Políticas

6/4/2006|940

El Congreso de la CTA

Se abraza a Kirchner


El Congreso Nacional de la CTA, que acaba de finalizar en Mar del Plata, fue un gran acto proselitista, definido por la movilización clientelística de la FTV, que maneja el funcionario nacional D’Elía, y de los funcionarios provinciales Pérsico y De Petris.


 


Los delegados se repartieron, de forma arbitraria entre la burocracia de la CTA y los grupos “territoriales” bancados por el gobierno. Este reparto sirvió para acordar el apoyo al gobierno de Kirchner.


 


En la Mesa estaban Luis D’Elía y Hugo Yasky, a ambos lados de De Gennaro. A D’Elía le dieron la apertura, a Yasky la clausura. En la punta de la mesa, casi cayéndose del escenario, estaba el representante del MTL (Partido Comunista), que tenía su grada propia y su porción en el reparto.


 


A la huelga de los maestros neuquinos y a la represión fascista de las patotas de la burocracia de la Uocra y del sindicato petrolero, y del gobierno de Sobisch contra los cortes de maestros, petroleros y pobladores, el Congreso se los sacó de encima con una declaración de solidaridad.


 


El reclamo de la libertad de los trabajadores petroleros perseguidos en Las Heras y la exigencia del retiro de la Gendarmería, propuesto (entre otras mociones) por los compañeros Néstor Correa (secretario gremial de Conaduh), Gustavo Lerer (Junta Interna Hospital Garrahan) y Jorge Montes (Astilleros Río Santiago), fue rechazado “por amplísima mayoría” (según De Gennaro).


 


También se rechazó, por la misma “amplísima mayoría”, la moción de solidaridad activa con la comisión de Memoria, Verdad y Justicia que convocó al masivo acto antigubernamental del 24 de marzo, brutalmente atacada por el ministro del Interior, Aníbal Fernández, que acusó a los organizadores de “izquierda siniestra”, y el pedido de renuncia de Fernández.


 


No se sabe por qué razón, entonces, De Gennaro se sintió autorizado a decir que la Central “jamás estará subordinada a un partido, a un gobierno o a una empresa”.


 


El Congreso “multitudinario” terminó sin resolver ningún plan de lucha por ninguna de las reivindicaciones y luchas que tiene planteadas hoy la clase obrera argentina. Sólo aprobó una marcha para mediados de abril a favor del 82 por ciento móvil para los jubilados (sobre sus salarios de la crisis).


 


Ni autónoma, ni democrática, ni de lucha


 


A pesar de la “mayoría automática” establecida por la acreditación trucha, la burocracia de la CTA, y De Gennaro en persona, pretendieron ahogar toda voz disidente. No se podía intervenir, sólo votar por las resoluciones en mayoría o minoría establecidas en los congresos provinciales previos. El Congreso fue una larga y tediosa lectura de resoluciones publicadas en un frondoso folleto y la votación automática de las posturas de la mayoría.


 


De Gennaro le negó la palabra al secretario gremial de la Conadu Histórica, una de las cuatro federaciones nacionales de la CTA, que se encuentra en un plan de lucha de paros progresivos por el salario, que el degennarismo está aislando brutalmente.


 


Para que se leyera una de las mociones presentadas por la delegación opositora, fue necesario realizar una movilización política dentro del propio Congreso, y detrás de ella fue la “seguridad” de la CTA.


 


De Gennaro, Yasky y D’Elía modificaron los estatutos de la CTA al estilo de los gordos. Desde ahora, los delegados no concurrirán más por proporcionalidad sino que deben ser elegidos en listas sábanas, al estilo de los congresos de la burocracia de Ctera.


 


Contra esta política batalló la oposición a la burocracia de la CTA durante todo el Congreso. La delegación del Partido Obrero reclamó el fin del pacto CTA-Kirchner, un verdadero plan de lucha y una nueva dirección.


 


Esa batalla fue dividida por las corrientes sindicales que ha formado el Movimiento Intersindical Clasista (MIC), que se negó a exigir la ruptura con Kirchner e incluso a criticar al gobierno. Su negativa se fundaba en la caracterización de un enfrentamiento entre kirchneristas (los D’Elía) y los “autónomos” (De Gennaro), algo que fue desmentido en todo el desarrollo del Congreso.


 


El Congreso ha integrado a la CTA al Estado kirchnerista.