discurso no es un hecho aislado ya que, para los partidos del régimen, el individuo y su familia son el punto de partida para explicar la sociedad y sus (dis)funciones. Con este “axioma” la burguesía intenta diluir la verdadera estructura clasista de la sociedad y su responsabilidad en la crisis. Pero no estamos hablando de un mero prejuicio inficionado por los dominadores: este discurso adquiere su explicación en una base material concreta, en el hecho de que los individuos se enfrentan como tales al mercado, contando sólo con su fuerza de trabajo y el auxilio de su familia para la reproducción de la mano de obra.


Además, en el marco de una declinación histórica del régimen burgués, donde conquistas como la salud y la educación públicas tienen un retroceso formidable, los voceros del régimen cargan aún más el peso y la responsabilidad de la barbarie sobre los individuos, su “cultura”, la familia y fundamentalmente sobre “el sostén moral” de la misma: la mujer. Así no faltaron los “periodistas” oficiales que se preguntaran por la actuación de la madre de la niña, de su tía y/o todas las mujeres de la tribu, que en horas del abominable hecho se encontraban a 60 kilómetros del paraje haciendo changas, o en el monte cazando o preparando el almuerzo. Para la burguesía ajustadora, el hombre jefe de hogar debe ser el sustento infalible de las nuevas generaciones, mientras que la mujer debe convertirse en la solución de todos los flagelos sociales: una docente auxiliar de los niños que fracasan en la escuela, una psiquiatra de jóvenes adictos y hasta una guardia civil anti-violación.


Es claro entonces que cargarle un rol social activo a la familia obrera o campesina como formadora de la realidad sociocultural, cuando en realidad es una mera víctima de la crisis capitalista, es una operación ideológica que intenta diluir las responsabilidades del régimen.




 


El problema es la cultura”




 


El Estado salteño intervino en la jornada del 3 de junio con el eje de que la violencia está “en todos lados”, es un “fenómeno generalizado” y por lo tanto cultural. Así, las funcionarias se dieron el lujo de marchar junto a un pueblo que las repudia de manera creciente. En el caso de la niña wichí, dijeron que ya se habían dado muchos casos de violaciones, embarazos infantiles y hechos de violencia; insinuaban así que la “cultura” wichí era la gran responsable. Pero estos argumentos son cada vez más endebles, porque la aplastante mayoría de la población wichí repudia estos hechos. Por su parte, las ciencias sociales y particularmente la antropología vienen haciendo esfuerzos (sin éxito, por su genético idealismo) por deshacerse de un término poco operativo. Es que si un “hecho cultural” –a ese término nos referimos- como el abuso de menores es “un rasgo de un pueblo” ¿cómo explicar el enorme repudio y rechazo a estos vejámenes por parte de la propia comunidad? ¿En qué parte de “la cultura” entran las decenas de mujeres que nos esperaron en la comunidad de Alto La Sierra para exigir que el Estado actúe contra los violadores y que el hecho no se repita más? ¿Cómo explicar el accionar de niños que corrieron a auxiliar a la niña violada y que declararon contra los culpables a pesar de las amenazas? El culturalista calla ante estos fenómenos que quedan fuera de su esquema justificador, él nunca se ha podido desprender de la visión de un régimen que considera a los hechos de opresión como regla, y que sólo actúa contra la rebelión de los oprimidos. Por más que le pese al Estado y a sus ideólogos conservadores de “reliquias culturales”, las sociedades cambian. Intentar describirlas a través de la fotografía de “la cultura” significa petrificarlas en un momento determinado, sin contemplar las tendencias soterradas hacia su transformación.




 


El avance de la campaña por Juana: el responsable es el Estado


Las redes sociales estallaron pidiendo justicia por la niña violada y repudiando a Urtubey, el caso ha conmocionado al país. Se ha abierto una crisis en un gobierno que ensayó diferentes respuestas, pero sólo consiguió enfurecer más a la población. El fiscal de la causa, Armando Casón, ha logrado a través de su encubrimiento sonrojar hasta a los más reaccionarios, como por ejemplo al juez Abel Cornejo -un responsable de las represiones a las puebladas de Mosconi y Tartagal. Intentando mostrar que la Justicia se cura en salud, Cornejo inició un pedido de jury de enjuiciamiento contra Cazón, apoyándose explícitamente en el informe presentado por la bancada de diputados del PO luego de la visita a Alto la Sierra. Pero la justicia sigue dando todo el tiempo del mundo a Cazón para ver si puede salvar la ropa: ahora han llamando a testigos y arrestaron a 2 de los 8 acusados. El PJ en la Legislatura festejó el hecho, pero nosotros señalamos que las medidas sólo demuestran que se podría haber hecho en un día lo que no se quiso hacer en 7 meses.


Otra nueva maniobra que ensayan, con Cazón a la cabeza, consiste en demostrar que el embarazo de Juana sucedió antes de la violación y que por lo tanto no estaríamos ante una justicia encubridora y ausente sino que el problema (de nuevo) sería una cultura promiscua y machista. En un panel-debate en el Colegio de Abogados confrontamos con algunos voceros oficialistas que nos denunciaron por “meter por la ventana” nuestra denuncia del accionar de la Justicia y nuestro proyecto para garantizar el derecho al aborto. (¿!). Lo que corresponde, según estos estadistas, es despolitizar el tema, dejar de culpar al régimen capitalista y “reflexionar sobre nuestro trato hacia las mujeres y niñas y sobre la educación que impartimos a nuestros hijos”. Por ese camino, ellos y hasta los jueces y fiscales quedaban librados de culpa y cargo porque, en definitiva, sus madres no los educaron bien.


Una solución para Juana en “una perspectiva en clave cultural, con un trabajo integral y profundo de concientización a largo plazo” (como cacarea el reformismo) sería la echada de lastre ideal del Estado, en la que toda la pequeño burguesía sociologizante querría participar. Propondrán educar a niñas de la zona sobre su dignidad (sobre el aborto nada, obviamente) pero las jovencitas del pueblo, sobre todos las testigos que fueron amenazadas e igual declararon, ya dieron cátedra de valentía, dignidad y arrojo ¿Qué más le podrían pedir al pueblo wichí? ¿Qué otro defecto “cultural” le van a encontrar a una comunidad que hizo todo lo que tenía a mano por deshacerse de las lacras que el Estado ampara?


El Estado es responsable: intenta aplastar las tendencias hacia una acción independiente, mientras los seudoprogresistas culpan al oprimido y no ven o no quieren ver las potencialidades de un pueblo que poco tiene para aprender sobre machismo a través de ellos, y que lucha incansablemente por una salida de conjunto a la barbarie.


El PO ya presentó su proyecto para garantizar el aborto no punible. Por otra parte, nuestra intervención en el norte produjo una serie de denuncias en varias radios por parte de mujeres que confesaron no haber sido atendidas en los hospitales luego de ser violentadas, o a las que se les negó la ligadura de trompas. Hemos pedido informes en la Cámara sobre la actuación de los centros de salud en la materia. Es necesaria la organización provincial de la mujer para que las denuncias y reivindicaciones encuentren su canal.


En definitiva, la lucha por la construcción de una alternativa de los explotados y oprimidos contra este régimen es la acción política más educativa que un pueblo se pueda aportar a sí mismo. Todo lo demás es ilusión… burguesa.