El Código Penal de la Ciudad Autónoma
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La Legislatura y el gobierno han presentado la sanción del Código de Contravención de la Ciudad como una reconquista del “espacio público". En realidad, la persecución a vendedores ambulantes y meretrices callejeras es la pantalla el acaparamiento de ese mismo espacio para los capitalistas. Los vendedores “autorizados" serán aquellos “arreglados” con la burocracia del “sindicato de vendedores”, en acuerdo con los inspectores de habilitaciones y los monopolios de la industria frigorífica (embutidos). La persecución a las meretrices callejeras apunta a favorecerá la explotación mafiosa de la prostitución de “puertas adentro", anunciada profusamente en nuestros dignos ‘diarios de negocios’. La norma sancionada prevé, por otra parte, la creación de “espacios públicos autorizados", esto es, una “zona roja” oficial, o sea bajo control policial.
Permiso para luchar
Por fin, el nuevo código incorporó las sanciones por “obstaculizar el paso de vehículos", imponiendo multas o “trabajos de utilidad pública” para las marchas, movilizaciones o piquetes, que deberán anunciarse “con razonable antelación” y someterse a las indicaciones del gobierno en materia de “ordenamiento”. La norma procura transformar a las movilizaciones en poco menos que desfiles. La policía o los fiscales determinarán cuándo se está ejerciendo -o no- ese derecho. El Estado reglamenta la lucha contra el Estado.
Contra el Argentinazo
El nuevo Código está redactado contra quienes, en los últimos años, ganaron las calles de la Ciudad: las asambleas populares, los piqueteros, los ahorristas -que serán penados por “merodear ante los bancos"-, los deudores hipotecarios -que no podrán “bloquear subastas"- y el pueblo en general que deberá “pedir permiso” para movilizarse.
Particularmente en la Capital, la crisis de poder que estalló en diciembre de 2001 se tradujo en una gran lucha de calles y por la ocupación popular del »«pacto público. Con los desocupados ganando las calles, las asambleas populares en las plazas, sus comedoras y merenderos ocupando predios ociosos, con asambleas populares transformando baldíos en plazas (Vía Urquiza), el movimiento del Argentinazo le dio un carácter verdaderamente "público" a muchos de los espacios de la Ciudad. Los Iarra y los Macri pretenden resolver esa inmensa crisis de poder con contravenciones y multas, y Kitchner y Aníbal Fernández con las penas de los delitos federales.
Hace casi una década, el progresismo porteño levantó la perspectiva de la “autonomía de la Dudad". Pero la autonomía de contenido social capitalista significa represión para los de abajo y libertad para los de arriba.