Políticas

8/5/2016

El Comodorazo, un poderoso síntoma político

El Comodorazo es un síntoma poderoso de la crisis nacional, y de la disposición de la clase obrera a intervenir en defensa de sus conquistas amenazadas. Como en todo el país, esa disposición de lucha necesita abrirse camino con un programa y una perspectiva política propios, en oposición a la burocracia sindical y los partidos entrelazados con los monopolios petroleros.
 
 


Más de 60.000 trabajadores pararon el viernes 6 durante 12 horas, prácticamente todo Comodoro Rivadavia. El detonante fue el despido de más de 2.000 trabajadores de la industria del petróleo, y la amenaza patronal de ir por más. 


Los obreros petroleros de PAE (en Cerro Dragón), Tecpetrol (de Techint) y también YPF fueron el eje de la medida, a la que se sumaron los camioneros  y los agremiados en la UOCRA y la UOM, empleados por las tercerizadas de los pulpos. Pero en verdad, paró toda la ciudad, porque se sumaron los docentes, los trabajadores de comercio,  bancarios, estatales de ATE, Salud, médicos, choferes de taxis, de gas privado y de Luz y Fuerza, afectados también por los despidos.


Una movilización de casi 20.000 trabajadores se concentró entre las rutas 3 y 26, en un acto convocado por la burocracia de los sindicatos y por el intendente Linares, del FPV. A partir de la huelga, se puso en marcha una parte de la actividad petrolera que se encontraba paralizada.  PAE ya restituyó 3 equipos de producción y fijó un cronograma hasta completar 10 más de perforación y un toral de 41.  


Las petroleras no sólo no cumplieron su parte en el acuerdo que firmaron con Macri, Frigerio y Das Neves por el cuál reciben $4.250.000 diarios en conceptos de subsidios – pagados con el naftazo – y que supuestamente los obligaba a detener los despidos hasta el 31 de agosto y a “subir” los equipos que habían sacado de producción, si no que recrudecieron en su política cesanteadora.  Para ello, apelaron a retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas, reducción de horas de trabajo, y quitas del 30% del salario (Tecpetrol). Además, las tercerizadas despiden y cuando las reemplazan por nuevas contratistas sólo toman una parte del personal, dejando sin trabajo al 20%. Las pymes que emplean gasistas, metalúrgicos, soldadores despiden por decantación. Por día dejan a más de 50 en la calle y los obreros petroleros saben que en un par de meses, al no subir los equipos (sin ponerlos a producir), quedarán sin trabajo.


La burocracia sindical -con todo el aparato político municipal y provincial – llamó a este segundo paro y movilización del año porque el malestar y la presión de los obreros por los despidos,  el impuesto al salario y el pésimo acuerdo salarial (sumas en negro actualmente en $6.000), iba en aumento, arriesgando su control sobre los trabajadores. ¡Nadie olvida a los combativos Dragones!


Se desarrolló todo un entramado entre el camporista Avila de Petroleros Privados, Linares, el intendente k de Comodoro, Taboada de Camioneros  – Moyano -y Das Neves el gobernador de Chubut, para que la reacción obrera fuera contenida y no se lleve puesta, como mínimo, la cabeza de Avila (tiene elecciones en el sindicato en dos meses). Das Neves  es uno de los acusados en la causa de coimas de Cerro Dragón, de los Bulgheroni, dueños de PAE. La intimación a esta compañía para que suba los equipos fue claramente, para evitarle males mayores. Por otra parte Das Neves le entregó a Avila la empresa provincial Petrominera, colocándolo como interventor para que le garantice la paz social. El intendente Linares, que precariza en el municipio con becarios en negro, no podía estar ausente en esta entente.


En el acto tanto Avila como Taboada amenazaron con un paro indeterminado si no suben los equipos y luego firmaron la paz social. ¡Pero los despidos no han parado desde enero, cuando se realizó el primer Comodorazo! Lo que sí avanzó fue el acuerdo para subsidiar a las petroleras. La burocracia actúa como lobbysta de los pulpos petroleros, no de los obreros cuyo derecho al trabajo está siendo  violado todos los días. Ninguno de los burócratas K o moyanistas plantearon abrir la paritaria petrolera por una urgente recomposición salarial, frente a la escalada inflacionaria. Mucho menos la perspectiva de una huelga general hasta quebrar el ajuste y los despidos.


El Comodorazo es un síntoma poderoso de la crisis nacional, y de la disposición de la clase obrera a intervenir en defensa de sus conquistas amenazadas. Como en todo el país, esa disposición de lucha necesita abrirse camino con un programa y una perspectiva política propios, en oposición a la burocracia sindical y los partidos entrelazados con los monopolios petroleros.


 


En base al informe de Carola Sarubbi, Pepe Saravia y Omar Latini