Políticas

16/12/2010|1159

“El chico asesinado en Constitución”

El espacio de Horacio Verbitsky, el domingo 12 en Página/12, es un plato fuerte de hipocresía. Con una manipulación característica, ‘construye el relato de Soldati’ como un drama creado por la ausencia de políticas de vivienda de Macri y por la xenofobia de su discurso. En este cuadro prefabricado, los K aparecen como unos impolutos que han cometido ‘errores’ que ya se han apresurado en corregir. ¿Los errores? Los asesinatos de la Federal contra los ocupantes del Indoamericano, que son caracterizados como “un grave error inicial”, es decir que van a ser seguidos de otros. El segundo ‘error’ fue dejar “la palabra oficial” a un “vocero policial” y al ministro Alak, que usaba los mismos argumentos de la Federal -y que aún continúa en el gobierno. Con un pase de mano, el plumífero oficial transforma al establecimiento de una secretaría de Seguridad comandado por una civil, en la salida “que no podía prolongarse”. Como todo el mundo sabe, ésta demoró una semana en producirse, sin ser por ello ninguna salida, porque la ‘solución final’ vino del Pacto con Macri -cuyas únicas dos cláusulas establecen que allí donde uno de ellos ponga un peso, el otro va a poner lo mismo, y que el que quiera una vivienda que no existe, deberá dejar de luchar para conseguirla. Ante el tamaño de la crisis, el mentor del diario se anima a palmear el trasero de Schoklender, que cometió el error de atribuir ‘la violencia’ a los narcos y no a la Federal ni a la Metropolitana, como según Verbitsky efectivamente ocurrió. Este compendio de errores le permite al ‘pensador’ asegurar que Garré “terminará con el insensato (sic) autogobierno policial, una de las grandes deudas (sic) de la democracia”. Nada menos que casi treinta años de gobierno del ‘gatillo fácil’, de los cuales casi ocho fueron bajo el gobierno de los derechos humanos. Así, “CFK propicia una salida política para el conflicto social” -o sea que con la flamante Secretaría de Seguridad resolverá la crisis de vivienda. Para Verbitsky, el abogado, “la seguridad no es incompatible con la ley” -algo que se cae de maduro, porque la seguridad es la ley.

Entre las medidas que, según Verbitsky, demuestran que CFK recogió el desafío de la crisis que se le ha venido encima, se encuentra la audiencia que le otorgó a los familiares de los asesinados por la Federal, “sin fotógrafos ni periodistas”; como cuando recibió a los familiares de Mariano Ferreyra (aunque aquí demoró dos meses en despabilarse), “el chico asesinado (…) en Constitución”. De la pluma infame de este escritor a demanda, nuestro militante obrero y estudiantil, revolucionario y socialista, se ha convertido en un ‘chico’, o sea en un NN, en alguien sin identidad ni personalidad. El asesinato político del militante, como se ve, es común a ‘demócratas’ como a dictadores, aunque los métodos sean distintos, pero en ambos casos por imperativo del Estado.

Este es el personaje que promovió la reunión “sin fotógrafos ni periodistas” de CFK con familiares de Mariano, y que pretende, a través del Cels, orientar la acusación contra la patota de Pedraza, Ugofe y, de nuevo, la Policía Federal, y asegurar el juicio y castigo a TODOS los culpables. Está claro que si prevalece la orientación de Verbitsky, la causa por el crimen de Mariano va a resultar seriamente perjudicada. Pero, ¡oh!, CFK no recibió a los tobas, ni siquiera sin fotógrafos ni periodistas -“una diferencia indefendible”, pontifica el charlatán. No le dio el cuero para marcar otra ‘deuda’ decenal: que el responsable político del asesinato de los tobas, el gobernador Gildo Insfrán, es un fundador del kirchnerismo.