El colapso del Hospital de Niños

Scioli y Espinoza vacían la red sanitaria de La Matanza

Las imágenes de desborde del Hospital de Niños de San Justo frente a la epidemia de bronquiolitis recorrieron todo el país. Los niños, internados de a dos por cama, en los pasillos; la guardia para internar a más pacientes, cerrada. El colapso reaparece todos los años con mayor virulencia.

La mala gestión de la salud en La Matanza se ha agravado con la gestión de Espinoza. Se vale del trabajo en negro (becas enviadas por el gobierno provincial) y paga salarios bajísimos; el personal escasea. La tanda de becas no ha logrado cubrir las vacantes en los lugares más alejados; por lo tanto la gente acude en masa al Hospital de Niños.

Los centros y las unidades de salud, cuando tienen profesionales para atender, también están abarrotados de pacientes.

Los concursos para cubrir los planteles profesionales quedan libres por los bajos sueldos.

La sala de Pediatría del Hospital Equiza, de González Catán, prácticamente no funciona; habían intentado cerrarla hace un tiempo (fue defendida por los trabajadores y la comunidad) y apenas tiene algunas camas. Aquí tampoco se cubrieron las vacantes; el oficialismo proponía fusionarla con el del hospital provincial del Km 32, que también está en crisis perpetua.

Espinoza desactivó, además, un esquema de trabajo comunitario que servía para detectar los signos de alarma de la bronquiolitis y permitía la atención en el centro de salud más cercano en forma ambulatoria.

Las condiciones edilicias son graves, hay salas en condiciones que hacen imposible prestar asistencia, como la de Los Alamos en el Km 35: se inunda todo el terreno y tiene un solo consultorio, el resto es un trailer que ni siquiera tiene baño. Sólo dos veces a la semana hay servicio de pediatría.

El sistema de traslados y emergencias está colapsado, no hay móviles suficientes para los traslados o pedido de asistencia domiciliaria.

Saliendo del tema pediátrico, el policlínico de San Justo está en crisis edilicia; no alcanzan los consultorios externos, la gente espera durante horas en pasillos abarrotados. Las guardias se van quedando sin profesionales de especialidades críticas como anestesia, traumatología, cirugía. No se puede dar respuesta a lo que llega y los pacientes y médicos deben deambular porque, a veces, el Hospital Paroissien no acepta las derivaciones ya que tampoco tienen espacio ni profesionales.

Han comenzado a faltar medicamentos. La provincia no cumplió con los envíos de medicamentos de los programas para diabetes y epilepsia, tampoco anticonceptivos que dependen de Nación; el municipio compra poco o nada. Además, gracias a las disposiciones de Macri, en los hospitales de Capital ya no dan nada a los pacientes con domicilio en provincia.

La Asociación de Profesionales de la Salud municipal ha enviado una intimación a la intendencia exigiendo cláusulas salariales, nombramientos, efectivizaciones, insumos e infraestructura. El clima entre los trabajadores es de mucha bronca, y puede producirse una nueva rebelión sanitaria como la del año pasado.